Tranvía de Sierra Nevada.

El tranvía de Sierra Nevada, ese fascinante objeto de nostalgia

41 años después de su desmantelamiento, se multiplican los homenajes a esta infraestructura

Juan Ramón Olmos

Domingo, 21 de junio 2015, 02:37

El 19 de enero de 1974, el tranvía entre Granada y Sierra Nevada completó su último viaje. Y ese mismo día, ya se le empezó a echar de menos. No es una forma de hablar. El reportaje que al día siguiente publicaba IDEAL relataba que "Granada ha sentido muy hondo la desaparición de los deleites naturalísticos que el tranvía nos ofrecía" y que "a lo largo del último trayecto hubo aplausos. No hubo nada extraordinario, solo ese acudir en masa del público granadino para decirle adiós al vehículo que tantas ocasiones de felicidad le había proporcionado".

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Algo más de 41 años después, el tranvía se ha convertido en casi una leyenda que las generaciones mayores les cuentan a los jóvenes cuando hacen senderismo por Güéjar y se acercan a los restos de aquella infraestructura o cuando surge el tema del metro en la conversación y alguien recuerda que no sería la primera vez que los raíles atraviesan la ciudad. Hubo muchos tranvías en Granada, ciertamente, pero ninguno suscita tantos recuerdos emocionados como este, que llegaba hasta el Barranco de San Juan.

Eso ha llevado a que proliferen los homenajes en Internet a esta infraestructura. Así, existen diferentes imágenes antiguas (como las del NODO que pueden ver en el vídeo que acompaña a esta información) sobre el tranvía que, en su conjunto, acumulan más de 80.000 reproducciones en YouTube. Además, existen diferentes páginas en la web en la que se ofrecen análisis exhaustivos sobre su funcionamiento, los planos de sus rutas y, en definitiva, todo lo que necesita para conocer el tranvía de Sierra Nevada si nunca tuvo la oportunidad de subirse a sus vagones.

Pero, ¿qué es lo que provoca que la mención a esta línea de transporte genere tanta fascinación? Para los que se montaron en el tranvía, probablemente sea la asociación de emociones con los fines de semana que se pasaban en Maitena o el Charcón con solo subirse al tren. Para los que nunca lo cogimos, quizá sea la visión romántica de un tipo de transporte que atravesaba increíbles paisajes y enclaves espectaculares, como el mismo pantano de Canales, cuya crecida fue la causa oficial del cierre del tranvía. En cualquier caso, no deja de sorprender la falta de visión que se tuvo en aquel momento para no dejar parte de su trayecto intacto pensando en lo que podía servir para el turismo o, simplemente, para las familias que lo quisieran coger algún fin de semana. Ahora, solo queda la nostalgia por lo que fue y por lo que, tristemente, ya no es hoy.

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