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Javier F. Barrera
Miércoles, 18 de mayo 2016, 12:43
La Cuesta de Alhacaba es la calle de Granada que es cuesta dos veces, según se desprende de sus dos nombres, dos topónimos que en castellano y árabe significan exactamente lo mismo. También es la vía natural que conecta la antigua entrada principal a la ciudad, el incomparable Arco de Elvira, con la Plaza Larga, a la que se accede a través del Arco de las Pesas, centro neurálgico, ayer y hoy, del barrio del Albaicín.
Esta cuesta, que comienza en la plaza de la Merced, es ahora una suerte de entrada secreta al Albaicín, desconocida por los turistas y visitantes, aunque haberlos haylos, que atesora toda la belleza, historia, recuerdos, olores, tradiciones y leyendas del barrio emblema de una ciudad incomparable.
La vía está transitada por guiris, estudiantes, rastaflautas, albaicineros y currelas que prefieren acceder al barrio por esta puerta trasera, dadas las dificultades que presenta el centro de la ciudad, reconocen cigarrito en mano.
Todo está lleno de vegetación, abundante y completado por olores que persisten y nombres de cármenes completamente evocadores que ahora no serán descubiertos. Las guitarras también salen por las ventanas y la escena infinita es tan incomparable como el mítico marco que se crea en el Mirador de San Nicolás con la Alhambra y Sierra Nevada. La mano de dios o la mano del hombre para capturar y crear belleza se estrechan en esta misma Cuesta de Alhacaba.
Superada la primera mitad de la Cuesta de Alhacaba aparece el segundo comercio de toda la vía. Un letrerico señala que hemos llegado a Eléctrica Yudes, donde Enrique, el titular, despacha amablemente una amena conversación con dos vecinos de la propia cuesta. "Aquí ya poco vamos a durar, sólo quedamos dos tiendas. Todo está en Plaza Larga y las calles adyacentes". Lo que sí queda es la inmensa presencia de sus antecesores judíos. "Todos los Yudes españoles somos medio familia", comenta con una amplia sonrisa. "Una vez me tomé el tiempo de buscar nuestros antepasados, y encontré a un Yudes que tenía una tienda en Amsterdam. Está documentado que murieron en el Holocausto".
Dos comercios
De vuelta a la vida real, la vía sólo tiene dos comercios. El clásico ultramarinos-de-toda-la-vida y la tienda de electricidad. Los coches estacionados a ambos lados en la primera mitad de la subida afean las vistas de cármenes blancos o de nueva construcción trufados con árboles, plantas y leyendas.
Como la del número 110, que habla de un apuesto caballero moro que raptó por amor a una joven cristiana y que logró escapar adentrándose a toda prisa en el palacio encantado, mientras sus puertas se cerraban de golpe para impedir el paso a sus numerosos e indignados perseguidores. El palacio desapareció con su amor, pero la leyenda permanece. Lo que tampoco es mal final.
La Cuesta de Alhacaba es también espina dorsal de cuyas vértebras crecen vías míticas como el Zenete o el Carril de la Lona. No en vano es "la vaguada natural entre la loma donde se alza la Alcazaba Cadima y los altos de San Cristóbal, eje central del verdadero Albaicín, poniendo en comunicación directa el campo del Triunfo y la Plaza Larga o Almaujara. Su nombre es el que recibía todo el barrio, alacqaba, o sea de la Cuesta", detalla Julio Belza, en "Las calles de Granada". Si hay que resumir en una frase esta calle principal no queda sino reconocer que su historia y su belleza te deja sin aliento. Y no nos referimos a que sea una pendiente cuesta arriba.
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