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TRIBUNA

Camino

FULGENCIO SPA

Sábado, 31 de enero 2009, 03:43

D IRÉ, alguna vez ya lo escribí, que no pertenezco al Opus Dei, pero lo defendí, porque conozco su labor, porque es Iglesia Católica y por razones sentimentales. Desde su fundación, por José María Escrivá de Balaguer, en los años treinta y cuarenta, desde la propia Iglesia y fuera de ella, se lanzaron todo tipo de infundios contra esta organización no clerical de católicos en la que podía colaborar quien quisiera, aunque no fuera católico. No era fácil asimilar, para algunos sacerdotes y religiosos, que cualquier persona pudiera enseñar el Evangelio mejor que ellos y sobre todo que una gente 'nueva' les hiciese la competencia. Y todavía, a pesar de la gran labor, hay recelo. Aun entre los llamados a la religiosidad suele haber celos, tal vez por desconocimiento o porque no han podido o sabido ponerse a la altura de su espiritualidad. Y a pesar de que, por su labor y lealtad a la Iglesia, el Papa, la hiciera Prelatura, siguen los resquemores. Y los enemigos de la Iglesia suelen ser azote visceral y mofa de palabra y papel escrito. ¡Y también 'arrean' artistas e intelectuales de izquierda! Y los que abandonaron la Obra porque les falló la fe y la entereza para seguir. Ser mejor necesita de constancia y ejercicio.

No hace mucho, un mediocre -según mi criterio- director de cine, Javier Fasser, que se declara ateo y dice ser estudioso de las religiones, hizo la película 'Camino', título que le dio el fundador del Opus Dei a un libro de meditación y pensamiento cristiano. Cuenta la película la vida de una niña, con enfermedad terminal, perteneciente a esta fundación que, para su curación, es sometida a experimentos que este director da a entender casi de brujería, de secta. La Obra a través de su oficina ya ha desmentido los hechos al igual que la familia de dicha niña. En la Obra se trabaja con libertad y el esfuerzo de un cristiano que vive su fe en coherencia, alegría y empeño por amor a Dios y a los demás. Nada de disciplinas inquisitoriales. Nada de secta. No cabe duda que el Opus Dei, como toda organización humana, tiene, tendrá, defectos. Es probable que muchas de sus virtudes se me olviden. Pero sus valores, santificación en la vida ordinaria, para ayudar al prójimo, son ejemplares. Ellos, como si fueran órdenes de monjes contemplativos, 'ora et labora'. Es gente que reza, estudia, trabaja, medita y se preparan para ser buenos profesionales y así ayudar a la persona. No soy del Opus Dei. Pero veo esa alegría que sale de dentro y que es difícil de fingir. Y su servicio. Esto duele a sus enemigos, que son los de siempre más acólitos incorporados. Y Javier Fasser, ateo, mediocre director -según mi criterio- de cine, ha pretendido con su película, desprestigiar al brazo mas leal y preparado de la Iglesia Católica. Escandalizar atacando. Los enemigos de siempre -los conozco bien- habrán aplaudido su 'Camino'. Pero esta presencia descomunal de la Obra en el mundo entero haciendo el bien sin mirar a quien, es el verdadero escándalo, que algunos dentro y fuera de la Iglesia, no pueden sufrir. El odio no duerme. Conozco el resentimiento de los enemigos, pero también, la alegría de las gentes del Opus Dei. El trabajo bien hecho, su lema, los lleva a la santidad: santifican el trabajo. Una alegría por dentro y por fuera. Una manera espléndida, llena y alegre de vivir y servir a los demás. Una vida plena, que a algunos escandalizan, claro.

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