Carlos Balboa
Domingo, 24 de enero 2016, 11:16
"No es fácil adaptarse a una cultura como esta porque a pesar de que Holanda no está tan lejos de nuestro país. A veces las diferencias culturales pueden ser tremendas". Nos habla Leticia Valenzuela, una granadina que lleva ya dos años viviendo en los Países Bajos. Allí emigró "harta de las pocas posibilidades de futuro que veía en España", tras haber estado preparando unas oposiciones mientras, al mismo tiempo, buscaba trabajo.
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Esta licenciada en filología inglesa por la UGR reside ahora en Leeuwarden, al norte del país, donde acabó tras realizar unas prácticas en la Universidad de Groningen, institución que ella eligió como parte de un programa obligado del máster que cursó en la Universidad de Deusto. Cuando finalizó su periodo de pruebas, la misma universidad le ofreció trabajo. Y más tarde desembarcó en su puesto actual como profesora de español como lengua extranjera en diferentes programas de estudio de la Universidad de Stenden.
Leticia habla inglés de forma fluida y un poco de alemán y holandés, si bien reconoce que con el primero "se puede sobrevivir" sin problema. Eso sí, nos avanza que cada día comprende mejor la lengua nativa. "Intento estudiar en mis ratos libre pero se me resiste un poco", matiza.
Añoranza y felicidad
Como no podía ser de otra forma, Leticia añora, en primer lugar, la alegría y el calor de la gente de Andalucía. "Ahora, cuando vuelvo, disfruto mucho más del solecito, el cielo azul o de un café en las terrazas de verano", explica. Y se apresura a admitir que "por supuesto también echo mucho de menos a mi familia y a los pocos amigos de verdad que me quedan en Granada, porque muchos de ellos se han tenido que ir también para buscarse la vida".
A día de hoy, Leticia trata de asimilar una forma de vida un tanto complicada. "Los holandeses planifican todo con sus famosas agendas y son muy cuadriculados para ciertas cosas. Hay reglas y multas para todo y eso se me hace difícil. Creo que se complican demasiado la vida con miles de prohibiciones y restricciones".
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Mientras que se integra como una holandesa más, la granadina viaja son sus alumnos por todo el mundo gracias a su labor como coordinadora de proyectos internacionales en colaboración con otras universidades europeas. "Ya he participado en un proyecto en Lituania y haré lo mismo en Portugal", revela.
El futuro no es algo que le preocupe mucho. "He aprendido a no hacer planes a largo plazo porque nunca sabes lo que puede pasar. Prefiero vivir el momento y ahora el mío es seguir aquí porque disfruto mucho con mi trabajo". Ahora bien, reconoce algo indudable: "Me encantaría estar cerca de los míos", si bien es consciente de que en España las cosas están más que complicadas: "No veo que tenga futuro, especialmente en el campo de la educación". A falta de un regreso definitivo, Leticia aprovecha sus días libres para volver a Granada: "Lo bueno de mi trabajo es que tengo varias vacaciones a lo largo del año, así que puedo viajar a casa y recargar pilas cada pocos meses".
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