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M. V. Cobo
Domingo, 12 de julio 2015, 01:15
Dónde, si no en mi ciudad, ha de perdurar lo más extravagante y sólido de mi obra, dónde si no?». La frase es del genial Salvador Dalí, uno de los amigos más queridos de Federico García Lorca. Dalí respondió así a Ramón Guardiola, alcalde de Figueras, cuando en los años sesenta el regidor le pidió que donara una de sus obras al Museu de LEmpordá. El artista no quería regalar un cuadro, sino un museo entero, un trozo de su universo único. El propio Salvador inició en los años siguientes la reconstrucción del teatro municipal de Figueras, que es hoy es uno de los museos más visitados de España.
No fue menor el amor de Lorca por su tierra, donde volvía siempre, por más lejos que viajara. Seguro que el lugar donde se levanta el moderno Centro Lorca le hubiera gustado, no muy lejos de aquel 'Rinconcillo' de eternas tertulias. Moderno, vanguardista, el edificio que lleva el nombre del poeta más importante del siglo XX espera mudo la llegada del legado del dramaturgo. Hoy es una realidad física pero inerte. Desde que en 2002 la fundación Federico García Lorca decidiera trasladarse a Granada y en 2004 se firmara el convenio institucional, el camino de este museo ha estado dando vueltas como el vals vienés que el poeta granadino mencionara en sus versos y al que puso música Leonard Cohen. Las obras arrancaron en agosto de 2006 y el edificio estaba «al 95%» en octubre de 2011, cinco años después. Nueve años se han consumido ya desde que se pusiera la primera piedra de este espacio cultural.
El camino que siguen este tipo de museos no está exento de dificultades, pero suelen presentarse en las negociaciones previas. Una vez que arrancan las obras, la construcción no suele demorarse tanto. En el Guggenheim de Bilbao, el Kursaal de San Sebastián, el Museo Picasso de Málaga o el Macba de Barcelona colgaron los carteles de obra durante menos de cinco años. Hasta la compleja reconstrucción del Liceo de Barcelona se acometió en menos tiempo. En el caso 'lorquiano' parece que se van destapando circunstancias excepcionales, como la 'desaparición' de cinco millones de euros que debieron destinarse a construir el edificio de la Romanilla.
Un museo de titanio
Uno de los casos más llamativos es el Guggenheim de Bilbao, que pese a la complejidad de su construcción, logró levantarse de la nada en cuatro años justos. La complejidad matemática del diseño de Frank Gehry era tal que hubo que usar un programa informático empleado en aeronáutica para facilitar la construcción. Para recubrir el icónico edificio se utilizaron 33.000 piezas de titanio que crean una poderosa imagen. la obra, que se inauguró en octubre de 1997, se recuperó la ría del Nervión para la ciudad, ampliando el casco urbano en un lugar de pasado industrial. Si rápida fue la obra, tampoco se demoró mucho la negociación previa, puesto que las autoridades del País Vasco y la Fundación Guggenheim tardaron menos de un año en firmar un acuerdo.
En solo tres años con las puertas abiertas se logró recuperar el dinero invertido en la construcción del museo, 84 millones de euros. Y en 2013, cuando llevaba dieciséis años recibiendo visitas, el Guggenheim ya había generado 3.173 millones de euros en la zona gracias a los 15 millones de personas que pasaron por allí.
En Málaga se cumplió ya una década del homenaje a su hijo más internacional, Pablo Ruiz Picasso, que cuenta con un museo en su ciudad natal desde octubre de 2003. En este caso no se construyó un edificio nuevo, sino que se rehabilitó y adaptó el Palacio de los Condes de Buenavista, que años atrás había sido el museo de Bellas Artes de la ciudad. Tampoco fue sencillo contar con el legado de la familia de Picasso en Málaga, algo que se había intentado años atrás sin éxito. Sin embargo, el acercamiento que se produjo en los años 90 entre Carmen Calvo ministra de Cultura entonces y Cristine Ruiz Picasso nuera del pintor y principal benefactora de la pinacoteca allanó el camino. En 1996 la Junta de Andalucía compró el edificio y la obra arrancó en la primavera de 2001. Dos años y medio después los Reyes inauguraban el espacio, con una amplia presencia de la familia Picasso. En apenas cinco años, pasó de ser proyecto en papel a poder visitarse. Se invirtieron 66 millones en la expropiación de dos casas y la remodelación del espacio. 3,3 millones de personas visitaron el museo en sus primeros diez años de vida.
