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María Francés
Lunes, 13 de noviembre 2023, 12:00
Durante el mes de octubre Granada ha sido escenario de diferentes citas tanto a nivel internacional como a nivel nacional. Hemos estado en el epicentro de muchas miradas y muchas de esas miradas, irremediablemente se han centrado en la indumentaria o vestimenta de las personas ... que nos han visitado.
Durante la Cumbre Europea, con los Reyes de España como anfitriones, dimos buena cuenta de la importancia de la vestimenta que utilizan nuestros líderes, abriendo páginas de periódicos o informativos, por ejemplo, con las zapatillas del Primer Ministro de Albania, Edi Rama o el gesto de la Presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, que celebró el pañuelo de una de las guías de la Alhambra que la acompañó y que esta última regaló al final de su visita. Pañuelo de color azul turquesa con un diseño inspirado en el 'Jarrón de las Gacelas'.
Otra de las cosas que recordaremos será como Emanuel Macron se iba quitando su traje de tres piezas entrando a la Cumbre (del calor tan tremendo que hizo esos días)
Otro de los eventos que ha acogido nuestra ciudad con la presencia de nuevo del Rey Felipe VI, fue hace unos días en el Congreso de Nacional de Directivos. Donde más de 2000 directivos de toda España se han dado cita en nuestra ciudad.
Para las apasionadas de la imagen y la política como yo, por deformación profesional, me fijo en los cuellos de las camisas, los largos de las mangas, la chaqueta y el pantalón.
Sólo tenemos siete segundos para llevarnos una buena primera impresión de una persona, y según Oscar Wilde, no tenemos una segunda oportunidad para recuperarla. Nuestro cerebro que es capaz de procesar una imagen 60000 veces más rápido que un texto, por ejemplo, nos hace ver la importancia de la imagen, ya que es lo primero que vemos cuando conocemos a alguien.
Y eso es lo que nos pasó cuando vimos a la Infanta Leonor en la celebración de su dieciocho cumpleaños y jurando la constitución hace unos días. Un traje blanco impoluto que transmite, pureza, tranquilidad y limpieza. Un traje blanco hecho a medida en la Sastrería madrileña Serna, donde se hace su padre muchos trajes. Sin lugar a duda, un guiño a la España artesanal tan en desuso y por la que tanto deberíamos luchar, el nuevo lujo le llaman.
Si analizamos el look, traje de chaqueta con pantalón, un poco entallado, a mí me viene a la cabeza un melón que como ex política y consultora de imagen hace tiempo que quiero abordar, ¿es el «power dressing» una forma de masculinizar la silueta de la mujer? En 800 palabras no puedo desarrollarlo bien, pero haré un poco de historia sobre este término.
El término «power dressing» se utiliza desde finales de la década de 1970 y se refiere al estilo de ropa que utilizaban los hombres y mujeres de negocios y de la política en Estados Unidos y el Reino Unido durante la década de 1980. Y curiosamente, este estilo estuvo fuertemente influenciado por mujeres «poderosas» que aparecían en los medios y en la televisión en ese momento, como Dinastía o Dallas y también por mujeres «líderes» como la primera ministra del Reino Unido, Margaret Thatcher o la Princesa de Gales. Los hombres también tenían una forma de «vestirse para el éxito», pero no era tan distintivo y significativo, a menos que llevaran un traje muy caro.
Imagínese teletransportarse a principios de los años 80. Dinastía, Duran Duran, esto es, hombreras gigantes, (que ni el fútbol americano), colores vibrantes y llamativos, gafas de sol, mucho golfy y vestidos de punto de viscosa. Y todo eso llevarlo al mundo de los negocios y la política. Es en ese momento donde empieza a popularizarse y a reconocer la silueta triángulo, de hombros marcados y corbatas anchas. Esos hombros angulados comunican autoridad, pero también confianza para obtener el éxito en el entorno empresarial y profesional. Porque eran ricos, pero trabajaban y tenían empresas.
En definitiva, el «power dressing», enfatiza en la idea que la ropa puede ser una herramienta poderosa para proyectar una imagen de poder y logro.
Y eso es lo que consiguió hace unos días, la futura Reina de España, proyectar que ya es mayor, que está preparada y que tiene mucho que decir.
Seguiremos con el melón….
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