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El 10 de julio de 2021, a media mañana, el presidente del Gobierno compareció en el complejo de la Moncloa para anunciar la remodelación del Ejecutivo. Ante decenas de periodistas, Pedro Sánchez desgranó las principales novedades que afectaban a su gabinete. Según relató, Nadia Calviño ... pasaba a ser la vicepresidenta primera del Gobierno y Félix Bolaños, que tiempo atrás había saltado a la palestra por presidir la salida de los restos del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos, se hacía con la cartera de Presidencia. El aterrizaje de ambos implicaba una absoluta revolución de los más inmediatos colaboradores de Sánchez. Carmen Calvo, que apostó por el madrileño en las primarias de 2017, abandonaba el Ejecutivo desgastada por el conflicto con Podemos por la Ley Trans y José Luis Ábalos, que en 2018 se había alzado como 'número dos' del PSOE por su respaldo al presidente, daba paso a Raquel Sánchez como ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana.
El presidente aseguró que la transformación daba paso a «una nueva etapa» y destacó el «gran impulso» que los nuevos integrantes del Ejecutivo iban a proporcionar «para acometer una recuperación justa, aportando juventud y cercanía». A los ministros salientes, entre los que se encontraban también Arantxa González Laya, Juan Carlos Campo, Isabel Celaá, José Manuel Rodríguez Uribes y Pedro Duque, agradeció su «dedicación personal, política y profesional durante el tiempo que han estado al frente» y destacó que todos ellos se habían «dejado la piel en defensa del bien público en las circunstancias más duras».
Las palabras de Sánchez resuenan con fuerza ahora, más de dos años y medio después, cuando el Gobierno se ve azotado por la más grave crisis política que ha tenido que afrontar hasta ahora. La explosión del caso Koldo, que investiga la presunta implicación de un asesor del Gobierno en una trama de venta de mascarillas en lo peor de la pandemia, arroja dudas sobre uno de los pilares que sustenta el Ejecutivo socialista, la resistencia a la corrupción, y pone en el foco a uno de los grandes valedores del dirigente, José Luis Ábalos.
El final del exministro aquella mañana de julio tuvo, sin embargo, un último episodio que guarda relación con Granada. Casualmente, la provincia fue uno de los últimos lugares que visitó como responsable de Fomento, apenas 72 horas antes de la comparecencia de Sánchez en que anunció la remodelación de su gabinete. Fue el 7 de julio, festividad de San Fermín, una jornada histórica para los granadinos. A primera hora de la mañana, Ábalos se desplazó a Atarfe para inaugurar un tramo de la GR-43.
El socialista recorrió la autovía acompañado por representantes de las principales administraciones. Entre los mismos estaban la entonces consejera de Fomento, Marifrán Carazo, el ya expresidente de la Diputación, José Entrena, además de la que era subdelegada del Gobierno, Inmaculada López Calahorro, y el también representante del Ejecutivo en Andalucía, Pedro Fernández. En las imágenes tomadas por los fotógrafos aquel día, se ve al dirigente acompañado de algunos de sus colaboradores en el ministerio. En otras, pasea junto a figuras como el ahora edil de Urbanismo, Enrique Catalina, o la exdiputada de Vox por Granada, Macarena Olona, en lo que es una escena habitual de este tipo de actos. Tras la inspección de la zona de obras, el ministro se detuvo unos minutos en una caseta de lona para atender a los periodistas. Aseguró que la autovía supondría «una importante mejora para la seguridad y la movilidad de la zona» y se comprometió a licitar el último tramo, el que conectaría con la A-92, «antes de finalizar el año».
El plato fuerte de aquella jornada, sin embargo, tendría lugar más tarde en la capital. Ábalos se desplazó a la plaza del Carmen para presenciar el pleno de investidura que ponía fin al bipartito y daba paso a la última etapa de Paco Cuenca como alcalde de Granada. Fue una sesión atípica, como reflejan las imágenes. La pandemia, que aún coleaba, hizo que la votación tuviera lugar en el patio y no en el salón de plenos, como es tradición. El protocolo de salud hizo que los concejales tuvieran que sentarse separados entre sí por un metro de distancia y que solo unos pocos elegidos, el ahora exministro entre ellos, pudieran presenciar el momento.
El dirigente estuvo acompañado por otras figuras relevantes del partido, como el ahora expresidente de la Diputación, José Entrena, el ya entonces secretario general del PSOE en Andalucía, Juan Espadas, y el vicepresidente del Congreso, Alfonso Rodríguez de Celis, quienes habían jugado un papel relevantísimo en la negociación que hizo posible el apoyo de Luis Salvador y José Antonio Huertas a la candidatura de Cuenca. Precisamente a todos ellos, importantes referentes del PSOE, fue a quienes el granadino abrazó en primer lugar tras retomar el bastón de mando. Así lo reflejan aún las fotografías. Primero Espadas, segundo Entrena y tercero Gómez de Celis. El abrazo y la visita de Ábalos llegó justo después.
El responsable de Transportes volvió a atender a los medios para asegurar que la «estabilidad y viabilidad» del acuerdo entre PP y Cs había quedado retratada y había supuesto «dos años perdidos para Granada». Asimismo, expresó que el pacto entre las dos fuerzas había «saboteado» la «voluntad popular» y destacó la «recuperación de la normalidad sin esfuerzo alguno, sin ninguna intriga, simplemente por la mera descomposición de un acuerdo que también se ve en otras partes de España» que había dado pie al regreso de Cuenca a la alcaldía. Ábalos dedicó unas palabras a Ciudadanos, formación de la que dijo que «en su día generó una expectativa interesante de renovación que, lamentablemente, el tiempo ha liquidado» y criticó al PP por «fagocitar» a los naranjas para «ser una alternativa en el país».
No todo fueron actos oficiales en la provincia para Ábalos. La noche antes de su intensa jornada de eventos programados, esto es, el 6 de julio, coincidió hospedado en el hotel Parador de Granada con el señor Coca Sánchez. responsable de Aridos Anfersa, la empresa para la que trabajaba la mujer 'Koldo' y el propio Koldo. Se trata del encuentro que ahora investiga la UCO.
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