Crimen Navidad 2020 en Granada

El acusado del crimen de Purchil: «No quería problemas, había salido hace poco de la cárcel»

El luctuoso suceso tuvo lugar en la madrugada del 25 de diciembre. Alberto acudió a la casa donde estaba Antonio, la víctima, en la calle Selva Florida. Previamente hubo una discusión con intercambio de amenazas a través de Whatsapp con el hombre, que era expareja de su novia, y a través del móvil de ella. El finado y la mujer, que comparten cuatro hijos, estaban juntos en el domicilio. Además, la víctima a su vez mantenía por aquel entonces una relación sentimental con la expareja de Alberto. Eran dos ex con dos ex. La Fiscalía solicita una pena de 20 años de prisión por asesinato para el acusado, bajo el convencimiento de que fue expresamente al domicilio armado con una navaja o cuchillo con una hoja de 13 centímetros para acabar con la vida de Antonio, que tenía 34 años de edad, y después ocultó el arma.

El acusado ha negado este extremo, asegurando que se desplazó al domicilio sobre las seis de la mañana para devolver a su pareja un monedero con 300 euros. Alberto ha asegurado que no tenía contacto o relación con la víctima y que directamente jamás habían discutido hasta ese desafortunado día de diciembre. El hombre, que tiene antecedentes penales por Violencia de Género y un delito contra la seguridad vial, ha destacado que rehuía los conflictos porque «había salido de prisión hacía poco y llevaba todavía la pulsera telemática».

El hombre, además de la puñalada mortal que le atravesó el pecho y daño su corazón, recibió otras siete cuchilladas. Por su parte, Alberto, el acusado, sufrió varios cortes con un machete, uno de ellos en la cabeza, y otros que le provocaron un neumotórax por lo que tuvo que recibir asistencia médica y permanecer diez días hospitalizado. Las heridas de Alberto fueron provocadas con un machete espartano con dientes de sierra y 15 centímetros de hoja.

El acusado afirma que la víctima le recibió a machetazos, mientras que la acusación señala que fue Alberto quien atacó primero. Será el jurado y la sala, presidida por la magistrada Maravillas Barrales, quienes deberán decidir si fue o no en defensa propia. Alberto ha justificado que de forma habitual llevaba una navaja pallarés, arma que nunca se encontró. «Yo lo único que quería era que me dejara tranquilo. No sé cómo le di. Defendí mi vida», ha razonado a preguntas de la fiscal. Alberto ha mantenido que no recuerda con exactitud la agresión porque había consumido bebidas alcohólicas, hachís y cocaína. Por aquellos entonces el detenido dice que consumía entre 1,5 y 2 gramos de forma habitual al día. «Llevaba desde por la mañana consumiendo cocaína, hachís, 15 o 20 tercios de cerveza y una botella de Whisky», ha respondido en la sesión.

Alberto llevaba solo ocho meses de relación con la mujer, estrecharon lazos a través de redes sociales. Una vez que se produjo el crimen, señala que corrió a casa de su hermano, que vive a unos 100 metros del lugar donde se produjeron los hechos, para acudir a la Guardia Civil. Sin embargo, su familiar decidió llevarlo al hospital por las heridas que presentaba.

De hecho, su defensa, que ejerce el letrado Rafael López Guarnido, ha solicitado que se le aplique la eximente completa de responsabilidad penal por legítima defensa dado que su cliente también ingresó herido grave a cuenta de las lesiones, a lo que suma otras circunstancias atenuantes como drogadicción y embriaguez; además de arrebato y obcecación que pudieron anular sus facultades aquel día.

Las acusaciones particulares ejercidas por la mujer y los hijos de la víctima comparten la versión de la Fiscalía en cuanto a que creen que fue un asesinato y no un homicidio imprudente. La acusación ejercida por el hijo mayor de edad, que está representado por el letrado Solimán Ahmed, sostiene que el acusado y su pareja discutieron por Whatsapp aquella madrugada por un robo de dinero, lo que derivo en el crimen al tener conocimiento de que ella se encontraba en su casa con la expareja. Por todo ello, solicitan que sea condenado a 25 años de prisión por asesinato con alevosía y ensañamiento y cinco años más por amenazas.