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Uno de los trabajadores del centro, en una de las aulas de la Zona Norte.
El Centro Albayzín: dos años de aulas vacías

El Centro Albayzín: dos años de aulas vacías

El centro, con sedes en el Albaicín y la Zona Norte, lleva dos cursos sin formación para el empleo; aún así, todo el equipo de empleados acude a diario a unas aulas, sordas, sin alumnos

CAROLINA RODRÍGUEZ

Viernes, 25 de noviembre 2016, 01:03

Hace justo un año el equipo de trabajadores del Centro Albayzín colgaba de la puerta de su edificio en la calle Santa Inés una sábana en la que denunciaba el impago por parte de la Junta de 17 nóminas. El gesto de protesta llegaba después de un calvario administrativo, personal y profesional muy complicado en el que habían sido testigos de cómo un Centro de Referencia Nacional en Artesanía 'agonizaba'.

Sin tener muchas esperanzas, a los pocos días, a las cuentas de los trabajadores empezaron a llegar sus sueldos. Parecía que todo el embrollo burocrático y laboral comenzaba a arreglarse con la regularización salarial y, el equipo de trabajadores confiaba en que la maquinaria formativa se ponía en marcha. Sin embargo, la ilusión se quedó en eso, y el avance económico no supuso la mejora laboral.

Pagos graduales y homologación de centros formativos

  • Desde Empleo explican que los pagos de las nóminas atrasadas se están haciendo de manera gradual. El problema de los impagos fue común en todos los consorcios andaluces y algunos ya han cobrado el dinero pendiente, pero el turno de Granada aún no ha llegado. En relación a la oferta de cursos, explican que para que se impartan, se necesita la homologación y certificaciones necesarias, algo que, inciden, se está haciendo y que cuando esté listo podrán impartir los cursos. En cualquier caso, los trabajadores cuestionan cuánto tiempo tienen que esperar más para cobrar sus nóminas atrasadas y apuntan que el retraso para la certificación se debe a la lenta respuesta de la administración «ya que todo lo que se puede hacer por nuestra parte, lo hemos hecho», sentencian.

La realidad es que, desde hace 2 años, el centro es una escuela fantasma en la que hay de todo, menos alumnos. El equipo de empleados vive desde entonces una situación «surrealista» porque acuden a diario a su trabajo «cuando en la escuela no hay cursos convocados ni alumnos matriculados», explican los trabajadores.

Queremos dar clase

Los afectados cuentan que, desde que el Centro Albayzín fue asumido por el Servicio Andaluz de Empleo (SAE), las condiciones para impartir clases cambiaron. A partir de ese momento, la escuela tiene que estar habilitada, adaptada, para ofrecer certificaciones de profesionalidad, «algo que debe hacer el SAE y que, después de un año, no hace», explica Silvia Rescalvo, trabajadora del centro.

La jefa de estudios, Susana Rodríguez, argumenta que desde el primer momento desde la escuela han intentado que sus programaciones profesionales estén adaptadas a las nuevas certificaciones. «Las remitimos y nos reclaman determinados parámetros que cambiamos o reclamamos, como el profesorado necesario... pero hay cosas que no dependen de nosotros».

La dependencia del SAE y el paso de consorcio a escuela requieren unas características concretas como el que las aulas de los centros estén visadas desde el colegio de arquitectos o de que los profesores tengan determinados requisitos académicos o laborales. «Nosotros intentamos adaptarnos a todas las características. Hemos ido cambiando lo que está en nuestra mano pero en el momento que solicitamos al SAE lo que necesitamos o el visto bueno, el trámite se eterniza en el tiempo», reconoce Rodríguez.

La cuestión, para ellos, es que «todo es una pescadilla que se muerde la cola ya que si el centro no está homologado, no se pueden impartir los módulos y así llevamos todo este tiempo. Necesitamos respuestas concretas que nos den soluciones».

El tiempo se paró

En las naves de la Zona Norte el tiempo se paró hace dos años. Las explicaciones en las pizarras, las mesas de los alumnos, los libros de la biblioteca... todo se quedó en el último curso. Los profesores reconocen que ponen su situación a la palestra porque «queremos trabajar y creemos que es necesario».

La importancia del Centro Albayzín se puede medir por algo tan básico como sus instalaciones. En un primer momento sus aulas se abrieron en el barrio albaicinero, pero la alta demanda hizo que la Junta planteara en la Zona Norte una serie de naves para impartir las clases prácticas que requerían máquinas de mayor tamaño. Se llenaron.

Por sus aulas han pasado más de 3.000 alumnos que salen con una formación especializada en materias relacionadas con la artesanía y el patrimonio. Los propios docentes exponen que la demanda es alta y que, aún hoy, sin clases, reciben llamadas para matricularse... curiosamente, una escuela que lo que quiere son alumnos.

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