MERCEDES NAVARRETE
Domingo, 13 de noviembre 2016, 01:38
El promotor José Julián Romero se presentó el pasado 29 de abril ante la jueza para declarar en calidad de investigado con una naturalidad pasmosa y con muchísimas ganas de contar verdades porque quien lo ha perdido todo, según dijo, «ya no tiene nada que esconder». En una declaración de más de dos horas, que se ha hecho pública al levantarse el secreto de sumario de la 'Operación Nazarí', Romero se presentó como un constructor modélico, incluso un benefactor para Granada, que jamás obtuvo beneficios del Ayuntamiento sino todo lo contrario. Según relató ante la jueza, Urbanismo le perjudicó imponiendo avales millonarios para garantizar sus obras, cargas urbanísticas que consideró directamente un «chantaje» y bloqueando deliberadamente proyectos como el de Cerillo de Maracena.
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El empresario -al que se le imputan delitos de fraude en la contratación, información privilegiada, asociación ilícita, tráfico de influencias, cohecho, administración desleal, estafa contra la ordenación del territorio y un delito contra el medio ambiente- se aferró a su teoría que la operación Nazarí es cosa de dos bandos de funcionarios y políticos a la gresca.
Amigos del baloncesto
De Manuel Lorente, 'cerebro de Urbanismo' y ex amigo personal del constructor, porque no se hablan desde 2008, dijo que, efectivamente, «mandaba mucho» pero que no cree que diera un paso si que lo supieran los políticos. Romero recordó que su relación personal comenzó porque se sentaban al lado en los partidos de baloncesto pero rechazó de forma rotunda que esta amistad le abriera las puertas del área de Urbanismo. Todo lo contrario. «Lo mío con Urbanismo ha sido una guerra continua, he sido un enemigo continuo», aseguró Romero, que enumeró enfrentamientos con distintos concejales. El promotor advirtió que la mala relación comenzó cuando se negó a construir aparcamientos junto al palacio de congresos porque había restos romanos. «Me lo pide García Royo y yo digo que no y cuando me pide que al lado del Corte inglés haga un parque en una zona verde protegida me niego y me amenaza. Me dice 'te vas a acordar'», afirmó. A raíz de negarse, según su versión, a aceptar diversos proyectos sugeridos por el entonces gobierno popular, los expedientes de sus proyectos iban directamente al «bando de los funcionarios malos», que hacían informes negativos. Una dinámica que se institucionalizó, según aseguró, «y luego la ha utilizado el secretario del PP, que ha manejado en la sombra todos los expedientes», señaló en referencia a Sebastián Pérez. «No le voy a decir que me han arruinado, porque luego llego la crisis, pero me han hecho muchísimo daño», expuso. Al ex promotor se le llegó a quebrar la voz al recordar cómo el Ayuntamiento le hizo perder una millonada en proyectos como la azucarera de San Isidro y cómo en 2010 le embargaron los bienes de la empresa en la que tenía todo su patrimonio. «Me dejan insolvente... y yo entonces tenía 1.500 trabajadores», recordó emocionado y pañuelo en mano. «Yo me echo a promotor para arreglar problemas, para quitar las vaquerías del Zaidín que era mi barrio...», hipó ante la jueza.
«Lo volvería a hacer»
El interrogatorio también llegó alCerrillo de Maracena, el proyecto para levantar un palacio del hielo que nunca llegó a construirse, porque, según JJ, lo machacaron en Urbanismo. En este caso apuntó directamente a Jacobo de la Rosa, «esa figura tan importante en esta ciudad que se carga a los políticos y que es la mano derecha de Sebastián Pérez». También se refirió a De la Rosa como «ese señor que trabajaba para el Ayuntamiento de Armilla y para el promotor del Nevada». «En el Cerrillo de Maracena fui a comprar cinco kilos de naranjas y me vendieron un camión por cobrarme más dinero, suelo que no le correpondía al Ayuntamiento», alegó.
En cuanto a las preguntas y respuestas sobre la urbanización Casería de San Jéronimo, donde el promotor edificó 300 pisos, aglutinaron más de la mitad del interrogatorio. En este punto, además de invitar a la jueza a visitar la promoción «porque he hecho allí unas viviendas que ni los ricos de la Castellana», el ex promotor denunció que los avales reclamados por el Ayuntamiento fueron «un chantaje». «No es legal que me los pidieran», lamentó.
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A pesar de la insistencia de la fiscal, Romero no expresó claramente qué motivos le hacían acceder a este supuesto chantaje y a asumir exigencias a las que no estaba obligado. «¿Usted cree que hacer una rotonda es malo para la ciudad? aunque sea un chantaje», contestó el empresario que instó a la fiscal a que buscar las respuestas «en los dos bandos del Ayuntamiento». Aunque la hipoteca de 70 millones de esos pisos le llevó a la ruina -«fue el monstruo que me comió por querer hacer las cosas bien»- Romero se mostró orgulloso de haber beneficiado «no a los clientes, sino a las personas». «Lo volvería hacer, no he hecho daño a nadie ni he perjudicado al Ayuntamiento», sentenció.
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