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Un grupo de alumnos de educación especial de la Casa Madre del Ave María analizan la calidad del agua del río Darro, junto a su profesor.
Guardianes del Darro

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Alumnos del Ave María observan la evolución de naturaleza en las riberas del río que baña su escuela

Juan Enrique Gómez

Viernes, 18 de noviembre 2016, 02:43

Viven y estudian en la ladera de Valparaíso, sobre el cauce del río Darro y frente a la colina de la Sabika, el Avellano y la Alhambra, un paisaje que les marcará para siempre. Son alumnos de la Casa Madre de las Escuelas del Ave María, que se han convertido en pequeños vigilantes de las riberas del Dauro, observadores de la vida silvestre en un cauce que a lo largo de casi un kilómetro discurre junto al centro educativo. Aprenden a conocer y apreciar la vida que se desarrolla entre las alamedas, en fresnedas, zarzales y el matorral ribereño autóctono que crece junto a remansos de agua en los que han visto crecer las truchas, se han sorprendido con la metamorfosis de los anfibios y escuchan el sonido de los pájaros para reconocerlos por su canto.

Julio Hernández Gómez, es el profesor que con los alumnos del Ave María, sobre todo con los de educación especial, ha creado el Aula de Naturaleza Valparaíso y, con ella, una nueva forma de entender la educación ambiental. «Los chavales están entusiasmados. Desde hace tiempo son los verdaderos protagonistas de los trabajos que realizamos en relación con la naturaleza. Desde que hace un año empezamos con este proyecto, hemos logrado adecuar caminos de acceso desde el centro hasta el cauce del río, y senderos para recorrer las riberas», afirma Julio Hernández, que muestra a sus alumnos la evolución de la naturaleza in situ, gracias a que el centro está construido en la zona baja de la ladera del Sacromonte. «Linda con el río a lo largo de casi un kilómetro, lo que nos otorga una singularidad que debemos aprovechar. Ese contacto con un paraje natural muy poco alterado es algo que debemos tener en cuenta como recurso educativo y de colaboración con las instituciones que se dedican a la conservación y protección de la naturaleza». Julio, al que los chavales llaman maestro, les baja hasta el río para que ellos mismos tomen muestras para medir la calidad del agua. Les muestra como en aquella poza, algo más allá del tronco de álamo por el que han de salvar el cauce, habita una trucha común de gran tamaño, la especie autóctona de los ríos del sur, desplazada por la contaminación y la expansión de la trucha arco iris. «Hemos puesto cámaras de fototrampeo para ver las evoluciones de algunas especies, tanto para captar el paso de mamíferos, como en otras ocasiones para observar a los anfibios, con los que llevan a cabo un trabajo muy especial: «Nos hemos convertido en pioneros de la campaña de reintroducción del gallipato, Pleurodeles waltl, en el Darro y otros puntos de las inmediaciones, junto con la Sociedad Granadina de Herpetología, un proyecto aprobado por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía. ()

Reportaje Completo, fotogalería y vídeo en Waste Magazine: http://waste.ideal.es/riodarro-ecoescuela.htm

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