
Alberto Flores
Granada
Lunes, 13 de septiembre 2021, 13:06
El doctor Ángel Galdo Seco falleció en Granada en la madrugada del pasado 11 de septiembre, a la edad de 97 años y rodeado felizmente de los suyos. Un hombre excepcional nacido en Vivero (Lugo), que se trasladó siendo un niño junto a su familia a Granada, la que se convertiría en su ciudad de adopción.
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Licenciado en Medicina y Cirugía en la Universidad de Granada, más tarde consiguió el Grado de Doctor en Medicina y Cirugía con la calificación de cum laude. Sus primeros pasos en la profesión tuvieron lugar como médico en varios pueblos de la provincia, hasta que por fin consiguió establecerse en su querido Hospital de San Juan de Dios. En 1957 se casó con la guapísima madrileña Conchita de Fuentes, el mayor acierto de su vida según decía el propio Ángel Galdo.
Dos años más tarde se especializó en Anestesia y Reanimación en la Universidad de Copenhague (Dinamarca), donde residió con su esposa durante dos años para regresar a España como el primer experto andaluz en técnicas modernas. Unos conocimientos que transmitiría a varias decenas de jóvenes médicos especialistas, que lo han reconocido como maestro, entre ellos su sobrino Juan Ramón Galdo. Finalmente obtuvo la plaza de jefe de servicio de Hematología del Hospital Ruiz de Alda, puesto que ocuparía hasta su jubilación. Pero su compromiso con la medicina no acabaría ahí, ya que después se desempeñó como emérito en el Hospital de la Inmaculada de Granada.
Además de a su familia y a su profesión, don Ángel demostró un profundo amor y compromiso hacia La Herradura, lugar en el que estableció su segunda residencia a principios de los años 70. Llegó a saberse de memoria la anamnesis de decenas de persoans del pueblo y, cuando necesitaban hospitalizarse, los visitaba cada día por la mañana y por la tarde. Cofundó la asociación 'Amigos de La Herradura' y fundó la 'Travesía a nado', que se ha convertido en referencia en la natación en aguas abiertas. Apasionado del deporte, fue campeón de Europa de natación para mayores de 85 años. En reconocimiento, hace unos años el Ayuntamiento de Almuñécar y la Tenencia de Alcaldía de La Herradura dieron su nombre a una de sus calles, desde la que se divisa toda la bahía.
Era imposible pasear con él por las calles de Granada capital y de La Herradura sin ser interrumpido en la conversación constantemente por personas que lo abordaban para abrazarlo. Porque quienes lo conocieron de cerca, como asegura su hijo Eduardo, saben que siempre fue «un gigante de corazón sin límite» en el que cabían todos los amigos del mundo y que siempre estaba ahí para quien le pudiera necesitar.
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