Cristian posa con un mural de fondo compuesto por los dibujos que han pintado 'sus niños' de la Operación Paso del Estrecho. :: MANUEL BÉJAR
Los personajes del verano

«Ayudo porque recibo mucho a cambio»

Cristian Rubiño ha dedicado su verano a entretener a los niños de la Operación Paso del Estrecho en la ludoteca del puerto

LAURA UBAGO

Sábado, 17 de agosto 2013, 02:34

Cristian Rubiño, motrileño de 21 años, tiene un don y le gusta canalizarlo y emplearlo en ayudar a la gente. Los mismo acude al botellón para advertir a los jóvenes sobre las consecuencias del alcohol y las drogas, que participa en una escuela de verano para niños en riesgo de exclusión. Cristian es social por naturaleza, dicharachero y generoso con su tiempo. Tanto, y esto es una anécdota para aportar el humor que derrocha a su perfil, que cuando el conflicto de las culebras -que hizo mundialmente conocido a Motril por la presencia de una serpiente en el tejado de unos bloques- llamaron a este joven espabilado para que mediase entre vecinos y Ayuntamiento e intentase colaborar en deshacer el entuerto.

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Así es Cristian, director de juventud comarcal de Cruz Roja, que llegó a esta institución con tan solo 16 años y al que este verano han planteado un nuevo reto: montar una ludoteca en el puerto para los niños de la Operación Paso del Estrecho.

«Pedí mucha ayuda para diseñar juegos y actividades. De presupuesto tenía 500 euros, así que me fui de chino en chino seleccionando juguetes. Además imprimí dibujos para que colorearan», explica Cristian, que ha estado yendo a diario a esta sala de juegos y actividades y rechazando así planes de playa y de marcha nocturna.

Con Mohamed y con 35 voluntarios más, Cristian puso en marcha la ludoteca, una experiencia que le ha aportado mucho y también un buen puñado de dibujos que le dicen 'te quiero'.

«La mayoría de los niños eran súper educados. Me sorprendió que un par de padres no quisieran dejarnos a sus críos porque vieron la cruz en nuestras camisetas», cuenta Cristian, que este año se ha sumergido en un mundo que el verano anterior vivió con más distancia, desde la asistencia sanitaria.

Así, cada mañana, este voluntario de Cruz Roja, salía por los aparcamientos del puerto buscando niños para hacerles más amena la espera, hasta que saliese su ferry. «Algunos estaban allí hasta cinco horas, fuera hacía mucho calor y en la ludoteca estaban fresquitos y entretenidos», comenta.

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Cristian y los voluntarios hacían cuestionarios a los niños y le ha sorprendido ver el amor a España que tienen estos pequeños de raíces marroquíes. Carreras de sacos, juegos de pelota, pintacaras... han estado entretenidos. «Yo era feliz si ellos eran felices y con un globo que les hincharas, ya lo eran», dice este joven que ha cerrado ya las puertas de la ludoteca, espera, que hasta el año que viene. «Quiero dar las gracias a Cruz Roja, que me ha formado, y que me ha dado la responsabilidad de la ludoteca del puerto y también a todos los voluntarios que me han ayudado», dice este intrépido chaval.

Fútbol y banda

No para quieto. Forma parte de la directiva del Motril Club de Fútbol y toca en la banda de Calahonda. Le gustaría estudiar Inef, «pero ahora mismo no está la economía para esas cosas». También le gustaría dedicarse a algo social, aunque esto ya lo hace gratis. «Me gusta ayudar, porque recibo mucho a cambio», dice este joven motrileño algo emocionado. Lo que sí pone su semblante serio es recordar una de las primeras pateras a las que fue. «Tocó sacar a bebés que habían muerto en la travesía. Aquella imagen se me quedó grabada. Quería consolar a las madres y no podía porque no entendían el idioma... así que tan solo me quedaban las caricias», dice este muchacho que, por ahora, prefiere colaborar con otras cosas.

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Lo mismo imparte charlas de sexualidad a los jóvenes como él, que se encarga de los juguetes para Navidad de los niños más desfavorecidos, que se pasa cientos de horas jugando con los pequeños que viajan a Marruecos desde Motril. Cristian puede con todo con sus ganas de ayudar. No hay quien lo pare. No saben lo que son vacaciones, ni tiene interés por descubrirlo.

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