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Los dos metros de nieve que cubren las lomas de Sierra Nevada llenan de esperanza a los regantes de la Vega de Granada, que confían ... en que el deshielo les lleve el agua que tanto necesitan para acabar con las restricciones de riego y poder sacar adelante los cultivos de primavera. No son los únicos, los agricultores que labran las 40.000 hectáreas que se riegan con aguas reguladas por la Confederación Hidrogáfica del Guadalquivir (CHG), desde las comarcas del Norte pasando por el Poniente granadino hasta la Vega del Genil, cruzan los dedos para que estas últimas lluvias de marzo, les permitan aumentar las dotaciones que tienen provisionalmente limitadas.
El pasado 11 de marzo la comisión informativa de desembalse de la CHG, que depende del Ministerio de Agricultura, concedió unas dotaciones restringidas, en función del estado en el que se encuentran los embalses de su competencia. En Granada son todos salvo los del sistema Béznar-Rules, que depende de la Junta de Andalucía y que no tiene ningún tipo de limitación.
No obstante, las dotaciones finales para el regadío en este 2025 se decidirán en la comisión de desembalse prevista para finales de abril y los más de 20.000 agricultores granadinos que se ven afectados por limitaciones, según los cálculos de la asociación de Comunidades de Regantes de Andalucía (Feragua), confían en que la situación se revierta. Desde la CHG estiman que la mejora de los embalses permitirá garantizar, de media, una horquilla de entre el 66 y el 75% de las dotaciones para los cultivos de mayor consumo en Andalucía.
Sin embargo, el secretario general de Feragua, Pedro Parias, recuerda que en Granada la situación es menos halagüeña, ya que los embalses se encuentran a una media del 32% de su capacidad. Y es que, por más que los granadinos más ajenos al campo tengan la sensación de que ha diluviado en el último mes, lo que dicen las cifras es que ha llovido la tercera parte que en Sevilla y la mitad de Córdoba.
Pedro Parias
Secretario general de Feragua
Parias incide así en que los embalses de Granada son los que peor situación tienen dentro de la Cuenca del Guadalquivir y, aunque hay expectativas de que la situación mejore en función de las previsiones meteorológicas para la primavera, el escenario no garantiza que los regantes de comarcas como el Norte de la provincia o el Poniente estén exentos de problemas.
«La situación es complicada aún para los regantes de Baza y Huéscar, que dependen del embalse de San Clemente, por debajo del 15% o los del Francisco Abellán, que riega la Hoya de Guadix, que está al 18%», esgrime Parias.
Los que mejores perspectivas tienen son los regantes que dependen del sistema Quéntar-Canales, los de la Vega, que confían en recuperar la situación de normalidad cuando se revise su dotación, a finales de abril. «Es el embalse que está en una situación más positiva y con la expectativa del deshielo en Sierra Nevada mejorará. El resto dependerá de lo que llueva hasta entonces», analiza Parias.
El pasado año, las lluvias de finales de marzo permitieron salvar los muebles 'in extremis' y abrir el grifo del riego en la Vega, que recibió una dotación de 5.000 metros cúbicos por hectárea (el máximo es 6.000). Este año confían en que se repita la situación.
La comisión de desembalse de la CHG del pasado 11 de marzo asignó provisionalmente a la Comunidad de Regantes de la Acequia Gorda del Genil una dotación de 1.500 metros cúbicos por hectárea, una cifra muy baja que obligaría a restricciones de riego en primavera y verano y volvería a poner en riesgo los cultivos.
Ya ocurrió en el año 2023, cuando la extrema sequía que vivía Granada redujo la dotación de riego y obligó a la Comunidad a tomar una decisión drástica: prohibir a la mitad de sus regantes la rotación de cultivos para garantizar que todos tuvieran agua para sacar adelante, al menos, una cosecha.
La práctica de la rotación de cultivos ha sido, históricamente, la clave de la rentabilidad de las familias que siguen viviendo de la agricultura en la Vega de Granada. En la misma parcela en la que se recogen los ajos o patatas sembrados en invierno se vuelven a cultivar maíz o cereales en primavera.
José Luis Taboada
Secretario Comunidad de Regantes
Si la dotación de agua se normaliza finalmente, como ocurrió el pasado año, se podrá sembrar y sacar adelante las cosechas de primavera. El secretario de la Comunidad de Regantes, José Luis Taboada, explica que unos 1.400 agricultores, el 70% de los regantes de la comunidad, están expectantes de lo que decida la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir a finales de abril.
«Ahora mismo con lo que ha llovido los cultivos de invierno que están sembrados, como los ajos, están garantizados y la situación empieza a pintar bien para la primavera», añade Taboada esperanzado. No obstante, insiste en la necesidad que tienen los regantes de que salgan adelante los proyectos de los sistemas terciarios de las depuradoras que les permitirían utilizar aguas regeneradas para regar los cultivos y no vivir en vilo mirando al cielo.
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