![La madre de las batallas](https://s2.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/201905/10/media/cortadas/137605221-kVJD-U801615488538S-984x608@Ideal.jpg)
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La más grande confrontación electoral: 105 gobiernos locales además de mancomunidades, plataformas y otras entidades; 994 escaños de concejal y 27 de diputado provincial. Pero quizá lo más importante de todo: reafirmar o poner en tela de juicio la tendencia socioelectoral arrojada hace apenas semana y media en las generales y que planteó un voto cuarteado, fracturada en trozos muy pequeños y que deja al bipartidismo tradicional profundamente herido. El voto popular ha arrojado una realidad diversa: distribuido en al menos cinco bloques políticos con entre el 8 y el 30% del apoyo popular. Y todo esto, mezclado y agitado, va a convertir a la del 26 de mayo en la madre de todas las batallas, la confrontación partidista más abierta, plural, diversa e imprevisible de todas cuantas se han venido sucediendo desde la aprobación en 1978 de la Constitución Española vigente. Y lo más sorprendente de todo: la victoria no tiene por qué ser en esta ocasión el dato más relevante de cuantos arrojen las urnas. Es más que probable que le tome el relevo otro: cómo es posible gobernar ante un puzzle que se antoja variopinto, fragmentado, troceado y de difícil reconexión.
La clave de bóveda de la futura configuración de los gobiernos locales en Almería residirá muy probablemente en la comarca del Poniente. Será ahí donde se mida la fortaleza del PP (que gobierna en todos sus municipios salvo en La Mojonera, Vícar y Dalías), las posibilidades de auge de Vox (que ganó en las generales en municipios como Balanegra o El Ejido y que quedó segundo en ciudades como Roquetas de Mar) o la capacidad de victoria extensa del PSOE (que tiñó el domingo 28 de abril de rojo 83 de los 103 municipios de los que se compone la provincia de Almería).
Pero también será absolutamente clave lo que ocurra en la capital. Allí, una traslación automática de los resultados de las generales a número de concejalías imposibilitaría cualquier alternativa de pacto a dos bandas que no fuera una 'gran coalición' de PP y PSOE. A día de hoy eso es una entelequia, una utopía. Una especie de animal mitológico.
Ante una situación absolutamente incierta, en la que el resultado de las generales es sólo una tendencia que aderezar con el tirón de los candidatos locales, las pequeñas polémicas o disensiones políticas en pueblos y ciudades y las trayectorias partidistas de los últimos cuatro años en cada territorio electoral, la Diputación se ha convertido, en cascada, en el bastón de mando más preciado pero también el más incierto de todo el territorio. Como una fila de fichas de dominó, la indisposición de una de las fichas puede hacer que la fila caiga hacia un lado o hacia otro.
PSOE y PP parten con la ventaja de ser los únicos partidos que presentan candidatura a todos y cada uno de los ayuntamientos de la provincia. Pero asimismo saben que el auge de formaciones como Ciudadanos (en los grandes núcleos urbanos y en el Levante de la provincia), y de Vox (especialmente en las localidades y municipios más a Poniente y más vinculados a la agricultura bajo plástico) les va a impedir gobernar por si mismos, solos. Llegó la hora indefectible de los pactos, de los gobiernos de coalición, de la mezcolanza de fuerzas políticas y las composiciones multiformes o de gobiernos en el filo de la navaja de la minoría. Una especie de cóctel molotov cuyo resultado final es imposible de predecir.
El macrobarómetro del CIS de ayer insufla -de nuevo- ánimos a los socialistas. Sin datos específicamente locales de Almería, la macroencuesta pública vuelve a dibujar lo mismo que ya avanzaron las urnas en las generales: una victoria socialista extensa en prácticamente todo el país. De las autonomías con elecciones, todas ellas tendrían como vencedor al PSOE con dos salvedades: Navarra (Navarra Suma) y Cantabria (PRC), en ambos casos con ofertas locales de voto.
Pero así, a bote pronto, los números pueden resultar engañosos. Lo saben en el PSOE, también en el resto de partidos. En esta ocasión no vale con ganar. Además, hay que sumar. Las calculadores echan humo. En unas locales, un puñado de votos pueden arrojar un concejal más para una u otra fuerza. Y cada concejal es clave para la aritmética de las mayorías. Cuenta la movilización, el voto oculto... todo puede ser determinante. Y para esa batalla, la más grande de todas, sólo faltan dos semanas.
Es el partido que más puede perder: gobierna las tres ciudades más pobladas y la Diputación. Y los resultados en autonómicas y en generales no son precisamente un buen augurio de lo que pueden encontrarse al cierre de urnas del día 26 de mayo. El Poniente será su termómetro, sólo ahí se podrá ver si mantienen su hegemonía o pierden gas respecto de sus competidores.
Con los últimos resultados como aliento, salen a la competición con la idea de vencer y de recuperar algunas alcaldías que le habían sido vetadas desde hace más de una década. Sin embargo, dependerá del juego de sumas que puedan hacerlo o no. Especialmente en las grandes ciudades del litoral, en donde los conservadores del PP habían echado amarras.
Ciudadanos deberá medir, ahora sí que sí, si el mensaje liberal arraiga en las ciudades medias y no sólo en los núcleos más urbanos. Presenta una treintena de candidaturas, concentradas en grandes ciudades y núcleos medianos del Levante y del Almanzora. La aspiración sigue siendo la de crecer y ser determinantes a la hora de conformar mayorías de gobierno.
En el actual contexto de fragmentación, IU (y Equo, se presentan en coalición en la inmensa mayoría de municipios) intentarán aportar a gobiernos de coalición de izquierda. Sin embargo, el no haber reeditado la coalición con Podemos le restará posibilidades de crecimiento en algunos territorios y, especialmente, en la Diputación.
Los morados concurrirán por primera vez en unas municipales con marca propia en algunos municipios como Almería o Roquetas de Mar. El no haber cerrado acuerdos de coalición con IU rebajará las expectativas de la formación, que ha optado por candidatos nuevos y jóvenes. Su dimensión es, a día de hoy, toda una incógnita.
Los de Santiago Abascal no son nuevos en las municipales, pero como si lo fueran: por primera vez concurren con ciertas posibilidades de entrar en los ayuntamientos. Especialmente en los del Poniente, donde podrían ser determinantes para cerrar gobiernos. Más aún: su fuerza también determinará el vigor de sus competidores en el lado diestro, los populares.
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Fermín Apezteguia y Josemi Benítez
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