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Atlas del 'Urbanicidio' de Granada

Atlas del 'Urbanicidio' de Granada

Polígonos 'fantasma', carreteras sin coches y grandes desarrollos urbanos forman el paisaje que quedó tras el estallido de la burbuja. ¿Cómo ha cambiado la provincia en cuestión de diez años? Navega por los mapas interactivos y descúbrelo

M. V. Cobo

Lunes, 13 de abril 2015, 14:24

Hace tiempo que estalló la llamada burbuja inmobiliaria. Aquel fenómeno que llenó el cielo de la provincia de grúas en los primeros años del siglo XXI. Hoy, cuando el paro y la recesión económica han borrado esa imagen de las cabezas, un paseo a vista de pájaro permite ver los efectos colaterales de aquella bomba. Polígonos industriales perfectamente urbanizados, con sus carreteras de acceso y viales construidos pero en los que no se ha instalado ninguna empresa. Urbanizaciones enteras acabadas en las que no vive nadie. O solares en mitad de la ciudad con sus aceras y viales, en los que no se ha levantado ninguna casa. La construcción devoró millones de metros cuadrados que difícilmente se podrán recuperar.

Pensando en el coche

Un grupo de ingenieros de caminos ha ido recopilando estas imágenes, que captaban a través de Google Earth, y las han agrupado en una web llamada Nación Rotonda (www.nacionrotonda.com). Gracias a la tecnología, se puede ver en su portal el antes y el después de estas obras que cayeron víctimas de la crisis. De verdes lomas a eriales cruzados por cicatrices de asfalto sin uso.

«El título del proyecto viene del elemento común que aparece en casi todas las fotografías, que es la rotonda, porque el urbanismo que se ha hecho está eminentemente pensado para el coche», explica Esteban García, uno de los creadores de la web. Junto a Miguel Álvarez y los hermanos Guillermo y Rafael Trapiello, García ha creado todo un atlas de lo que ellos llaman urbanicidios.

«Nuestra definición es laxa, en el sentido de que no se circunscribe a una tipología de desarrollo; pueden ser comunidades de chalés cerradas, desarrollos enormes donde se prima el coche frente al peatón... Como orientación general hablamos de desarrollos genéricos no adaptados a su localización. Se ha tirado de plantilla mucho durante la burbuja y los desarrollos son indistinguibles, estén en Granada, Castellón o Galicia», resume García.

Consulta los mapas interactivos (Mueve el ratón encima para activarlos)

Los solares de la Azulejera, en Granada capital, se urbanizaron por completo pero nunca se llegaron a construir las viviendas. Miles de metros cuadrados cuentan hoy con aceras, viales y hasta alumbrado público, pero no hay vecinos ni actividad.

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El municipio metropolitano de Churriana es un ejemplo de la expansión en el cinturón. La población del municipio pasó de 8.200 personas en 2004 a 13.652 en 2014.

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Escúzar es un ejemplo de rápido desarrollo en los años más prósperos. Actualmente el polígono está trufado de empresas, aunque en la imagen de 2012 se ve vacío.

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Medina Elvira (en terrenos de Atarfe y Caparacena) es un ejemplo de por qué estalló la burbuja. Hoy el campo de golf está en quiebra y hay edificios sin terminar.

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El parque empresarial Príncipe Felipe en Hernán Valle tuvo una inversión de 6 millones de euros. Actualmente está el centro logístico de Mercadona, pero el polígono está infrautilizado.

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La promotora del polígono Marchalhendín entró en concurso de acreedores y se paró el proyecto. Se iban a invertir 330 millones de euros para dar cabida a más de cien empresas. Hoy solo hay una.

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Decenas de casas brotaron como setas junto al pantano de Cubillas en los años de esplendor del boom de la construcción.

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El verde de la costa en Motril se trufó del rojo de los tejados de las urbanizaciones, como la que se aprecia en la imagen.

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Motril también ha ido creciendo con suelo industrial. Ahora hay más empresas de las que se ven en esa imagen del polígono.

Parches sin futuro

Los cuatro autores pretenden «generar conciencia de que esto es un problema muy extendido y que no se va a solucionar por sí solo», como resume García. «La ocupación del suelo es grande, en muchos casos es privativa ya que no se puede llevar a cabo ahí otra actividad que la que se supone que se iba a desarrollar (industrial, residencial, etcétera). El problema es que es muy improbable que se vaya a desarrollar en ese espacio la actividad planificada, quedándonos enormes parches sin futuro», explica Esteban García, que ha ido recopilando los ejemplos granadinos que aparecen en Nación Rotonda gracias a la colaboración ciudadana. Entre estos ejemplos, hay imágenes de desarrollos urbanos que se quedaron a la mitad, pero también se refleja el rápido crecimiento que tuvieron, en muy pocos años, zonas concretas de la provincia.

Además de la ocupación, el catedrático de Ingeniería Civil de la Universidad de Granada, José Chacón, explica que «las zonas excavadas pueden tener consecuencias posteriores al facilitar la erosión del terreno expuesto y por lo tanto, la extensión de los productos de esa erosión a las zonas limítrofes; interrumpir las líneas de drenaje naturales y producir encharcamientos o embalsamientos de agua durante lluvias intensas; o eventualmente, contribuir a la inestabilidad de los taludes excavados y no reforzados que podrían generar otros problemas adicionales».

