
PABLO RODRÍGUEZ
Sábado, 26 de octubre 2013, 04:06
Es la última tendencia, el último grito en las redes sociales. Del fogón a las pantallas de los dispositivos móviles y de ahí a los usuarios más 'trendy'. La subida de fotografías de alimentos ha pasado a erigirse como una costumbre sostenida por numerosos usuarios, que han sido capaces de generar comunidades al calor de las imágenes. 'Start-ups', compañías móviles y particulares han aprovechado la moda para hacer negocio, mientras páginas como 'Pinterest' se han visto reforzadas por la multitud que busca este tipo de contenidos.
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La ola ha servido para exportar alimentos antes conocidos solo a nivel regional. Como prueba, el ahora mundialmente famoso 'macaron'. No hay cuenta que se precie que no juegue con las coloridas posibilidades de este pastelillo que nació en Francia en el XVIII y que hasta ahora había pasado prácticamente desapercibido. Si los alimentos se han visto reforzados, algunos usuarios también. Cuentas anónimas con miles de respuestas y rebotes por la red y que se han lanzado a publicar libros con recetas y algunas de las mejores imágenes.
El éxito es tal que en Estados Unidos, meca del movimiento, ya se le conoce como 'Food Porn'. La traducción -porno de alimentos- da una señal del grado de fanatismo que provoca. Sin embargo, los excesos, como de costumbre, pasan factura. O eso es lo que se debate en la actualidad.
Especialistas en alimentación observan con creciente preocupación los efectos del 'Food Porn' en la población. Si hace meses fue la red canadiense de investigadores sobre la obesidad (CON-RCO) la que alertó de las implicaciones que tiene la captura compulsiva de imágenes de comida, ahora es el conocido doctor Oz, uno de los médicos televisivos más importantes de EE.UU., el que señala que la moda podría esconder un trastorno mayor.
Según Oz, los estadounidenses están engordando cada vez más por el efecto psicológico que provoca el 'Food Porn'. No se trata solo de una sencilla toma de imágenes de comida como forma de ocio, sino del rol que ésta juega en la vida. Se trata, aduce, de un elemento que en algunos casos extremos transforma la percepción del hábito alimenticio y en cómo ese cambio desencadena consecuencias en la alimentación. "La ansiedad provoca desajustes en el apetito y acaba con los hábitos saludables que deben regir la alimentación", asegura. Tras esto, las razones profundas para la preocupación de los expertos están en los riesgos de caer en enfermedades alimenticias relacionadas con el peso.
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En cualquier caso, y es algo en lo que coinciden CON-RCO y Oz, se trata de casos extremos derivados del 'Food Porn'. Una costumbre que, en su justa medida y en las manos adecuadas, posiciona la comida al nivel del arte.
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