Fraude inmobiliario

Así actúan en Granada los estafadores inmobiliarios para engañar en alquileres y ventas

«Es un chollo indescriptible», prosigue. «No existen pisos así. Llamaba todo el mundo. Pedían dinero en avance para la reserva. En 15 minutos saltó la alarma y denunciamos a la Policía Nacional. Todo es falso. Las inmobiliarias son falsas, las fotos con las ofertas son falsas. Pero siempre hay algún incauto que pica».

Joaquín Castellón, presidente de la Asociación de Inmobiliarias de Granada y director de la Inmobiliaria CG, en la calle Recogidas, tiene constancia de las estafas en el sector inmobiliario. «Son unas prácticas cada vez más habituales. En efecto, muchos pican», ratifica la experiencia de su compañero José Manuel Fernández Sánchez.

«Nos hemos encontrado con que hay determinadas personas que se descargan fotos de anuncios de agencias inmobiliarias, y publican fácilmente el anuncio porque para los particulares los portales inmobiliarios son gratis. El precio es superatractivo. Ocurre que la demanda es brutal. Pero la visita nunca se llega a hacer. Te dicen que viven fuera, te ponen excusas y lo que te piden al final es que ingreses en una cuenta un adelanto de dos meses o de uno en concepto de reserva de vivienda, para alquiler».

Comparte que es demasiado habitual este proceder. «Les ha pasado a clientes nuestros que han venido a contarlo. Se hace la reserva fruto de la baja oferta de alquiler y cuando llega el momento de entrega de llaves y de firmar el contrato esa persona desaparece. Te acaban de estafar».

Además, sostiene que en estos meses las estafas se multiplican. «A los estudiantes les pasa muchísimo, son muy valientes. Dicen, mira qué piso he visto, y van lo reservan y pierden el dinero por la estafa».

Joaquín Castellón pone un ejemplo práctico. «Nos llama muchísima gente para buscar vivienda y alquilar. Nosotros no reservamos vivienda sin conocer al inquilino y al dueño. Imagina un estafador que pilla una foto nuestra de un piso de setecientos euros y lo publica en quinientos. En el mismo día le llaman cien personas. De esas cien personas hay por lo menos treinta que pican y le ingresan el dinero. 30x500 euros=15.000 euros al día. Y esto pasa. La gente es imprudente».

El consejo, entonces, está claro. «Hay que tener mucho ojito y no hacer reserva por adelantado sin visitar el inmueble. En caso contrario, sucede que el timado ve un apartamento que le gusta y lo reserva para entrar al principio del curso. Y cuando llega septiembre, ni existe la persona ni existe el apartamento ni existe el dinero. Todo ha volado. El perjuicio es enorme».

El timo de los anuncios falsos es tan solo una de las prácticas que se estilan al calor al calor de la alta demanda de vivienda que hay en Granada. Los timadores combinan trampas en desuso con estos timos a través de internet. En la Asociación de Inmobiliarias de Granada trabajan para evitar las estafas y ofrecen una serie de consejos. «Nunca alquilar ni adelantar dinero sin hacer una visita física a la vivienda, sin conocer al agente inmobiliario y conocer que este agente tiene una oficina física. Además, es muy importante consultar las reseñas en internet de la agencia inmobiliaria».

Una de las estafas que ha vuelto es la de los listados de anuncios. «No es que sea en principio ilegal, pero es un timo de tomo y lomo. Hay algunas agencias determinada que lo hacen», reconoce el presidente de las Agencias Inmobiliarias de Granada. Consiste en que cuando preguntas por un piso en alquiler la agencia te ofrece suscribirte a un listado de pisos por 100, 150 ó 200 euros al mes. ¿Qué hacen? «El timo consiste en que estas agencias no tienen ningún alquiler con ningún propietario. Lo que hacen es pillar anuncios de particulares y se los mandan a los inquilino», explica.

Hay más. «Normalmente, son además anuncios de pisos que ya están alquilados. Es un timo, un servicio nefasto. Ni te muestran la vivienda, ni te hacen contrato ni nada. Horrible, pero claro, el que desconoce cómo funcionan estos temas, pues pica». También insiste. «Ilegal no es, pero es una trampa denunciable al menos éticamente. Son malas prácticas».