El 2 de octubre de 1964 un avión francés de la compañía UTA con 80 pasajeros a bordo se estrellaba en los Tajos del Goterón. Sus ocupantes, la mayoría trabajadores de la empresa Miferma que explotaba las minas de hierro de Mauritania, viajaban desde París ... a Port Etiénne. No hubo supervivientes.
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Cuando se conoció la noticia, la Guardia Civil pidió ayuda a varios vecinos del pueblo para que les guiasen por la Sierra. Fermín González y el guardia civil Antonio Esteban fueron los primero en llegar al lugar de la catástrofe y lo que encontraron fue un amasijo de hierros y trozos metálicos retorcidos, restos de equipaje y un sembrado tétrico de restos humanos que se esparcían sobre las lajas y pedriscos. Ni el menor vestigio de vida animaba aquel dantesco escenario.
Solo cinco víctimas pudieron ser identificadas, al resto las enterraron en un panteón en el cementerio de San José. Hoy sus familiares han vuelto para rendirles un homenaje.
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