Imagen de la última sesión extraordinaria de Economía, en la que no se abordó la eventual subida del IBI.

Prorrogar las cuentas obligaría a la capital a recortar 20 millones en facturas y servicios

El Ayuntamiento tiene en 2016 nuevos gastos que debe afrontar y los ingresos seguirían congelados

M. V. Cobo

Martes, 1 de diciembre 2015, 00:38

Los trabajadores municipales seguirán cobrando su nómina y el Ayuntamiento seguirá encendiendo las farolas cada día aunque no se aprueben unos presupuestos nuevos para 2016. Pero no elaborar unas nuevas cuentas de cara al año próximo tiene varios efectos, tanto políticos como económicos. Desde la primera perspectiva, el equipo de gobierno no podrá poner en marcha ningún proyecto nuevo, puesto que no se habrá incluido en los presupuestos de 2015. No queda mucho margen para la 'política', más allá de firmar las facturas habituales. Y desde el punto de vista económico, la ciudad pierde la oportunidad de subir el límite de gasto -que se actualiza cada año-; se prolongan ciertos desequilibrios ya detectados -como el escaso presupuesto para el transporte público-, y el Ayuntamiento se verá obligado a 'recortar' servicios para asumir gastos extraordinarios. En concreto, tendrá que buscar en sus 'cajones' al menos 20 millones de euros para afrontar la subida salarial de los funcionarios, así como la productividad y la devolución de la paga extraordinaria, el pago de los créditos y el sobrecoste del transporte público. Y ese dinero, sin haberse incrementado los ingresos -no se aprobaría la subida del IBI-, sólo podría salir si se ahorra en facturas (como la luz o la calefacción) o se recorta en servicios (bus, limpieza de calles o recogida de basuras, por ejemplo).

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Sobre la valoración política de una eventual prórroga de los presupuestos -que ya admiten el gobierno local y la oposición- ya han hablado los portavoces estos últimos días. El PP culpa a la oposición de no querer implicarse o proponer alternativas, además de bloquear la subida del 10% del IBI que pedía el equipo de Torres Hurtado. Los grupos de la oposición, sin embargo, criticaban que el PP no hubiera intentado negociar, que no les hubieran facilitado la información económica solicitada ni hubieran sido transparentes con la situación real y apuntaban que ha sido el propio Torres Hurtado quien ha llevado al Ayuntamiento a esta situación.

Pero más allá de las declaraciones de tinte político, prorrogar el presupuesto tiene efectos sobre la gestión del dinero público, dinero que aportan los ciudadanos con el pago de tasas e impuestos y del que se deben rendir cuentas.

Mismo techo de gasto

Este periódico ha contactado con varias fuentes expertas en economía para conocer todas las cuestiones que se pueden ver afectadas por esta situación.

El primer efecto que destacan de usar el mismo 'puzzle' de los presupuestos de 2015 es que el Ayuntamiento no podrá actualizar su techo de gasto, que el Ministerio de Hacienda impone cada año. Para 2016 es ligeramente superior.

El tope de gasto se queda igual, pero también el nivel de ingresos queda en las mismas cifras. Así, con las mismas piezas que tuvo en 2015, el Ayuntamiento de la capital tiene que hacer frente, sin embargo, a gastos extraordinarios que no estaban reflejados en esos presupuestos del año pasado. Y son más de 20 millones de euros los que tendría que asumir el Consistorio en 2016.

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El primero de esos gastos es el remanente negativo de tesorería que procede del año 2014. Cuando se liquidó el ejercicio, al Ayuntamiento le faltaban 18 millones de euros -tras haber terminado de contar los ingresos y liquidar todas las facturas pendientes del año-. Ese dinero hay que irlo restando, aunque al no hacerse un presupuesto nuevo, el equipo de gobierno puede 'esquivar' esta obligación y no detraer esa cantidad de los 262 millones disponibles -es la cantidad de 2015-.

