Javier Tellechea
Domingo, 6 de marzo 2016, 20:03
Ocurrió en marzo de 2011, en Granada. Un agente de policía entró en un bar y pronunció unas palabras que aún resuenan en la memoria de la ciudad: "Llamad a un 'zeta' para que me detengan. He matado a mi mujer". Ella, su mujer, fallecía en su casa por las heridas causadas por un cuchillo y un hacha.
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