Javier Tellechea
Domingo, 17 de enero 2016, 20:21
Sucedió en 2013, en la localidad de Charches. María Dolores R.L. descerrajó dos tiros a su marido mientras dormía. Luego escondió el cuerpo y limpió los restos. El jurado popular la declararía un año después culpable de asesinato.
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Aquellos días fueron intensos y confusos en aquel pueblo. No fue hasta después de cinco días de ocurrir los hechos, en los que se procedió incluso a un dispositivo de búsqueda, cuando María Dolores se derrumbó y confesó los hechos.
La historia reconstruye aquellos hechos, con declaraciones de vecinos, periodistas y el abogado defensor de la mujer, quien alegó en el juicio una anomalía o alteración por transtorno de personalidad por dependencia, a lo que sumó un retraso mental moderado y la obcecación en el momento de los hechos.
La Fiscalía mantuvo la calificación de los hechos como un asesinato con el agravante de parentesco y la atenuante de confesión, eliminó los celos como motivación del delito y rebajó la petición de la pena de los 18 años iniciales a 15 años de cárcel, a lo que sumó un delito de tenencia ilícita de armas.
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