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El anuncio, claro y sin condiciones, llegó el 20 de diciembre: «El acelerador de partículas se construirá en Granada». Lo pronunció el director del ... consorcio Ifmif-Dones, Ángel Ibarra, durante una visita del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). Una granadina, Elvira Romera (Granada, 1969), forma parte de este organismo, que será clave para que el laboratorio empiece a funcionar dentro de una década. El CSN será el encargado de certificar que la instalación puede operar en condiciones de máxima seguridad para los trabajadores, la población, en general, y el medio ambiente, como sucede con cualquier infraestructura que trabaja con elementos radiactivos. Romera es catedrática de Física Atómica, Molecular y Nuclear en la UGR y, desde 2019, es consejera del CSN. En este puesto trata de devolver a la sociedad lo que ha recibido y que a ella «le ha permitido crecer como científica, investigadora y docente».
–¿Qué es el Consejo?
–El Consejo de Seguridad Nuclear es una institución que se crea en 1980 y es el único organismo competente en seguridad nuclear y protección radiológica en España. Es un órgano independiente, rinde cuentas al Parlamento. Está formado por un presidente y cuatro consejeros y trabajamos de forma colegiada. Tiene muchas funciones, pero hay cuatro principales. En primer lugar desarrollamos normativas en relación con seguridad nuclear y protección radiológica: instrucciones, guías… También tenemos la función de emitir informes para el licenciamiento y puesta en marcha de instalaciones nucleares y radioactivas. Nuestra opinión es vinculante cuando es negativa. Otra de nuestras funciones es la inspección y el control: los funcionarios del consejo son inspectores, controlan las instalaciones nucleares en España, proponen sanciones, emiten apercibimientos… Y una cuarta función, también muy relevante, es que el consejo asesora y apoya al Ministerio del Interior en emergencias radiológicas y nucleares.
–¿Cuántas instalaciones nucleares hay en España?
–Hay siete reactores nucleares en funcionamiento. Además, uno está en fase de parada, el de Santa María de Garoña, que ya ha solicitado el desmantelamiento, que se está evaluando. Otro está prácticamente desmantelado, el de José Cabrera, en Almonacid de Zorita. Y tenemos otro que está en situación de cierre que es Vandellós I. Como instalaciones nucleares, también tenemos el almacén de residuos de El Cabril, propiedad de Enresa. Además, una fábrica de combustible. Hay unas 1.600 instalaciones radiactivas, además de unos 38.000 de rayos X.
–En el futuro, una de esas grandes instalaciones será el acelerador de partículas. ¿Cómo colaboran el consejo y la oficina de Ifmif-Dones para homologar la infraestructura?
–El acelerador va a ser una instalación radiactiva de primera categoría. En España, un ejemplo de este tipo es el Sincrotrón Alba (en Barcelona, es un acelerador que «permite visualizar la estructura atómica y molecular de los materiales y estudiar sus propiedades»). El Ifmif-Dones será una instalación singular, en el sentido de que será única en el mundo. Nosotros, en el año 2019, establecimos un comité de enlace para apoyar y asesorar al consorcio del acelerador en el trabajo que está realizando, para cuando soliciten el licenciamiento de la puesta en marcha de la instalación. Ellos están elaborando el estudio de seguridad de la instalación y trabajando en las bases de licencia, y nosotros estamos orientando sobre la normativa que deben utilizar para desarrollar la documentación para esa fase de licencia. Principalmente es el reglamento de seguridad nuclear, las instrucciones de seguridad del consejo y los requisitos del Nureg-0800 de la comisión reguladora nuclear de Estados Unidos. El consejo garantizará el funcionamiento en condiciones de seguridad del Ifmif-Dones.
–¿Qué riesgos puede entrañar la instalación?
–En España, cualquier instalación nuclear radiactiva entra en funcionamiento solo cuando están garantizadas las condiciones de seguridad. Esa es nuestra obligación. El Consejo de Seguridad Nuclear va a poner todas las condiciones y requerimientos para que cuando la instalación empiece a funcionar lo haga en condiciones de garantía para la población, el medio ambiente y los trabajadores. Es lo mismo que ocurre cuando hay una instalación de un acelerador de electrones en un hospital.
