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Hace siete años se habló, por primera vez en Granada, del acelerador de partículas Ifmif-Dones. La provincia se postuló como candidata a acoger el ... laboratorio cuando el proyecto se entendía aún como una competición entre países, en la que Polonia y Croacia serían los rivales de España. Aquella carrera se diluyó cuando Polonia quedó al margen de la iniciativa y Croacia, lejos de plantar cara, se posicionó como colaboradora. El futuro del acelerador quedó despejado a finales de 2017, pero hasta esta misma semana nunca se había dado por conseguido. Hay financiación suficiente para empezar a construirlo. Solo falta un apoyo europeo que será clave para amarrar definitivamente el proyecto y anunciar un calendario de obras.
«El acelerador de partículas se construirá en Granada», anunció el pasado martes el director del consorcio Ifmif-Dones, Ángel Ibarra. Doctor en Física, lideró desde el Ciemat la participación española en proyectos internacionales relacionados con la fusión nuclear, y es autor de más de 200 artículos sobre esta materia –por resumir su currículum–. El suyo es, en definitiva, un perfil técnico. De ahí que haya mantenido durante estos últimos años una prudencia estricta a la hora de hablar del proyecto; cautela que otorga más valor al pronunciamiento de esta semana.
Vienen tres meses que serán determinantes para pintar el futuro del acelerador sobre un calendario. Está previsto constituir un comité internacional para impulsar el laboratorio. También cerrar acuerdos con países como Italia, con quien hay conversaciones muy avanzadas. Además, se incorporarán a la oficina los primeros ingenieros contratados directamente por el consorcio Ifmif-Dones. Y se decidirá, en un plazo algo más largo, en qué elementos concretos se invertirá el dinero que aportará Europa.
El desarrollo de Ifmif-Dones ya no depende, por tanto, de la captación de fondos. Construir la infraestructura científica, que será la mayor del país y se destinará a investigar materiales capaces de resistir reacciones de fusión nuclear, costará unos 700 millones de euros. Fuentes cercanas al proyecto estiman que las obras, que durarán una década, pueden empezar cuando haya alrededor de un 75% de la financiación comprometida, y aprovechar el periodo de implementación para buscar nuevos ingresos.
Ese grado ya se ha alcanzado. El Gobierno y la Junta de Andalucía se comprometieron a aportar la mitad de la inversión necesaria, unos 350 millones de euros. Lo habitual, y el objetivo, es que gastos de esta envergadura se sufraguen con fondos europeos (Feder), pero aún no hay asignación. Se da por hecho que, si no llegan esos ingresos, las administraciones buscarán otro mecanismo para inyectar este montante.
En cualquier caso, a la espera de que ese dinero caiga en la caja del consorcio, las instituciones pueden hacer inversiones menores de forma directa o a través de las entidades que participan en el proyecto –Ciemat y UGR–. Como ya ha hecho con los edificios auxiliares, que están empezando a construirse en los terrenos de Escúzar reservados para la instalación, el Gobierno puede adelantar los trabajos del inmueble principal, dando visibilidad y solidez a la iniciativa, facilitando nuevas alianzas internacionales.
El segundo gran desembolso, unos 130 millones, procederá de Fusion for Energy, el organismo que gestiona la contribución europea al ITER, el macroproyecto internacional para conseguir reacciones de fusión nuclear que puedan aprovecharse para generar energía. Según explica Ibarra, esta cantidad está también comprometida, pero aún no se puede gastar. Falta elaborar un plan, el documento que describa a qué se va a destinar concretamente este dinero. Hay un grupo de trabajo dedicado a precisar esos trabajos y un horizonte aproximado: mediados del próximo año.
Por último, Croacia se ha comprometido a contribuir en casi un 6% en especie, unos 35 millones. Aportará algunos de los componentes del túnel de más de 100 metros. La tardanza en sellar el acuerdo con el país aliado –en noviembre en presencia de los Reyes, pese a que se empezó a hablar en 2017– da una idea de la dificultad de este tipo de contactos.
Si en mitad de las negociaciones llega un cambio de gobierno, la complicación es aún mayor. Es lo que ha sucedido con Italia, uno de los países con los que hay conversaciones avanzadas. También hay contacto con Francia y Alemania. Y Japón, que era otro posible rival, también ha mostrado interés por colaborar con Europa –con España, con Granada– en Ifmif-Dones.
Con el 75% de la financiación asegurada, hay varios factores que todavía impiden precisar cuándo se construirá el Ifmif-Dones. Lograr un apoyo más en Europa será clave. Ya no es una cuestión de dinero, sino de sustento político, un intangible que será clave para colocar en Escúzar la primera piedra del acelerador.
Otro avance,«lo que marcará la puesta en marcha del proyecto», será la constitución del 'steering committee', una comisión directiva internacional que dirigirá el laboratorio.
Carlos Alejaldre, exdirector general delCiemat, coincide en que la creación de este órgano de gobierno marcará el inicio de los trabajos. Suele comparar el progreso del acelerador con una maratón. Y ya ve cerca la línea de meta:«Tenemos que tener prudencia, las piezas están encajando bastante bien. Confío en que a principios del año que viene, primer trimestre, podamos ya dar el pistoletazo de salida». El vicerrector de Investigación y Transferencia de la UGR, Enrique Herrera-Viedma, coincide en la visión optimista. «Hay países que están viendo el interés que está despertando la fusión, y con el impulso en Estados Unidos, países como Alemania o Japón pueden dar el paso y apoyarnos».
El acelerador de partículas será la mayor infraestructura científica del país. El laboratorio incluirá un túnel de cien metros en el que partículas de hidrógeno serán disparadas en grandes cantidades. Se estrellarán contra un circuito de litio en estado líquido. Al colisionar con esa lámina, las partículas se 'romperán' y los neutrones saldrán despedidos hacia muestras de determinados materiales. Esto ocurrirá en grandes cantidades y durante largos periodos de tiempo. El objetivo es determinar cuáles son los materiales mejor preparados para soportar directamente reacciones de fusión nuclear, en las que también se radiarán grandes cantidades de neutrones, liberando energía que en un futuro se aprovechará para generar electricidad.Aprovechar las reacciones de fusión para obtener energía limpia es uno de los grandes retos de la humanidad. Aún no hay fecha estimada para lograrlo. El experimento del pasado 5 de diciembre en Estados Unidos acerca la consecución de esa meta.
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