Aunque el Ayuntamiento podría recurrir a este tecnicismo para no afrontar esa cantidad, en 2016 habrá gastos extraordinarios que son de obligado cumplimiento y que tampoco se contemplaban en 2015. Se trata de la subida salarial del 1% a los trabajadores municipales, lo que supone alrededor de un millón de euros más en gastos de personal. A esto habría que sumar 1,3 millones de euros que tiene que abonar todavía el Ayuntamiento de la paga extraordinaria que se retiró en 2012 y que no ha devuelto en su totalidad, y dos millones más de la paga de productividad que el gobierno local retiró de forma unilateral a sus trabajadores y que el TSJA le obliga a abonar. Sólo en capítulo 1, el destinado a los gastos de personal, el incremento frente a 2015 ronda los 4,3 millones y es de obligado cumplimiento. Sin embargo, esta subida no estaría reflejada en los presupuestos si se prorrogan los actuales. El presupuesto de 2015 preveía un gasto en Personal de 101,8 millones de euros, cantidad que hubo que modificar durante el ejercicio en más de 7 millones de euros por la incorporación del personal de la desaparecida Emuvyssa y el pago de parte de la extraordinaria, así como horas extra.

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Recortes, reparto, ahorro

Las opciones que tiene un equipo de gobierno municipal en esta situación son pocas. Sólo hay un número limitado de 'piezas' y si un capítulo requiere más de las previstas, sólo puede retirarlos de otra parte. Es decir, que para pagar esos incrementos salariales a los que está obligado sólo podría restar dinero de servicios o inversiones.

En 2016 también hay que empezar a pagar los intereses de los préstamos bancarios del pago a proveedores. Parte de ese dinero sí se incluye en los presupuestos de 2015, pero el gasto 'extra' no contemplado rondaría los 8 millones. Serían ya 12,3 millones más que habría que ir sacando de otro sitio. Seguimos.

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Otro gasto 'extra' para el 2016 es el que afecta a las subvenciones del transporte público. No se ha cerrado aún el ejercicio 2015 y el equipo de gobierno afirma no tener datos concretos, pero en las comisiones de Economía celebradas hay cierto consenso sobre el sobrecoste de la LAC, que supone entre 6 y 7 millones sobre lo presupuestado -que eran 10,2 millones-. Así, la cantidad no reflejada en 2015 habría que pagarla al año siguiente, cuando se seguiría contemplando la misma cantidad para la subvención del autobús. Es decir, al menos habría un déficit de 12 millones, aunque el Ayuntamiento podría introducir cambios en el transporte público que redujeran la factura. No hay que olvidar que sigue en marcha un Observatorio de la Movilidad que todavía no ha provocado ningún cambio en el sistema de autobuses. Además, en el pleno del viernes se aprobó una partida de 4 millones para reducir esa deuda, por lo que habría que sumar 'sólo' ocho millones más.

'Descontando' esos cuatro millones de euros sobrantes de 2015, el presupuesto de 2016 'nacería' con un 'déficit virtual' de 20,3 millones de euros, sin tener en cuenta esos 18 millones de euros que faltaron en el 'monedero' municipal al acabar el ejercicio 2014. Si se prorrogan, no se contemplaría esa eventual subida del IBI que proporcionaría otros seis millones de euros de ingresos extra. Aunque, con los datos 'fríos' no parece que sea suficiente para afrontar el ejercicio 2016, que el concejal de Economía, Francisco Ledesma, calificó de «muy duro».

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Los expertos consultados por este periódico apuntan a que hay otras alternativas para aumentar los ingresos, como las tasas, en las que no hay apenas limitación. Y el Ayuntamiento ha impuesto tasas tan variopintas como un impuesto por colocación de 'piercings' o tatuajes. Podrían incluirse ese tipo de cobros en otros asuntos, o incluso subir los precios públicos, como el billete de autobús o los precios de las actividades deportivas. También se puede ahorrar en gastos, desde compra de materiales a la factura de la luz o el gasto en móviles, por ejemplo.

Poca 'tela' que cortar

Hay que tener en cuenta que la mayor parte del presupuesto de la capital se va en pagar personal y servicios, que suponen el 78,3% del total. En el presupuesto de 2015 'sólo' se contemplan 3,6 millones de euros en inversiones reales, que es el escaso margen con el que el equipo de gobierno puede llevar adelante sus políticas. Incluso con una economía 'de subsistencia', el gobierno local y la oposición tendrán que agudizar el ingenio para ahorrar y lograr cuadrar unas cuentas que se antojan 'imposibles'.

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