Pero al margen de esos efectos sobre el terreno, en la provincia han quedado una serie de parches que antes eran campo y ahora están urbanizados y sin uso. Los autores de Nación Rotonda han incluido quince ejemplos de la provincia, que resumen los efectos de aquella actividad constructiva que, a día de hoy, se ha comprobado que no tenía demanda. El suelo será difícil que se recupere, pero además se han tirado en esos parches cientos de millones de euros que no se podrán recuperar.

Entre los ejemplos que recopila la web están el polígono industrial de Escúzar y el de Marchalhendín, separados por pocos metros. Escúzar se ha ido llenando de actividad, pero no ha seguido la misma suerte su vecino.

En los juzgados

El polígono Marchalhendín comenzó a construirse en 2008 y estaba destinado a ser el mayor parque empresarial de la provincia, con cabida para un centenar de compañías y los más modernos servicios. La empresa promotora entró en suspensión de pagos en 2012 y el proceso se estancó en un juzgado contencioso-administrativo que sigue aún su curso. Solo mantener ese macropolígono costaba más de 600.000 euros al año. En 2007 había más cien empresas interesadas en instalarse en aquel parue empresarial de dos millones de metros cuadrados. Incluso se habló de invertir 330 millones de euros a lo largo de una década. A día de hoy, una única empresa trabaja en aquel espacio.

Otro de los ejemplos más icónicos que tiene la provincia es el de Medina Elvira. Un gran complejo de urbanizaciones que crecieron alrededor de un campo de golf, que hoy está en concurso de acreedores. El proyecto ha llevado a dos alcaldes de Atarfe ante el juez y sigue instruyéndose en los juzgados. Actualmente hay cientos de viviendas vacías en aquellas moles de cemento, algunas de las cuales no llegó ni a terminarse. Este complejo de viviendas se pensó como un enclave de lujo y hoy es un ejemplo del paisaje que quedó tras el estallido de la burbuja inmobiliaria.

También en la capital hay ejemplos de urbanización de un suelo al que después no se le dio uso. Es el caso de la zona de la Azulejera, en el distrito Norte de Granada, donde se hicieron aceras y viales, y hasta se colocó el alumbrado público, para que luego no se llegara a levantar ninguno de los edificios que había proyectados. Junta, Ayuntamiento y Estado, los propietarios de los solares, tenían previsto construir 1.600 viviendas en ese espacio.

Un paseo a vista de satélite, gracias a Google Earth, permite ver estampas realmente llamativas. Es el caso de Hernán Valle, una pequeña pedanía accitana que vivió momentos de gloria hace décadas, cuando era una parada en la línea de tren de Guadix-Almendricos. Hoy la estación está en venta. Allí, en mitad de un campo dorado, se asfaltó una suerte de cuadrícula para levantar el llamado parque empresarial Príncipe Felipe. Hoy, que Felipe ha llegado a ser monarca, el polígono está infrautilizado, ya que solo funciona una central de distribución de Mercadona, que abrió en octubre de 2013, y alguna empresa auxiliar, pero siguen quedando libres decenas de solares de los 240.000 metros cuadrados que tiene el recinto. La inversión inicial para el polígono fue de seis millones de euros.

Con esta herramienta de Google Earth se puede apreciar también el enorme crecimiento que han sufrido otros puntos de la provincia. Es el caso de Baza, por ejemplo, donde se aprecian carreteras más grandes, más casas y áreas industriales en los alrededores de la ciudad. En este caso, ese desarrollo sí estaría en uso.

Lo mismo ocurre por ejemplo en Salobreña. Lo que hace quince años era una mancha verde junto al azul de la Costa Tropical, hoy está salpicado de manchas naranjas de los chalés de las urbanizaciones. Eso sí, desde el satélite se aprecia que casi todas las urbanizaciones, con decenas de nuevas casas que han crecido por el municipio salobreñero, tienen piscina. Y están rodeadas por campos de golf, otro de los iconos de los años de bonanza de la actividad constructora. Como ejemplo, se puede señalar que Salobreña llegó a plantearse en 2006 un PGOU que contemplaba 16.500 nuevas viviendas. La Junta tumbó el proyecto porque superaba en un 200% los límites de crecimiento previstos en el plan de ordenación del territorio andaluz. En 2008 ya presentó un PGOU que rebajaba sus expectativas a 1.600 nuevas viviendas, más acorde con el crecimiento de la población, que pasó de los 11.420 vecinos del año 2004 a los 12.431 que registraba en 2014.

La costa crece

La dinámica fue similar en todo el litoral. Desde 1980 hasta 2010, el número de viviendas se duplicaron en el litoral granadino, siendo Almuñécar, Salobreña y Motril los municipios en los que más se construyó. Y eso se ve también a vista de pájaro.

Pero si hubo un auténtico boom de la construcción fue en el área metropolitana. Los ejemplos se sucedieron en casi todas las provincias. El Cinturón granadino llegó a superar en población a la capital. En Granada, quedaron barrios fantasmas en muchos municipios, donde los carteles de Se vende se han ido acartonando con el paso de los años sin encontrar comprador. Churriana fue una de esas localidades que creció de forma más que notoria. La previsión llegó a ser de aumentar en un 147% el número de viviendas y se construyeron viales, de doble sentido, para comunicar mejor este municipio con la capital. La población churrianera creció exponencialmente, desde los 8.230 habitantes de 2004 a los 13.652 registrados una década después, en 2014.

También resultan llamativas promociones de viviendas que han crecido alrededor en entornos vírgenes, como el pantano de Cubillas, por ejemplo, donde el verde pasó a estar manchado por decenas de casas.

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