La 'top model' más fea

A la caribeña Lineisy Montero se la rifan los diseñadores desde que Miuccia Prada la fichó hace un año. Pero en la República Dominicana, su país, solo ven a una mujer «alta y flaca». Allí las prefieren blancas

Julia fernández

Jueves, 4 de febrero 2016, 01:26

El mundo de la moda es una rueda que nunca deja de girar. Pase lo que pase, el show continúa, como en la canción que Brian May escribió para Freddy Mercury apenas medio año antes de su muerte. Por eso, llueva o truene, haya crisis económica o guerras santas, no faltan las fashion weeks en Nueva York, Londres, Milán y París. Para las aspirantes a supermodelos, desfilar en estas pasarelas es como que te toque el Gordo de Navidad dos años seguidos. Quizá hasta más. Hace ahora un año, el teléfono sonó en casa de Lineisy Montero. Descolgó y sin darle tiempo a saludar, una voz masculina le dijo: «Mañana coges un avión a Milán porque Prada está interesada en ti. ¿Sabes lo que es Prada?». Se quedó muda. «Solo acerté a balbucear algo así como bueno, un poco».

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Miuccia Prada se quedó prendada de su imagen cuando la vio en el catálogo de modelos disponibles. Con su pelo corto, negro y rizado recién rasurado, por cierto, sus ojos rasgados color café, sus labios carnosos y su piel oscura se alzaba como una opción fresca y moderna para una empresaria de moda que busca lo diferente para dar el golpe cada temporada. Fue un flechazo. La quería en su desfile de Milán y su deseo acabó convertido en un billete de avión que Lineisy recibió días después en su Santo Domingo natal. Cuando embarcó, no podía imaginar lo que la esperaba. Su estilo afro opacó las colas de caballo de sus compañeras e hizo levantar la ceja a los tiburones del sector, que no perdieron un segundo para averiguar quién era. Su carrera acababa de despegar.

Ante el éxito cosechado y como es habitual, la italiana fichó a Lineisy para ser imagen de su campaña este otoño-invierno. Un movimiento magistral que ligaba a la firma, fundada en 1913, con la defensa de la diversidad cultural en la moda y la lucha contra el racismo que abandera Bethann Hardison, una top de los setenta y amiga de Imán, la viuda de David Bowie. La empresa milanesa ya puso una pica en Flandes en 1994 cuando convirtió a Naomi Campbell en su rostro, aunque fuera solo de manera testimonial: la historia tardó en repetirse catorce años, hasta que apareció Jourdan Dunn. En 2013, el rostro de otro ángel negro, Malaika Firth, protagonizaría los anuncios de invierno de la casa.

Estos días, Lineisy, «la primera de su promoción en el colegio», pasea por París mientras recibe las llamadas de nuevos contratos. Con aquel abrigo verde pistacho que resaltaba aún más sus facciones aniñadas y el tono de su piel, el desfile de Prada no solo la catapultó, sino que lo hizo a una velocidad endemoniada. Loewe, Balenciaga, Givenchy, Louis Vuitton, Dior, Marc Jacobs, Proenza Schouler, Stella McCartney... Todos la querían. Y la quieren. Por eso, la dominicana ha tenido que dejar su país para instalarse en la capital francesa. Eso sí, en cuanto tiene un hueco en la agenda, coge un avión y se planta en Herrera, una comunidad muy pobre de Santo Domingo, donde viven los suyos.

Insultos y racismo

Por sus dos hermanos menores siente pasión y a su madre tiene que agradecerle estar donde está. «Nos sacó adelante sin ayuda». También sacrificó sus sueños por ella. Enercida Feliz aparcó sus estudios universitarios de Contabilidad para apostar por el futuro de la niña. Su sueldo como empleada de hogar no daba para todo. Lineisy, una chica «madura» y «disciplinada», da gracias a Dios por lo que le está pasando. Es muy creyente y su lema es una cita de la Carta de San Pablo a los filipenses que le enseñó su abuela, por la que se derrite: «Todo lo puedo en Cristo, que me fortalece».

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A estas palabras se ha agarrado siempre que las cosas se le han torcido. Es decir, bastantes veces. En la República Dominicana, las chicas como ella son objeto de burla. «Imagínate, flaca, alta, con estas canillas y este pajón (forma despectiva de llamar al pelo afro). ¡Qué no me decían!», ha confesado. «No representan el ideal de belleza que tiene la mayoría de la población», apunta Ivelisse Vásquez desde la isla. Esta publicista y productora de televisión, no esconde el racismo que hay detrás de esta actitud, pese a que el país es cuna de la diversidad. «Tenemos un crisol de tonos de piel, color de ojos y rasgos poco común en otras latitudes que llama la atención internacional», explica. Pero eso no impide que estas modelos «puedan contar más de una historia» de lo que han sufrido por no responder al canon estético imperante.

