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José, a diario, va a La Chana a comprar pan y tarda una hora a pie. Alfredo Aguilar

28M en La Bobadilla

El pequeño voto del barrio más aislado

La pequeña barriada obrera de hace medio siglo se despereza en el límite del término municipal entre las críticas por el abandono institucional y proyectos como el de la Universidad en la Azucarera

Domingo, 14 de mayo 2023, 00:46

El barrio más pequeño de la ciudad de Granada es casi también el que está más alejado del Centro. Pelearía con El Fargue por esta extraña distinción, pero con sus 317 habitantes según el censo del año 2010, sí se convierte en el reducto que es respecto a la capital granadina. Esta pequeñez, esta lejanía de los centros de poder, este aislamiento, marca la Bobadilla para lo bueno y lo malo.

El barrio de la Bobadilla, en el confín del término municipal de Granada, es una sinfonía de pajarilllos y camiones diésel que atraviesan la carretera. Es también sus mujeres que se afanan en limpiar sus casitas y algún que otro jubilado que de buena mañana se deja pasear por sus calles. El parque y las canchas deportivas están vacías por la mañana. Por la tarde, ya con la fresca, la gente se reúne y todavía se guardan las buenas costumbres de sacar las sillas a la calle y pegar la hebra hasta la hora de la cena.

Uno de los que se deja ver por la mañana es José, un jubilado de 66 años del Ayuntamiento de Tenerife. «Pero soy granaíno nacido en el Hospital Militar del Campo del Príncipe que se crio en el Albaicín», deja claro para empezar. Cuando le llegó la hora de dejar de trabajar, buscó vivienda en el barrio de su infancia, «pero los precios están disparados, así que me vine a la Bobadilla, y acerté de pleno», comparte. «Este barrio es un pueblecillo. Los vecinos son de toda la vida y te acogen muy bien», describe. Por esta razón, al nuevo equipo de gobierno municipal le quiere pedir más presencia policial. «Queremos más seguridad y no solo por la mañana, sino también por las noches».

Sinfonía multicolor

Dos autobuses de la línea N1 Bobadilla-Triunfo esperan pasajeros en su parada. Es la última de la ciudad. Más allá solo hay Vega y la A-92. Uno se vuelve de vacío. El otro lleva dos personas. Los pajarillos continúan su sinfonía multicolor. César está al teléfono en plena calle. Trabaja en ayuda a domicilio y tiene varias personas aquí en Bobadilla. Chanero de toda la vida, conoce bien el barrio. «Es muy tranquilo y solitario. Aquí no hay gente como en la Chana. Es como si fuera un anejo». Y, como si se hubieran puesto de acuerdo, también pide al nuevo Ayuntamiento más presencia policial. «Queremos más seguridad», sostiene.

Todos coinciden en queel barrio es un oasis de tranquilidad pero al mismo tiempo reclaman más presencia policial

La Azucarera sobresale y se ve desde cualquier punto de la Bobadilla. Es el gran proyecto en el que los vecinos depositan sus esperanzas de futuro para revitalizar su barrio. Queda en manos de la Universidad de Granada estos anhelos.

Raquel, vecina de la plaza del Tabaco, lleva viviendo aquí desde que nació. «Todos los años que tengo, 56. Nací aquí y aquí sigo». «El barrio está tranquilo de más. Caminando al Mercadona son unos diez minutos. Y ya no hay más comercios. No hay ni farmacia. Todo está en la Chana. Menos mal que tenemos el autobús. Pero no se puede exigir más porque somos poquitas personas».

Imagen principal - El pequeño voto del barrio más aislado
Imagen secundaria 1 - El pequeño voto del barrio más aislado
Imagen secundaria 2 - El pequeño voto del barrio más aislado

Respecto a la campaña, entiende que no hay novedad. «Todo está como siempre. Cuando va a haber elecciones, se vuelven locos haciendo obras. Ya está muy repetido. Y luego sale el que sale y hasta la próxima». Sus peticiones son las de todo el barrio, que se arreglen las canalizaciones para evitar las avenidas de agua y un poquito más de limpieza.

Nueva en el barrio, ya que se acaba de mudar con su marido y sus hijos, Noelia tiene 37 años y trabaja en el Mercadona, que está a unos diez minutos andando. Está realmente contenta con su decisión. «Es un barrio muy tranquilo, de vecinos de toda la vida, está muy cerca de la Chana, y estamos a un paso. Aquí la tranquilidad que tenemos es envidiable».

Cuenta entonces que se relaciona con sus nuevos vecinos de maravilla. «Salimos a la puerta a tomar el fresco. Pero no hablamos nada de nada de política. Y eso que yo tengo muy claro a quién voy a votar», advierte risueña. Una vez más, coincide con el resto de sus vecinos. «Al nuevo Ayuntamiento le pediría más vigilancia». Es lo que pide el pequeño voto del barrio más aislado.

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