No se dieron la más mínima cuenta -no se conocían- pero los candidatos de Vox y de Izquierda Unida, Joaquín Pérez de la Blanca y Amalia Román, llegaron a la meta, el lugar de la cita, juntos, a dos pasos de diferencia. «Ah, ¿es la candidata? No la conocía», comentaba Pérez de la Blanca con uno de sus colaboradores. Eran las cinco de la tarde, y la intención era que la foto de grupo de los candidatos con más posibilidades de acceder a escaño en el Ayuntamiento de Almería pudiera hacerse en la azotea del Gran Hotel Almería, con las espectaculares vistas de la costa de la capital de fondo. No pudo ser. El miércoles, día en el que se citó a los candidatos, soplaba un viento de esos que se cuelan por las rendijas de las ventanas.
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El alcalde de Almería y candidato a la reelección, Ramón Fernández-Pacheco, viene con un auténtico ejército (después tiene un acto público y van en piña). Saluda a Pérez de la Blanca, al que conoce en ese mismo momento e intercambian algunas palabras mientras Román se retoca frente a un espejo en el interior del hotel. «¿Podemos pasar? Nos vamos a quedar pajarillos», reclama el regidor. El viento pega frío cuando se acerca Carmen Mateos, de Podemos. Trae el pelo suelto, luego tendrá que recogérselo para evitar la ventolera.
Adriana Valverde llega sonriente y saluda a los que están allí. En punto. Pero hace tiempo -unos minutos de cortesía- a que llegue Miguel Cazorla mientras conversa con Amalia Román. La conversación gira en torno al viento, lo único que une a todos además de sus ganas por conseguir el bastón de mando de la Alcaldía de Almería. Cazorla, que viene en coche, ha tardado algo más. «El tráfico», dice su acompañante. Con los saludos en el cuerpo, se les explica cómo será la escuetísima sesión. Para que no haya disensiones sobre su ubicación, la disposición se hará mediante prelación por votos en las últimas elecciones municipales. Eso sitúa en el centro a PP y PSOE. Y a partir de ellos, de forma alternativa, Cs, IU y Vox. Podemos, los últimos porque no se presentaron a las últimas locales en Almería, ni siquiera con marca paraguas.
Así, el protocolo sitúa a los candidatos en dos bloques. A la izquierda de la foto, paradójicamente, a los partidos de derecha. Y a la derecha de la instantánea, a los partidos de izquierda. Todos los partidos de derecha presentan a candidatos, todos los de izquierda, a mujeres. El efecto es, ciertamente, poco geométrico. Pero así lo quiso el azar -como el hecho de que el viento acabase aconsejando optar por unas vistas de menos altura-. «¿Ya está? Ha sido poco», decía Cazorla. «Pues yo me voy rápido, que no llego a otro acto», le contesta Román. Besos, abrazos, «hasta pronto», «encantado», «igualmente». Probablemente les resten cuatro años de encuentros políticos poco accidentales.
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