CULTURA

Marian Álvarez: «Sigo llorando con una escena»

La intérprete ganó un merecido premio en Locarno por su papel de joven dispuesta a donar parte de su hígado por amor a su novio

FERNANDO BELZUNCE

Viernes, 7 de marzo 2008, 12:16

No tiene ojos, sino dos faros que iluminan con alegría contagiosa una conversación en la que no deja de repetir el regalo que constituye 'Lo mejor de mí'. Con razón. La película, en la que interpreta a una joven que dona parte de su hígado a su novio, maravilló a propios y extraños en la Seminci de Valladolid. Marian Álvarez (Madrid, 1978), curtida en las mil batallas de las pruebas de selección, decía allí que, pese al premio recibido en Locarno y a los elogios recibidos, no esperaba más ofertas de trabajo: «Yo creo que tengo un cartel en la frente que dice 'casting'», se reía. Ahora, la serie 'Hospital central' le ha hecho popular.

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-¿Cómo te ganaste el papel?

-A través de un casting. Ya sabes, todo el día ahí metida, haciendo muchas pruebas. Primero me ponían a hablar sola, después con otros actores, luego me cambiaban de acompañantes. Venga trabajar. Pasé la primera preselección y, más tarde, me tiré un día entero, no sé ni cuantas horas, de pruebas en Barcelona.

-Es tu primer papel protagonista.

-Sí, sí. Alucinaba. Si te digo la verdad, no creía que pudiera llegar a protagonizar una película. Y mucho menos una como ésta. Porque esta película es una gozada, ¿eh? Es muy delicada. Muy fina. Salir en ella ya es un lujazo. No muchas personas pueden decir algo así, ¿no crees? Es un puntazo. Ahora estoy disfrutando del momento.

-¿Cuántas veces has visto la película?

-Cuatro. Y sigo llorando en la misma escena. La del columpio. Es una de las primeras escenas que rodé y es muy significativa por lo que va a hacer después el personaje. Me emociona mucho.

-Ganar el premio a la mejor interpretación femenina del Festival de Locarno es muy importante.

-Sí, sí. Me quedé alucinada también. Es que todo esto ha sido la pera. Fíjate. Locarno es un festival superimportante. Le mandé un e-mail a Irene Jacob, que era presidenta del jurado, y me contestó en plan supermaja. No veas qué maja.

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-¿Cuánto tiempo estuviste con el personaje?

-Dos meses. Seis semanas de rodaje y otras dos semanas de ensayos. Pero antes de eso me documenté. Hablé con diferentes personas, conocí a una mujer que había hecho un trasplante... Me dijo que se sentía totalmente identificada con el personaje de Raquel. Es que ese personaje es un regalo. Es muy bonito. También, bueno, me inspiré en alguien...

Enérgica e impulsiva

-¿En quién?

-En mi hermana Susana. Por cierto, si me oye me mata... Tiene diez años más que yo y la he visto pasar por diferentes etapas. Es que es muy así, como Raquel. Le gusta tener todo muy organizado, le da muchas vueltas a la cabeza... Yo soy de otra forma, más enérgica, más impulsiva. Ya se me ve, ¿no?

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-Para empezar, no paras de hablar.

-Pues mi hermana es todo lo contrario y, claro, cuando vio la película me dijo que el personaje le recordaba a alguien. Yo me reí y entonces ella se dio cuenta...

-Es un personaje hermoso.

-Es la pera. Es que yo lo quería tanto... ¿Tanto! Me parece un regalo...

-¿Antes del montaje pensabas que iba a dar un resultado tan bueno?

-Fue casi mágico. Es que en el rodaje vas trocito a trocito y no te das cuenta. Una vez que está todo armado es cuando dices: ¿Buah!, es la pera. Está todo tan fino, tan bien contado.

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-Sorprende ver una película así cuando el equipo es tan joven.

-Es que ha sido increíble. Una experiencia de la pera. Qué pasada Roser Aguilar, ¿verdad? ¿No te parece? Yo la veo tan joven. Menuda cabeza tiene la tía.

-¿No esperabas participar en algo así?

-Qué va, qué va. Buf. Mi madre me decía: «Anda, pues lo de actriz al final sí que ha dado su fruto».

-No creía que fueras a llegar tan lejos.

-Claro. Y puede que yo tampoco. Mis padres me han apoyado muchísimo. Empecé Empresariales y luego estudié interpretación con Coraza, pero nadie tenía esto planificado. Mis padres también actúan. Tienen un grupo de teatro. Fíjate, con 65 años que tienen. Siguen con sus ocupaciones y después se aficionan y hacen teatro. Por eso me han apoyado mucho. Pensarían que yo iba a hacer algo parecido, ¿no?

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