También en Málaga se han puesto en marcha en los últimos años otros importantes centros culturales. Uno de los últimos en sumarse a la oferta cultural es el Centro Pompidou, situado en el puerto, en las confluencias de los Muelles 1 y 2, donde atracan los cruceros.
El edificio que alberga el museo es el conocido como 'Cubo', un contenedor de uso cultural que se construyó en estos paseos cuando se remodeló toda la zona. Posteriormente, las gestiones del Ayuntamiento de Málaga permitieron convertir este lugar en una sede de la pinacoteca francesa. Apenas seis meses duraron las obras de adaptación del lugar para albergar el museo, trabajos que costaron unos 5 millones de euros y que fueron aportados íntegramente por las arcas municipales.
En el mar
El Kursaal de San Sebastián también es un ejemplo de éxito. Construido en terreno ganado al mar, este palacio de congresos y auditorio es hoy la sede del Festival de Cine de la ciudad. El proyecto de Rafael Moneo comenzó a construirse en 1996 y se terminó en tres años, pese a que no faltaron las discrepancias sobre el presupuesto y algún accidente fortuito durante las obras. Aunque a los donostiarras no les convenció mucho tras ser inaugurado, los beneficios que genera para la ciudad hicieron que actualmente sea un espacio totalmente apreciado.
La receta de un museo
El arquitecto Ramón de Torres ha dirigido la obra de tres de los últimos museos que se han abierto en la capital almeriense. Conoce bien la obra pública en su vertiente cultural, y explica que la construcción de este tipo de edificios no tiene por qué demorarse más que cualquier otra obra. «Las peculiaridades de un museo o un espacio cultural estriban en las instalaciones, porque necesitará unas características concretas de iluminación, humedad o seguridad, por ejemplo, en función del tipo de obras que vaya a albergar. Requiere un buen proyecto museográfico y museológico, pero ambos se hacen antes de empezar las obras. Una vez que arrancan los trabajos no se trata de una obra más difícil de lo habitual», señala De Torres.
La dificultad, por tanto, es previa al momento en el que se cuelga el cartel de obra. «La redacción del proyecto sí puede demorarse más que en otros casos. Y si es una obra público, el acuerdo entre instituciones sí puede ralentizarlo más. Pero una vez ya decidido no tiene por qué haber demoras;el problema surge si se dejan flecos», incide De Torres. «En España falta mucha coordinación entre instituciones», remata el arquitecto.
De Torres especifica también que suele ser más difícil acometer la rehabilitación y adaptación de un edificio ya existente «porque ya partes de condiciones previas», que levantar un edificio nuevo.
Confianza y recursos
Para Ramón Fernández Alonso, arquitecto granadino, apunta a otros aspectos que a su juicio son clave. «Es muy importante que los representantes institucionales tengan confianza en el equipo que lleva la obra, y en el caso de los que acometen el Centro Lorca son de toda solvencia;y es vital que se acometan los trabajos cuando están asegurados los recursos necesarios para poder terminarlo». Fernández Alonso señala que, con esa confianza entre promotor y equipo de obra, el éxito es más fácil.
Algo más tardó en construirse el Museo de Arte Contemporáneo deBarcelona (Macba), una idea que surgió de la inquietud por construir una Barcelona Olímpica, pero que se inauguró en 1995, tras cuatro años de obras. Costó unos 37 millones de euros.
Otros ejemplos
Pero no todos los centros culturales han corrido tanta suerte. Lo normal es que se demore todo el trabajo previo, el de poner de acuerdo a las distintas instituciones, pero cuando empiezan las obras suelen cumplirse plazos.
Entre los que protagonizaron una andadura menos próspera se encuentra el Centro Niemeyer de Avilés, en Asturias, un regalo del arquitecto brasileño Óscar Niemeyer. Se comenzó a construir en 2008 y en 2010 se abrió una parte, aunque la inauguración definitiva se llevó a cabo en marzo de 2011. Las obras fueron rápidas, pero a los seis meses se cerró temporalmente el centro cultural por discrepancias organizativas y de gestión entre el gobierno asturiano, el Ayuntamiento de Avilés y la Fundación que lo dirigía. El espacio requirió una inversión de 40 millones de euros. Actualmente está en funcionamiento.
