Los padres de Miriam junto a la niña y algunos de los tapones que ya han recogido. :: SALVADOR RODRÍGUEZ
COSTA

Tapones para mejorar la vida de Miriam

Los padres de una niña de Motril que sufre una enfermedad rara recaudan plástico para comprar el material ortopédico que necesita

CRISTINA BUSTOS

Miércoles, 4 de abril 2012, 20:33

"Cuando te quedas embaraza sabes que te quedan años de lucha, de lidiar con los niños hasta que se hagan grandes. Pero jamás te esperas esto; realmente, no deberían existir enfermedades como ésta". Patricia Navarro es la madre de Miriam, una niña de algo más de tres años que sufre una enfermedad desconocida aún por la medicina que le afecta a la motricidad y que, por lo tanto, le impide moverse y sostenerse por sí sola: "Es como una muñeca de trapo", asegura su madre mientras la sostiene en brazos. Se ha despertado de la siesta y sonríe, a su manera, para saludar.

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"No sabemos si es de nacimiento. Yo notaba que pasaban los meses y mi niña no se desarrollaba como el resto. Mi sobrino tiene más o menos su misma edad y se mantenía erguido y gateaba", cuenta Patricia de los primeros meses de vida de su hija. Ella la llevaba al médico y le decían que no era nada, que simplemente iba más lenta que los demás niños. En los informes ponían que la que necesitaba tratamiento era la madre, recuerda. Y es que sólo ella se daba cuenta de que Miriam no era como el resto, era especial.

Pero la madre de la pequeña está esperanzada. "Nos dijeron que no llegaría a los dos años y ya tiene casi cuatro". Y de esta ilusión nació Tapones para Miriam, una iniciativa para conseguir dinero y poder comprar el material ortopédico que la niña necesita y que está valorado en más de diez mil euros.

Conocieron este sistema para recaudar fondos a través de la televisión. Con la ayuda de una maestra de Salobreña, a cuyos oídos llegó este caso, se ha puesto en marcha una página en la red social Facebook y se han creado puntos de recogida de tapones de plástico, de cualquier envase, que después se llevarán a una planta de tratamiento y reciclaje. "Ya tenemos alrededor de una tonelada y media guardada en la carpintería de mi suegro", explica Patricia que indica que cada mil kilos de tapones se pagan entre 200 y 300 euros y que les hacen falta mucho más.

La vida no es fácil y parecen que los problemas se cogen de la mano. Patricia trabaja en un almacén de frutas pero, para poder cuidar de su hija, su jornada laboral sólo es de cinco horas al día con lo que el sueldo no es muy elevado. Su marido, como otros tantos millones de personas, está en paro y cobra la ayuda de 400 euros. "Hay que pagar la casa en la que vivimos y hay que comer". Las necesidades especiales de Miriam, además, hacen que los gastos propios de cuidar a un bebé se prolonguen en el tiempo: "Si fuera una niña normal ya no tendría pañales, que son 20 euros semanales, y no necesitaría cuidados especiales como los de un fisioterapeuta donde al principio la llevaba todos los días, ahora la llevo una vez en semana y, como esto siga así, la tendré que llevar una vez al mes", se lamenta Patricia.

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Miriam pasa las mañanas en el colegio de educación especial de Aprosmo donde, apunta la madre, pasa los mejores ratos y los profesionales que trabajan allí la ayudan muchísimo. "En el resto de colegios la aceptaban pero si había que cambiarle el pañal, quería salir al patio o necesitaba comer tenía que ser yo la que fuera para hacérselo, nadie se podía encargar de ella".

Patricia confiesa que ha llorado mucho, pero que se dio cuenta de que encerrada no ayudaba a su hija, "incluso noto que ella se pone triste si yo no estoy bien. Sé que mi niña lo percibe todo, se da cuenta de lo que ocurre a su alrededor", narra Patricia.

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Los padres dejan claro que no buscan dinero, que quieren el material ortopédico para que la niña tenga una vida mejor. Contentos con la actitud de la sociedad de toda la Costa hacia su causa, ahora hacen un llamamiento. "Necesitamos un camión para llevar los tapones a la planta de reciclaje. En Motril hay muchas empresas de transporte y seguro que alguno tiene que subir a Granada y alrededores sin carga", exponen. Los padres de Miriam reconocen que lo de pedir les da mucha vergüenza, pero que "hay que echarle cara a la vida para poder seguir adelante".

Miriam necesita una silla de paseo que, con las tres piezas que la completan, cuesta más de 8.000 euros, una silla de baño y ducha que ronda los 3.000, y una silla para el coche del que aún ni se sabe el precio. "Como se me dan bien las manualidad yo misma le ha fabricado un tacatá de madera en el que está algo más sujeta", dice Patricia que también ha creado a Don Tapón: un muñeco al que los niños pueden darle de comer tapones.

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Lo que comenzó como un trabajo entre familia y amigos se ha convertido en una iniciativa solidaria masiva. Colegios, bares, restaurantes, peluquerías, hermandades y cofradías; establecimientos de toda la comarca se han unido a la causa.

La solidaridad puede llegar muy lejos. Es el caso de Jorge Olóriz, un trabajador de una empresa que gestiona los residuos de Aguas Lanjarón. En esta planta, se tratan todos los restos de la producción y embotellamiento, los clasifican y después los venden. "Leí un artículo sobre este tema y lo comenté con mi jefe", cuenta Jorge quien anuncia que van a donar a la causa 800 kilos de tapones. "No se lo podemos dar todos pero puede ser una ayuda, algo es algo ¿no?", señala.

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María José Román es otro de los nombres propios entre los muchos anónimos que se están volcando. A través de la página de Facebook se puso en contacto con los padres para anunciarles que les regalaba un tacatá para la niña. "Estamos muy contentos, esto se ha disparado y el ritmo de recogida es mucho mayor del que nos esperábamos", cuentan unos padres luchadores que no piensan parar hasta que Miriam tenga una vida mejor.

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