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En 1965, el granadino Francisco Rodríguez Vargas entregó «el equivalente del valor de cuatro o cinco pisos de la época» para alquilar uno de los ... mejores locales comerciales del centro de Granada, en Puerta Real, con la idea de garantizar un negocio para las futuras generaciones de su familia.
Rodríguez, abuelo del actual propietario creó la marca 'Ángelo Roselli' y se inspiró en ella para nombrar su zapatería. Era la época en la que se llevaba 'italianizar' los zapatos para darles caché. Roselli, que empezó con veinte metros cuadrados, se convirtió en una tienda de prestigio, que tenía hasta portero y llevaba los zapatos a sus clientas a casa. «A los granadinos les gustaba calzarse bien», recuerda el actual propietario, Ángel Rodríguez, que destaca las grandes 'sagas zapateras' que ha dado Granada. Los Salas, Maciá, Sierra, Garach, Hidalgo...
Roselli inició una expansión que le llevó a abrir doce tiendas en Andalucía Oriental. Hoy persisten las de Córdoba, Jaén, Málaga y dos en Granada... hasta el próximo 10 de enero. Y es que, la emblemática tienda de Puerta Real tiene los días contados y un gran cartel en su escaparate que da las gracias a Granada por estos 55 años de historia, junto a otros que anuncian la liquidación por cierre.
«La renta que me piden no se paga con un negocio de zapatos», resume Ángel Rodríguez, el propietario. Roselli es prácticamente la última empresa que mantenía la renta antigua en Granada, tras negociar una actualización que mantenía en vigor su contrato hasta el 31 de diciembre de 2019. El fin de la renta antigua, en 2015, afectó a más de 800 negocios en Granada, que fueron cerrando o renegociando contratos. A día de hoy sólo persisten unas cuantas que por estar a nombre de personas físicas podrán mantenerlas hasta la jubilación.
Estos días, Ángel no para de recibir el cariño de sus clientes en su tienda y también en las redes sociales. «Renta antigua no quiere decir renta baja», advierte el dueño de Roselli, que reconoce no obstante que su local es uno de esos considerados 'bandera' que dan visibilidad y por los que las multinacionales y grandes marcas están dispuestos a pagar. Y contra eso no puede competir un negocio tradicional. «Hay una expectativa desmedida por parte de los propietarios de locales como este que especulan», esgrime Rodríguez, que también es el presidente del Centro Comercial Abierto de Granada.
«Se está perdiendo la esencia del centro de Granada, hoy hay una oferta estandarizada. Me duelen casos como el de Librería Estudios. Echaron a Loli, su propietaria y cinco años después el local sigue vacío. Eso es una pena, eso era patrimonio comercial histórico de esta ciudad», añade Rodríguez.
Desde el Centro Comercial Abierto reivindican una estrategia común de los comerciantes y apoyo municipal con medidas como lanzaderas desde las paradas de metro o tarjetas multiparking para frenar la sangría del comercio tradicional. En cuanto a Roselli, no tirará la toalla y ya está buscando un nuevo local en el centro: «Cuando se cierra una puerta, se abre una ventana, tengo nueve empleados que son como mi familia y tengo que seguir. En mi familia nadie me sobra».
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