Sebastián Pérez y Torres Hurtado exteriorizan su alegría en la noche electoral. RAMÓN L. PÉREZ

Elecciones históricas | 2003

Vuelve el PP a la plaza del Carmen con Torres Hurtado

Tras los cuatro años del tripartito de izquierdas, el centro derecha estrenó candidato y sumó los 1.563 votos necesarios para, de nuevo, gobernar con mayoría absoluta

Lunes, 22 de mayo 2023, 00:05

Fueron 'sólo' 1.563 votos. Esa fue la diferencia entre el resultado que obtuvo Díaz Berbel en las elecciones de 1999 y el de la lista encabezada por Torres Hurtado cuatro años después. Esta vez, la tradicional mayoría sociológica de centro derecha, que se manifiesta ... en la capital elección tras elección desde hace dos décadas, no se fue a la playa, o no se fueron todos. Lo cual demuestra esa máxima democrática de que cada voto cuenta. El caso es que se quedaron los suficientes para obtener el 'mágico 14' que devolvió al PP al gobierno de la plaza del Carmen.

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Las luchas partidarias de la formación política azul celeste eclipsaron la estrella de 'Kiki', y la dirección provincial, entonces con Juan de Dios Martínez Soriano al frente, colocó como cabeza de lista para el Ayuntamiento de Granada al perito agrónomo José Torres Hurtado, natural de Píñar. Antes de ser alcalde, lo había sido casi todo en política: diputado en el Congreso, parlamentario autonómico, senador y delegado del Gobierno en Andalucía en la etapa dorada de Aznar en la Moncloa.

Como suelen mandar los buenos usos partidarios, salvo muerte o defenestración, en las filas del PSOE, quien había sido alcalde, José Moratalla, neurocirujano de profesión como recordaban sus cuñas electorales, repitió como candidato. En los otros partidos que formaban parte de la coalición de gobierno, la cosa fue dispar. Así, en Izquierda Unida la cabeza de lista fue Lola Ruiz, en detrimento de Baltasar Garzón, y en el Partido Socialista de Andalucía –los autonomistas andaluces andaban otra vez a machetazos– repitió el enfermero de Alquife Jesús Valenzuela, cuya repercusión en el devenir político merece una historia aparte.

Las preocupaciones de los granadinos se explicitaron en una gran encuesta que IDEAL encargó a la empresa especializada Sigma Dos, reveladora de que lo que más importaba en 2003 a los ciudadanos era el tráfico –más de la mitad se quejaba de este problema–, y luego, por este orden, la seguridad ciudadana, la limpieza, el desempleo, las drogas y el botellón, conceptos estos últimos que enmascaraban la pregunta 'Qué vamos a hacer con los jóvenes'. Se habían acabado los tiempos de la pasión por la política, había cierto desencanto general y el termómetro de los votantes de los distintos partidos, según aquella consulta, mostraba una temperatura tibia en el fluido electoral. También aventuró la encuesta, por cierto, el nombre del ganador, y dado que la demoscopia no es una ciencia exacta, se equivocó. Mayor Oreja, que estuvo por aquí aquellos días, clavó el resultado, sin embargo.

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Basurero

Quizá en el último momento pesó en la memoria inmediata de los granadinos la imagen de Granada convertida en un inmenso basurero tras el Día de la Cruz. Tres días tardaron en eliminar detritus y orines. Contaba este periódico que las brigadas especiales de Inagra habían retirado «más de 200 toneladas de desperdicios de las calles». Mientras, una entonces alumna de Arquitectura, Carmen Navas-Parejo, hoy triunfadora en Ibiza, lejos de su tierra, se atrevía a diseñar una estación para el futuro AVE –que viene, que viene, decían entonces– donde «los viajeros llegarían a Granada rodeados del verde de la Vega hasta el interior de la propia ciudad. Alcanzada la capital granadina, las vías se sumergirían bajo tierra, en un entorno de parques. Y al dejar el tren, subirían a la zona de espera, donde toda Granada se mostraría ante sus ojos, con la Alhambra, el Albaicín y la Sierra compartiendo paisaje». ¿Les suena?

Sumidos ya –aunque aún no lo sabíamos– en la burbuja inmobiliaria, los granadinos esperaban anhelantes el inicio de las obras del metro, que discurriría por el centro, cruzando avenida de la Constitución, Gran Vía, Reyes Católicos, Puerta Real, Acera del Darro, y de ahí en adelante hasta el Zaidín. Las obras, se aseguraba, estarían terminadas a finales de 2007. Fueron noticia también las múltiples tácticas 'escaqueatorias' de los ciudadanos para evitar su presencia en las mesas electorales, desde la asistencia a las primeras comuniones hasta enfermedades varias. Los 50 euros que se pagaban no parecían suficientes.

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Valenzuela prepara arroz caldoso en el Cerrillo de Maracena. SOLE MIRANDA

Valenzuela y su campaña gastropolítica

El desaparecido Jesús Valenzuela fue la gran estrella del mandato 1999–2003 en el Ayuntamiento de Granada. Su triple concejalía –Cultura, Turismo y Deporte– le convirtió en un ser casi omnipotente. La nueva división del andalucismo le pasó factura y le impidió mantenerse en el consistorio, como sin duda hubiera querido. Su campaña electoral será recordada por las comidas populares, ya que se daba buena maña en los fogones, y entre choto y arroz caldoso, trataba de convencer a los votantes. Cuando dejó la política, abrió un bar que todavía conserva su apellido.

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