«Estamos adaptándonos a la vida social sin olvidar que esto es una enfermedad»

Gracias al CPD invierte sus mañanas en cosas que le hacen bien a su cuerpo y su cabeza. Hoy está en un taller con el psicólogo Antonio Arenas y sus compañeros de asistencia, Marta y Morad. Este servicio de Diputación tiene convenio con un gimnasio al que van a realizar ejercicio, también se desahogan con la psicóloga o asisten a talleres sobre autoestima, relajación y cosas que les favorecen en este camino de salida de las adicciones. También tienen asistente social, abogado y un médico que les orienta en los cuidados. «Somos pioneros en estas actividades que favorecen el tratamiento de inserción», explica el psicólogo que dirige estos talleres.

Marta cuenta que, después de su ingreso en un centro para rehabilitarse, ahora va al CPD para sentirse mejor y para reorientar su vida laboral. Toca volver al trabajo y ahora va a reinventarse. Marta insiste en el patrón de las adicciones y cómo «las nuevas tecnologías se comportan como otras sustancias». Totalmente normalizada trabaja por reordenar su vida pendiente siempre de su tendencia. «Estamos adaptándonos a la vida social pero siempre tendremos en cuenta que esto es una enfermedad». Marta dice que no es justificación, que es algo que no pueden perder de vista en esta valiente recuperación por la que ya transitan.

Esta chica habla sobre la dopamina y esos picos que conforman la adicción, presentes en la cotidianidad de muchas formas. «Yo creo que el estigma conlleva desinformación. La gente piensa en los yonkis que se pinchan», algo totalmente alejado de estos usuarios del centro provincial de drogodependencias. Marta advierte de los peligros de los móviles y la vulnerabilidad de los chavales, de las nuevas formas que presentan todo lo que engancha y va minando.

Morad está contento con el apoyo que recibe en este centro. Dejó sus adicciones pero aún le queda algún fleco que trabaja cada día en el centro de Diputación. Además hacen excursiones, visitas culturales y cine forum. Todo les enriquece en este camino hacia la normalidad en el que no están solos.