C. C.
Lunes, 17 de agosto 2009, 04:02
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Mientras que los hombres de las familias que dirigían las compañías mineras en Linares, las mujeres ejercían un papel activo en la sociedad linarense. Dedicadas a ofrecer testimonios de fe y actos benéficos, gran parte de su tiempo lo destinaban estas mujeres a enseñar altruistamente a los hijos de los trabajadores a leer y escribir, así como a estudiar la Biblia, pero también música y materias varias como matemáticas.
Carlota Remfry fue, sin lugar a dudas, mujer influyente, culta y adelantada a su época: traductora de obras de Charles Dickens, hablaba perfectamente inglés y español y es autora de la obra «Linarejos y otros cuentos», además de colaborar en varias diversas literarias de la época. Hoy sus restos permanecen en el cementerio inglés, junto a su padre y su nombre denomina la actual Escuela de Idiomas de Linares.
Compartiendo las labores de enseñanza con Carlota Remfry, enseñaban a los más pequeños Mary Ethel Hasselden, Jane Chilcot y las hermanas Chesterman.
Por supuesto, también desarrollaban labores de predicación entre los niños, sobre todo enseñándoles el estudio de la Biblia, una costumbre anglicana que aún se practica.
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