![«Fui a ver a Bódalo a la cárcel en su día y me duele que ahora me llame fascista»](https://s2.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/201905/19/media/cortadas/137942581--624x415.jpg)
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MIGUEL ÁNGEL CONTRERAS
JAÉN
Domingo, 19 de mayo 2019, 01:40
Cuando salió su declaración patrimonial, según sus propias palabras, «muchos pusieron el grito en el cielo». Tenía un Porsche. «Lo sigo teniendo», añade Salud Anguita Verón (Viella, Lérida, 17-enero-1973), poniéndolo como ejemplo de su falta de casi interés (casi exclusivo) económico en la ... política, algo que se le ha achacado. «He ganado más trabajando que en la política. Tengo quince años cotizados en la empresa privada y cuatro de concejal. No lo necesito, pero da pena que si crees que puedes hacer algo no lo hagas», asegura para justificar su entrada en la política. «No espero jubilarme en esto, sigo manteniendo mi empresa de construcción», añade.
«Licenciada en Derecho, concejal en el Ayuntamiento de Jaén, Vicesecretaria Nacional de Implantación Territorial de VOX y defendiendo la unidad de España». Así se define en Twitter la número uno de Vox a la alcaldía de Jaén y probablemente la candidata que más polémica ha levantado en esta última legislatura en el Consistorio jienense.
Espera a IDEAL en la terraza de una céntrica cafetería, donde está con el jienense y primer senador de VOX, Francisco Alcaraz y su equipo, que tienen que marcharse. Ella ha sido su apuesta para entrar por primera vez en el Ayuntamiento de la capital. Y también la de ella, tras coquetear hace años con UPyD, entrar con Ciudadanos en la última legislatura y quedar de no adscrita y libre.
-¿Cómo explica tanto vaivén y acabar en Vox?
-Preferí cambiar de siglas a cambiar de principios. Sigo pensando lo mismo que de no adscrita. Y Vox defiende lo que yo pensaba. No es de extrema derecha, es de extrema necesidad. Mucho de lo que se habla es por desconocimiento. No se profundiza. Cuando le cuento a la gente lo que decimos de la familia, lo que mal se habla de la violencia de género, la defensa de la unidad nacional, expulsar a la inmigración ilegal, retirar a los manteros por la desleal competencia al pequeño comercio, que los políticos tengan responsabilidad con su patrimonio cuando malgastan el dinero..., muchos me dicen, anda, pues es mucho de lo que yo pienso. Es el desconocimiento y la mala prensa. Hay mucho miedo a perder subvenciones».
Su voto impidió hace unos meses una declaración institucional al no haber unanimidad en el ayuntamiento contra la violencia machista, que justifica por ser congruente porque «(Vox) defendemos que todo sea considerado violencia intrafamiliar, lo mismo de deleznable es la violencia que se ejerce del hombre a la mujer como de la mujer a hombre, o de hijos a padres y viceversa ¿Por qué no se parte de la misma situación? El protocolo es totalmente diferente. Una mujer denuncia a un hombre e inmediatamente es detenido y se invierte el orden de la prueba, tiene que demostrar que es inocente. Si el hombre denuncia a la mujer y no se le detiene a esta y el hombre tiene que demostrar lo que ha dicho. Solo pedimos que sean iguales las situaciones. Nosotros protegemos a la mujer defendiendo la cadena perpetua en casos de violadores, asesinos y gente que no se ha vuelto a reinsertar, y la izquierda radical que dice que defiende a la mujer está pidiendo que vuelvan a salir a la calle sabiendo que no están reinsertados y que van a volver a cometer los delitos».
Salud Anguita, curiosamente, nació en Cataluña, en Lleida, donde estaba destinado su padre, guardia civil, aunque con tres años se vino a la provincia, pasando por Aldeaquemada, Los Villares y la capital, criándose en la Comandancia, en la Avenida de Ejército Español, y yendo al colegio Cristo Rey.
Quería ser juez pero eligió una carrera más corta porque tenía «muchas ganas de trabajar». Primero estudió Graduado Social en la Universidad de Jaén, de la que le quedan dos asignaturas, y luego hizo Derecho en la UNED. Encontró trabajo y marido en Torredonjimeno. Tiene dos hijos, Ángela y Matías, de doce y ocho años, que se quejan de que «me ven poco». «El 95% de los cumpleaños que tienen del colegio, que ahora los niños tienen una vida social muy intensa, no puedo ir», lamenta. Tiene residencia en la capital, aunque vive en una casa de campo en una parcela de Torredonjimeno, con piscina, zona para bicis, columpios... No consume alcohol nunca, asegura, solo Coca-Cola Zero, que le encantaría tomarse con Ricky Martin. Le encanta el cine y le ha parecido un gran descubrimiento Netflix. En especial las históricas y una reciente, Campeones, que la ha visto «siete veces por lo menos, a mi hijo le encanta». Le gusta el cine español, el de situación, mientras que algunas adaptaciones de cine histórico de Blas de Lezo o la guerra civil, «nada».
El gusanillo de la política le picó cuando conoció a Albert Rivera en Madrid, que salía de un programa de Intereconomía. «Me pareció interesante lo que hablaba, pensé que otra forma de hacer política pero me equivoqué», añade.
De lo que ha hecho en estos cuatro años en el Ayuntamiento de Jaén destaca que hay un «hermetismo total». «La mayoría de los trabajadores de la administración local no saben lo que es trabajar en la empresa privada. Y hay muchos problemas, no sólo la deuda, que es uno enorme, claro. No entiendo cómo urbanismo puede tardar ocho meses o un año o más en dar una licencia de obras. Para que luego digan que sobra personal en el Ayuntamiento. Hay un problema de reestructuración. La plantilla tiene que ser productiva y ser eficiente, y mover en puestos donde falta personal y en otros donde quizás sobra».
-¿Recortaría la plantilla municipal?
-Yo no soy partidaria de despedir a nadie. Los trabajadores no tienen la culpa de la mala gestión política del PP y del PSOE, convirtiendo a Jaén en la mayor empresa de colocación de Jaén. Es un Ayuntamiento que pasa la ratio de personal. Se tiene que ir equilibrando con prejubilaciones y otras fórmulas.
Su mejor día en política fue «cuando se aprobó la aplicación del 155, disfruté muchísimo». Y el peor, cuando «falleció un chico enfermo que venía a los plenos y le faltaban mil euros para ir a Córdoba. Le propuse a José Enrique Fernández de Moya poner 50 euros cada concejal, pero me dijo que eso no se podía hacer, porque habría un efecto llamada. Cuando me enteré la impotencia fue muy grande. Fui la única concejal que fue al entierro en la Merced».
Asegura que mantiene buena relación con todos los ediles y que «nunca se ha peleado con Iván Martínez y Víctor Santiago», sus compañeros de viaje en Ciudadanos en la pasada legislatura y con los que acabó en el grupo no adscrito fuera del partido. «Yo la maniobra de cambiarse de asiento fue buscando su interés para acercarse al PP. Yo con el único con el que tuve unas palabras fue con Víctor Santiago por el audio que salió (llegando a juicio diciendo gente del partido que iban a robar si entraban en el Ayuntamiento) y lo eché del despacho, ya que había incitado eso para echarme de la lista. Con Víctor no quiero ni el aire que lo roza. Con Iván me sigo hablando. Fue una maniobra hábil por parte del PP también para tener mayoría absoluta», apostilla mientras toma otro sorbo de café con leche.
-¿Una máxima que ponga en práctica en su vida?
-Que te traten según los tratas tú. Ser justo.
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