Autobuses metropolitanos paran frente a la cochera de Bomberos en Antonio Dalmases.

El Palacio de Congresos... y atascos

El intercambiador de autobuses, las nuevas paradas de la LAC y los vehículos privados saturan el Paseo del Violón en hora punta

Miguel Margineda

Viernes, 4 de julio 2014, 12:12

Nueve y media de la mañana y el tráfico empeora bajo la sombra del Palacio de Congresos. Los vehículos que llegan de Camino de Ronda y Fernando de los Ríos se acumulan en el carril izquierdo, mientras los nuevos autobuses de la Línea de Alta Capacidad (LAC) cargan y descargan un torrente de pasajeros en el nuevo carril bus. Algún despistado o listillo se cuela por la derecha en los momentos en los que queda despejado de autocares.

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Un par de horas más tarde el tráfico es un poco más fluido; va por rachas. En sentido Suroeste, dirección Armilla, en el nuevo intercambiador de autobuses se acumulan hasta cuatro vehículos, formando una cola que llega hasta la Plaza Rottary, donde paran los taxis.

A las dos de la tarde la circulación ya es una cuestión de paciencia. Los 300 metros que hay entre la rotonda del helicóptero y el palacio pueden llevar más de cinco minutos, aunque en sentido contrario parece que los coches circulan más rápido.

La nueva ordenación del transporte público en Granada ha trasladado el intercambio de autobuses a esta zona, además de a La Caleta. Eso ha aumentado los problemas de atascos en los alrededores del Palacio de Congresos, ya que los dos carriles de circulación se convierten en uno entre la salida del túnel y la Plaza Rottary.

La mayoría de conductores no pierde los nervios. «No pasa nada, dentro de un par de días, aquí no habrá nadie», dice un hombre al volante. Los taxistas, ecuánimes: «Estamos igual que antes, el caos es casi el mismo, pero diferente porque en lugar de estar allí, está aquí».

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Un chófer de la LAC confiesa que hay cierta desinformación y que muchos pasajeros no saben cómo moverse por la ciudad: «Nosotros tampoco sabemos a veces qué es lo que nos toca».

Paola, vecina del Serrallo y usuaria del autobús urbano, se queja de la nueva distribución: «Esto es tirar el dinero del contribuyente con itinerarios imposibles. Han trasladado el caos del Centro hacia fuera».

Bomberos "bloqueados"

El otro punto de conflicto está en la calle Antonio Dalmases. La parada de los autobuses metropolitanos, que antes estaba frente a la puerta del Palacio, ha dejado su sitio a la LAC y ahora se sitúa en la parte de atrás del hotel Saray. Allí, los bomberos del Parque Sur consideran que obstaculiza la salida de camiones y otros vehículos de emergencia. Aurelio Contreras, secretario general del Sindicato de Bomberos, señala que el problema es que no saben por «dónde salir». Se supone que la circulación está restringida a vehículos autorizados, pero algunos particulares se cuelan.

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La concejal de Movilidad y Protección Civil, Telesfora Ruiz, considera que hay un «alarmismo innecesario» en la cuestión de la parada de Dalmases. Técnicos municipales han analizado el problema y subrayan que hay espacio suficiente entre la parada y la cochera de los Bomberos para que pase cualquier vehículo. Ante lo que señalan algunos bomberos de que en ocasiones hay un tapón de autobuses, Ruiz asegura que se trata de momentos «muy puntuales» e insiste en recordar que la cuestión se ha analizado y no hay peligro. «Sí es verdad que hay gente que cruza la calzada, pero obviamente los camiones salen con las sirenas puestas y la gente tiene que apartarse como en cualquier calle», concluye.

"Podría ocurrir una desgracia"

Un grupo de bomberos observa los autobuses desde la cochera del parque. Miran la concentración de vehículos y pasajeros con desagrado. «Aquí podría ocurrir una desgracia. Tendremos que ir con cuidado porque, en caso de accidente, la responsabilidad es del conductor», comenta uno de ellos.

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«Todavía no ha pasado nada», dice un agente del cuerpo de extinción de incendios, pero se muestra preocupado ante lo que puede pasar cualquier día. «El problema es que a primera hora se forma un embudo con dos o más autobuses a la vez que bloquean toda la calle. Incluso, aunque sólo haya uno, abren las puertas del maletero y la calle se llena de gente», comenta otro.

«Si vamos a un incendio de viviendas, lo normal es apretar e ir rápido, porque vas pensando en la gente que hay allí, pero no vas a atropellar a nadie», sentencia. No sería la primera vez: el año pasado un camión de bomberos chocó con un turismo en Atarfe resultando heridas de gravedad dos personas.

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