«En nuestro país se demandan modelos de piel blanca. Las principales campañas de publicidad no las protagonizan mujeres negras», confirma Sandro Guzmán, dueño de Ossygeno Models, la principal agencia dominicana. Uno de sus colaboradores fue quien descubrió a Lineisy con 14 años en un parque infantil. «Su hija es alta y linda, puede ser modelo», le soltó a Enercida. «Pensé que nos tomaba el pelo. Además, en ese momento tenía una opinión muy equivocada de este mundo», subraya la joven. Es una anécdota similar a la que cuenta Rose Cordero, otra maniquí: «Metí una piedra en mi mochila antes de hablar con él». En este caso el hombre era el propio Guzmán.

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Cordero explotó como top model a los 16 años (ahora tiene 22 y una hija de 3) y es uno de los ídolos de Lineisy. En marzo de 2010 hizo historia al ser portada de la edición francesa de Vogue. Solo hay una docena de maniquíes negras que pueden decir lo mismo. Afortunadamente, el triunfo de Lineisy y de Cordero aporta aire fresco en su país, donde poco a poco van cambiando las cosas. «Ahora el gremio de la moda apoya de forma incondicional a las modelos locales, aprecian la diversidad y valoran su exotismo», añade Vásquez, autora del blog La Fashionista Realista.

Aprender a quererse

Septiembre fue un mes muy intenso para la mayor de los Montero Feliz, una chica sencilla y algo tímida que prefiere unos vaqueros anchos y una sudadera de H&M a uno de esos sofisticados conjuntos con los que desfila. «No voy a comprar algo solo porque alguien crea que estoy guapa con ello. Me gusta ser yo». Se hizo 67 desfiles de la temporada primavera-verano de 2016, 23 de ellos en Nueva York, una marca inédita para una modelo latina negra. «Ha sido la primera. Es un fenómeno mundial», se vanagloria Guzmán.

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La desconfianza es algo natural en las modelos dominicanas, unas chicas acostumbradas a que se rían de ellas por su físico. A muchas, Ossygeno Models tiene que ayudarlas a quererse y a respetarse. E incluso a pagarse las clases de modelaje, los tratamientos de belleza y los cursos de inglés. Lineisy necesitaba un traductor hasta hace poco. Guzmán es uno de los tres grandes cazatalentos de la isla junto a Sócrates McKinney y Luis Menieur, que descubrió a Arlenis Sosa, imagen de Victorias Secret en 2012. Aunque también habría que citar aquí al diseñador Oscar de la Renta, apunta el sociólogo español y crítico de moda Pedro Mansilla. «Ha hecho mucho por la isla y sin predicarlo».

También por las modelos negras e hispanas. Apostó por Dunn y convirtió a Eugenia Silva en imagen de uno de sus perfumes cuando apenas era conocida. Seguramente, a De la Renta, que falleció en octubre de 2014, le hubiera gustado ver este boom de tops dominicanas que está poniendo contra las cuerdas a venezolanas, brasileñas y rusas. Al menos según Vogue, porque Mansilla se resiste a admitirlo. «Me parece más un brindis al sol».

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No es el único que lo cree. Kike Romero, un fotógrafo español que lleva desde 2009 trabajando en el sector, tampoco ve tal fenómeno:«No se han puesto de moda, las modelos dominicanas trabajan en las grandes pasarels desde hace mucho. Lo que ocurre es que en la Fashion Week de Nueva York del pasado otoño coincidieron varias al mismo tiempo y llamó la atención». El propio Guzmán confirma que la pionera de todo esto fue la veterana Omahyra Mota (31 años), musa de Yves Saint Laurent, gran fan de la mujer negra.

Para la industria, Lineisy es la modelo revelación de 2015, aunque no está sola en la tarea de afianzar a la República Dominicana en el mapa de la aguja y las telas. Sus compatriotas Luisiana González, musa de Nicolas Ghesquière, Ysaunny Brito y Mily Reuter, apadrinadas por la prestigiosa agencia Elite, y Amelia Rami, que acaba de hacer la campaña con Vivienne Westwood, la acompañan en esta escalada al número 1. «Y tenemos toda una generación esperando a cumplir los 18 años, la edad legal para debutar», se enorgullece Guzmán. Vienen pisando fuerte.

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