Y si hay un ejemplo en el que no falta la 'intriga policiaca' es en el Palau de les Arts de Valencia. Esta obra del arquitecto Santiago Calatrava es un imponente edificio que se construyó en unos cuatro años con un presupuesto de 478 millones de euros. No faltaron problemas en este ambicioso espacio escénico, desde la construcción de 300 butacas 'ciegas' a la caída de la plataforma escénica o el desprendimiento de la cobertura externa, lo que ha provocado cierres temporales del espacio. Actualmente hay una investigación judicial pendiente sobre la gestión de este proyecto, con sospechas de malversación y prevaricación. Con todo, el palau está abierto y celebra su décima temporada.
En el Centro Lorca, las instituciones trabajan contrarreloj para que el edificio no tenga que someterse a rehabilitación antes de ser inaugurado.
Mapa de los otros museos
Museo Guggenheim
Titanio puro: Las instituciones vascas comenzaron a negociar con la Fundación Guggenheim en 1991 y ese mismo año cerraron un acuerdo. Se eligió arquitecto, Frank Gehry, en 1992 y las obras se llevaron a cabo entre octubre de 1993 y 1997, cuatro años justos. Costó 84 millones de euros y tiene una superficie de 24.000 m2. Recibe más de un millón de visitas al año. En 2013 ya había generado 3.173 millones de euros en Euskadi.
Centro Niemeyer
Espacio abierto: Inversión de 40 millones de euros. La primera piedra se colocó en 2008 y en diciembre de 2010 se inauguraba la primera parte del complejo. En marzo de 2011 se llevó a cabo la apertura definitiva del centro cultural. El centro se cerró temporalmente por discrepancias entre el gobierno asturiano, el Ayuntamiento de Avilés y la Fundación que lo dirigía. Hoy alberga actividades culturales de la ciudad. Costó 30 millones de euros.
Musac
Arte en Castilla: 33 millones de euros se invirtieron en este edificio, cuya obra duró cuatro años. El Museo de Arte Contemporáneo de Castilla La Mancha. Su fachada de cristales homenajea a la Catedral de León.
Museo Picasso Málaga
Hijo de la ciudad: Tras varios intentos fallidos, en los años 90 la ministra Carmen Calvo logra un acercamiento a Cristine Ruiz-Picasso, nuera del artista y heredera de parte de su obra. En 1996 se compra el Palacio de Buenavista, donde empiezan las obras de adaptación en la primavera de 2001. Se inauguró en octubre de 2003 tras invertir 66 millones de euros. En su primera década de vida ha recibido 3,3 millones de visitantes.
Centro Pompidou
Arte frente al mar: Seis meses duraron las obras para adaptar el conocido como 'Cubo' del Puerto de Málaga para que pudiera albergar la sede del Museo Pompidou de París. La inversión fue de 5 millones.
Kursaal
Icono de cine: El edificio proyectado por Rafael Moneo se construyó en apenas tres años en un terreno ganado al mar a principios del siglo XX. Aunque la modernidad de sus formas chocó al principio a los donostiarras, tras su inauguración en 1999, se ha convertido en un espacio generador de riqueza y un icono para la ciudad. Es la sede principal del Festival de Cine de San Sebastián. La obra superó los 50 millones de euros.
Macba
Un corazón para el Raval: 37 millones de euros costó este Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, ubicado en el barrio del Raval. Cuatro años tardó en construirse este moderno espacio.
Liceo de Barcelona
El renacimiento: Unos 132 millones de euros costó la reconstrucción del Liceo de Barcelona, después de que un incendio arrasara buena parte del edificio en el año 1994. Cinco años más tarde de aquel fatídico accidente, el Liceo volvía a abrir sus puertas, con una apariencia similar a la que tenía, pero dotado de una infraestructura técnica muy avanzada. La reconstrucción la llevaron a cabo a través de un consorcio formado por entes públicos.
Palau de les Arts
Escándalos en la ópera: La construcción del imponente edificio de Santiago Calatrava costó 478 millones de euros. Se construyó en siete años y no faltaron incidentes como la instalación de trescientas butacas ciegas, el hundimiento de la plataforma escénica o la posterior caída del recubrimiento exterior. Actualmente hay una investigación abierta sobre la financiación y la adjudicación de las obras. En 2015 celebra su décimo aniversario.
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Fermín Apezteguia y Josemi Benítez
Fernando Morales y Álex Sánchez
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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