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Juan Ramón Olmos
Lunes, 30 de noviembre 2015, 00:59
Para un adulto, puede pasar como un simple catarro. Sin embargo, para los bebés que no están vacunados, puede ser mortal. Hablamos de la tosferina, una infección bacteriana del aparato respiratorio causada por la bacteria 'bordetella pertussis', y que se ha convertido en las últimas fechas en un elemento de temor para muchos padres. El motivo, que la incidencia de esta enfermedad en Andalucía se ha incrementado en los últimos años, al igual que en el resto de países de Europa.
Ha habido otro factor clave en el crecimiento de esta espiral de miedo: las muertes de, al menos, cuatro menores de tres años en España debido a la tosferina en este 2014. Especialmente llamativo fue el caso ocurrido en Málaga, donde la madre del bebé fallecido había buscado sin éxito la vacuna en varias farmacias mientras estaba embarazada.
Desgracias como esta han llevado a que, desde este lunes, la Junta de Andalucía vaya a empezar a vacunar contra la tosferina a las mujeres embarazadas que se encuentren entre las semanas 28 y 32 de gestación para que así puedan proteger a los hijos que llevan. Hasta ahora, la primera dosis se daba a los bebés a los dos meses y luego se inyectaban varios recuerdos, el último a los 12 años. En este cambio de rumbo ha sido también clave que la Junta haya recibido la confirmación del Ministerio de Sanidad de que se recibirán 14.180 dosis de vacunas adicionales.
El crecimiento en la incidencia de la tosferina en la provincia de Granada ha sido palpable en los últimos tiempos. IDEAL publicaba el pasado jueves que, a mediados de septiembre de 2015, se habían declarado 127 casos por esta infección, según los boletines epidemiológicos de la delegación de Salud, lo que arroja un índice epidémico alto. En ese mismo periodo de 2014, fueron 18, eso supone una subida interanual de un espectacular 605%. Y si echamos un vistazo a la hemeroteca, comprobaremos que, ya en 2013, apareció un brote de tosferina que alcanzó a 33 niños, la mayor parte en edad escolar e incorrectamente vacunados. Aquel fue solo uno de los cinco brotes de la enfermedad detectados en aquel año en Granada.
Lo curioso es que, antes de ese 2013, la tosferina se había convertido en casi un mal recuerdo que parecía desaparecido. Durante la década de los años 90 y la primera del nuevo milenio, apenas apareció en los medios. Para encontrar sus efectos hay que remontarse a los meses que transcurrieron entre septiembre de 1985 y junio de 1986, cuando se dieron 2.392 casos en Granada. Antes, en 1982, se había dado otra epidemia. Pero durante casi 30 años la vacuna de la triple vírica había desterrado la tosferina. Ahora, vuelve al primer plano.
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