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Sábado, 16 de junio 2012, 16:15
Kelvin Santos, un niño de 2 años de la localidad brasileña de Belem, estaba dentro de un ataúd en su propio velatorio, cuando de repente se despertó para pedir un vaso de agua, según informa The Sun y recoge Qué.es. Los familiares pusieron entonces el grito en el cielo contra los médicos, diciendo que "no lo revisaron bien". Sin embargo, el milagro pronto se tornó en tristeza. El pequeño volvió a acostarse, cerró los ojos y murió.
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Kelvin Santos había ingresado en el hospital por una neumonía, pero se le dio por muerto. Más tarde, el cadáver del pequeño fue entregado a sus padres, que lo velaron durante la noche en la que se produjo el pequeño milagro. Kelvin Santos se incorporó en su ataúd y preguntó: "Papá, ¿me das un poco de agua?". Según explica su padre, "todos empezamos a gritar. Creímos que había ocurrido un milagro".
Kelvin Santos fue efímero en su despertar. Y es que duró muy poco la alegría. "Kelvin se volvió a acostar. No lo pudimos despertar más. Se murió de nuevo", relató su padre.
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