![Relato de un infarto](https://s3.ppllstatics.com/ideal/www/pre2017/multimedia/noticias/201602/27/media/cortadas/relato--575x323.jpg)
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ARANTZA FURUNDARENA
Martes, 1 de marzo 2016, 00:32
Vaya racha que llevamos!», comenta Cari Lapique. Pero lo dice con una leve sonrisa y rodeada de sus nietos, por los que siente auténtica adicción. Y es que, aún sin recuperarse de la pérdida de su madre, a su marido acaba de darle un ataque al corazón. Aunque, por suerte, todo ha quedado en un susto. Carlos Goyanes puede celebrar que a sus 71 años ha logrado salir airoso de una angina de pecho y un infarto. Dos en uno. Cari todavía lo recuerda con aprensión: «Y pensar que antes de ir al hospital me hizo la cena... Tengo una mala conciencia horrorosa», bromea con su ironía habitual.
Todo comenzó en Formigal, durante la segunda semana de febrero. Los Goyanes se fueron a la nieve aprovechando unas vacaciones escolares de sus nietos... «Carlos me decía que se encontraba regular, que no tenía ganas de esquiar ni de nada. Pensamos que sería un catarro o una gripe». Al regresar a Madrid, el empresario empezó a sentirse peor. Cari llamó a su médico de cabecera y éste le dijo que aquello «tenía toda la pinta de ser una angina de pecho» y que fueran al hospital lo antes posible.
«Al principio te bloqueas, no sabes a dónde ir», confiesa Lapique. Pero, de pronto, recordó que acababa de hablar con Nuria González para preguntarle por el estado de salud de su marido, el naviero Fernando Fernández Tapias, que por entonces estaba ingresado por una neumonía. «Volví a llamarla y le pregunté: ¿Tienes algún cardiólogo a mano?». González puso en alerta al equipo médico y los Goyanes se dirigieron de inmediato al hospital Nisa Pardo de Aravaca, en cuya UCI estaba ingresado Fefé. A los tres cuartos de hora de llegar, a Goyanes le dio, efectivamente, un infarto. Lo anterior había sido una angina de pecho. «Menos mal que lo peor le ocurrió estando ya en el hospital y bajo control. El médico estuvo increíble. A Carlos le pusieron tres stents y a partir de ahí todo fueron buenas noticias. Ha sido como un milagro», respira Cari aliviada. Y explica que Tapias y Goyanes coincidieron en la UCI, pero en cubículos separados. «Carlos pedía que le pusieran con Fernando, pero no podía ser. Así que se enviaban mensajes a través de las enfermeras. Por lo menos, el humor no lo perdieron».
Simpática y optimista por naturaleza «y porque no queda otra», Cari Lapique es la más joven del trío de reinas de corazones que encabeza Isabel Preysler (casi dos años mayor que ella) y que completa Naty Abascal. Sus padres eran vizcondes de Villamiranda, lo cual no impidió que cuando la niña manifestó su interés en poner una tienda, su ilustre padre la colocara de dependienta en El Corte Inglés para que supiera lo que era ganarse las lentejas. Cari no perdió la afición. Hoy, lo mismo vende pisos que joyas. Dirige una agencia inmobiliaria junto a su marido y lleva 14 años trabajando en la joyería Suárez, empresa de la que presume como si fuera suya. «Ha sabido capear el temporal de la crisis como pocas. Ya tenemos 19 puntos de venta, 20 con la boutique online abierta en octubre».
Dos paquetes de tabaco
De sus cuatro nietos farda todavía más... Sobre todo ahora que su hija Carla ha vuelto de Miami para quedarse y que puede ver a diario a Carlitos («él se hace llamar Cristiano y no se quita la camiseta del Madrid») y a Santiago, el pequeño, «que está graciosísimo». Pedrito, «todo un fenómeno», es el mayor de Caritina, la hija cocinera de Cari. Y Minicari, la menor. La llaman así para distinguirla, porque lleva el mismo nombre de santa griega que su madre, su abuela, y cuatro generaciones más. Como yayos, Cari y su marido lo dan todo, y los fines de semana hasta ejercen de canguros. «Para dormir con nuestros nietos montamos un campamento», ríe Lapique.
Su principal deseo en este momento es que Carlos Goyanes, con el que lleva casada 40 años, no vuelva a fumar esos dos paquetes diarios. «A su madre le dio un infarto, a su padre dos y murió en el segundo. Llevo soñando con que Carlos deje de fumar desde el 88 se sincera Cari, que es cuando lo dejé yo». Lo hizo por una promesa. «Porque he sido muy de hacer promesas, para que se arregle algo, para que se cure no sé quién, para que la otra apruebe... Pero ahora he prometido no prometer nunca más nada en mi vida». Ahora el que promete no volver a fumar es Goyanes... «Y de momento lo lleva muy bien precisa su mujer, aunque a cada médico que se encuentra le pregunta: Ni uno, ni medio, ¿verdad? ¿Ni siquiera una calada?».
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