«¿Déjate de gaitas!»

A Nemesio García-Carril le sonreía la vida ayer por la mañana. El miércoles aprobó el examen final de la carrera de Trompa y ayer, por tercer año consecutivo, era uno de los siete músicos ambulantes que anunciaba en los autobuses urbanos la llegada a la ciudad del Fex, la extensión gratuita y callejera del Festival Internacional de Música y Danza. Estaba muy contento, a pesar del calor y de la manifestación de los huelguistas del metal en Gran Vía, que obligó a modificar las rutas de Rober.

Nacido en Lisboa, hijo de músicos gallegos y residente en Granada, este joven de 21 años aseguró que los pasajeros estaban aceptando muy bien las muñeiras y alboradas de su gaita, un instrumento nunca antes empleado por los heraldos del festival.

Pero no todos. Un conductor de la línea 3, al parecer poco informado de esta colaboración de su empresa con el Festival de Música y Danza, salió de la cabina y espetó al músico: «Yo así no puedo trabajar. Vete al fondo del autobús. ¿Y déjate de gaitas!».

Nemesio y su instrumento se quedaron mudos. Rosa, la voluntaria del Fex que le acompañaba, se dio cuenta en ese momento de que era preferible repartir los programas de mano antes de que su intérprete empezara a tocar.

Se ama o se odia

El gaitero se lo tomó con filosofía (es su segunda carrera). «En general, la gente ha reaccionado bien. Y eso que este instrumento aquí es llamativo: mucha gente me ha preguntado cómo funciona, si yo soy gallego...», explicó Nemesio, quien reconoce que la gaita se ama o se odia, pero no deja indiferente a nadie. «Las melodías son preciosas», dijo una señora. «A mí me encanta la música celta», apuntó otra. «Ahora nos sacarán la sidra», comentaba un chico con sorna a su acompañante.

«Es bonito llevar el mensaje del Festival», dijo Nemesio. Hoy continuará su trayecto de músico en equilibrio con sus compañeros Joaquín y Sole (clarinetes), Javier y Elisabeth (trompas), Hugolino (trompeta) y Ana Lissa (oboe).

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