–Como granadina, ¿cómo cree que puede influir el acelerador en Granada?
–Es una ciudad que está ya en el mapa mundial de la ciencia. Tiene una Universidad muy potente, con más de 300 grupos de investigadores, donde hay investigadores que lideran proyectos internacionales en distintos ámbitos de conocimiento. Además, tiene aquí institutos del CSIC muy importantes, unidades María de Maeztu y Severo Ochoa. También hay un ecosistema de empresas tecnológicas. Hoy por hoy ya tiene mucha fuerza a nivel científico, tecnológico y empresarial. El Ifmif-Dones va a ser positivo porque va a atraer talento, a generar puestos de trabajo cualificados, y es previsible que traiga empresas relacionadas.
–¿Y está Granada preparada para esto?
–Tiene un ecosistema científico de primer nivel, un ecosistema de empresas, muchísima cantera de talento para poder aportar al Ifmif-Dones y, además, a nivel logístico, un aeropuerto y una estación de tren. Si necesita mejorar algunos aspectos, se hará como se está haciendo con otros proyectos importantes que está abordando Granada. Una vez que el proyecto empiece a funcionar, las necesidades que surjan se irán cubriendo.
–¿Qué perspectivas ve a la energía de fusión? ¿Es algo que llegará a corto plazo?
–Toda la investigación que se haga en energía de fusión, en desarrollar un reactor comercial de fusión, es muy relevante. Va a contribuir en positivo. No me atrevo a hacer una previsión de cuándo estará un reactor de fusión funcionando.
–Hay dos caminos, el estadounidense y el europeo, dos formas de propiciar esas reacciones de fusión. ¿Cuál cree que será el que gane la carrera?
–Hay una serie de grupos de investigación, consorcios y colaboraciones internacionales que están trabajando en la investigación para obtener energía de fusión. Todas las investigaciones que se están haciendo son complementarias. España participa de forma importante en el ITER, una colaboración entre 35 países a nivel internacional, en la que se van a estudiar algunos aspectos de la fusión. En Ifmif-Dones se van a estudiar los materiales. A futuro se va a desarrollar un prototipo de reactor de fusión. Cuando llegue ese momento, toda la investigación sobre este tema contribuirá a que este prototipo sea posible. En mi opinión, todas las investigaciones suman y son complementarias.
–¿Cómo se actualiza y prepara el Consejo?
–Los técnicos del consejo, siempre que hay innovaciones y aparecen nuevas instalaciones o tecnologías que hay que licenciar, tienen que formarse. Por ejemplo, hace dos años se licenciaron por primera vez en España dos protonterapias en hospitales privados. Como en España no había experiencia en licenciamiento de protonterapias, varios técnicos del consejo se formaron en otros países. Hay una formación continua y técnicos altamente cualificados.
–Ha mencionado que una de las funciones del Consejo es actuar ante una emergencia nuclear. ¿Qué pasaría en España si hay un incidente nuclear?
–Está todo protocolizado y hay planes de emergencia. El órgano competente para coordinar una emergencia nuclear es el Ministerio de Interior. Somos asesores y apoyamos en todos los temas relativos a protección radiológica, y tenemos una sala de emergencias. Hay un entrenamiento continuo de técnicos, participamos en los simulacros de emergencia de las instalaciones nucleares, etc.
–¿En qué consiste la vigilancia ambiental?
–Tenemos como misión proteger a la población, trabajadores y medio ambiente. Por eso nos encargamos de desarrollar un programa de vigilancia radiológica ambiental en el entorno de las instalaciones nucleares. Se hace por parte de los titulares de las instalaciones con un programa de calidad y se hace una vigilancia totalmente independiente por parte del consejo, para comprobar que todo es correcto. Esa vigilancia totalmente independiente que hace el consejo, la encomienda a centros de investigación y universidades en las comunidades autónomas donde están esas instalaciones. Luego el Consejo evalúa los datos y los publica, para que los pueda ver cualquier ciudadano en aplicaciones interactivas que recomiendo que visiten.
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