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El por otra parte extraño ritual de caminar por la calle sin mascarilla, colocársela para entrar, por ejemplo, en un establecimiento de hostelería y volver a quitársela a los treinta segundos, cuando aparece delante la primera cerveza, dejará a partir del 20 de abril de ... ser habitual. España y Granada ponen este miércoles fin al uso obligatorio de mascarilla en interiores, con excepciones en lugares como el transporte público y los centros sanitarios y sociosanitarios, ante una situación en general positiva en la evolución de la pandemia, en especial en territorios como la provincia, que presentan mejores datos que la media nacional.
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Los datos oficiales certifican el enorme cambio en la situación en los últimos doce meses, sobre todo en lo que respecta a la incidencia de los casos más graves, que requieren atención hospitalaria, y los fallecimientos; algo achacable directamente al efecto de la campaña de vacunación. Pese a todo, los expertos consideran que la ciudadanía debería seguir siendo «prudente» durante las próximas semanas, porque hay algunas cifras que siguen resultando preocupantes, en especial en lo que respecta a la afección entre personas de más de 60 años, y no son descartables del todo posibles novedades en la evolución de la pandemia en los meses venideros.
La principal buena noticia que dejan los resultados de un análisis de evolución de los últimos doce meses en Granada hay que buscarla en el desplome de las cifras de víctimas mortales y de presión hospitalaria.
El porcentaje más alto de caída se registra precisamente entre los fallecimientos. En los 7 días previos al 12 de abril de 2022, por ejemplo, los partes oficiales de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía solo notificaron la muerte de una persona en la provincia a causa de la covid-19. En el mismo período, pero doce meses antes, la cifra se había elevado hasta las 28. Por lo tanto, la de este año es un 96,4% inferior a aquella.
Muy cerca de este diferencial se quedan también los datos de presión asistencial, en especial los de unidades de cuidados intensivos (UCI). Solo tres pacientes seguían requiriendo este tipo de atención en Granada el pasado 12 de abril, 96 puntos porcentuales por debajo de los 76 que lo hacían en el mismo momento de 2021. De hecho, ningún granadino tuvo que entrar en una UCI en la semana anterior a la publicación de los datos más recientes.
En el caso de las camas ocupadas, han pasado en doce meses de 319 a 43, lo que supone una caída del 86,5%. En un período de siete días, en 2022 los pacientes que han tenido que ser ingresados alcanza los 17, mientras que un año antes habían sido 232, por lo que el diferencial alcanza los 92,7 puntos.
Todos estos importantes cambios de tendencia se dejan notar también en las cifras de mortalidad, que publica de manera experimental el Instituto Nacional de Estadística (INE). Durante las primeras ocho semanas de 2021, por ejemplo, habían sido 1.857 los fallecimientos registrados en Granada. Un año después, en el mismo período la cota se queda en 1.556, un 16,2% menos. Esta es la caída interanual más alta registrada en el entorno andaluz.
También se constatan importantes descensos en el número de positivos notificados, aunque el nuevo sistema de vigilancia de la pandemia se centra sobre todo en los datos relativos a las personas de más de 60 años. En la provincia, los nuevos casos se han reducido en un 65% en 14 días y hasta en un 78% en una semana.
El principal motivo de esta mejoría es sin duda el éxito de la campaña de vacunación. Entre los dos últimos 12 de abril, el número de granadinos que tienen ya una pauta completa se ha multiplicado por 11,6 tras pasar de 64.434 a 811.554, lo que supone el 91,8% de la población diana, es decir, las personas de 5 y más años. En lo que respecta al número de personas que han superado la enfermedad provocada por la covid-19, son hoy casi el triple que entonces (+177%).
Más allá de los datos puramente epidemiológicos, estos dos años se saldan con algunos otros cambios estructurales importantes. Por ejemplo, el porcentaje de personas que teletrabaja en España se situaba al cierre de 2021 en el 9,5%, prácticamente el doble del 4,8% registrado en el mismo momento de 2019. Tampoco se han recuperado del todo los niveles de movilidad prepandemia, según las cifras del INE, aunque en esto puede tener que ver la lentitud del proceso de recuperación en los territorios más dependientes del turismo.
A pesar de las buenas cifras de evolución, los expertos piden que los granadinos sean «prudentes» pese a los cambios en la normativa de las mascarillas. José Martínez Olmos, especialista de la Escuela Andaluz de Salud Pública (EASP), señala que «la pandemia todavía está vigente, y por lo tanto no podemos renunciar a prevenir los contagios; lo que pasa es que ahora queda en manos de la ciudadanía». «Todavía hay circulación alta», expone, por lo que recomienda que se siga usando la mascarilla sobre todo en los contextos en que contagiarse es más fácil, como en aglomeraciones de personas o lugares con mala ventilación, «hasta que la Organización Mundial de la Salud pueda declarar que la pandemia ya no existe, lo que pasa por una cobertura vacunal suficiente en todo el mundo». Olmos avisa:el virus «todavía nos puede dar algún dolor de cabeza, y por eso debemos seguir siendo prudentes».
Coincide en esta valoración Joan Carles March, de la misma institución, quien afirma que Granada «llega a este momento en mejor situación que muchos otros sitios, y eso es algo que hay que destacar». «Lo que pasa es que no nos podemos relajar», continúa, «porque vemos actualmente una subida de los indicadores de incidencia acumulada en las personas de más de 60 años», algo que podría empeorar a causa de las aglomeraciones durante la Semana Santa, que «también pueden ser un espacio de contagio».
Por esta razón, Joan Carles March considera que quizá haya sido pronto para tomar la decisión de eliminar las mascarillas en interiores y recomienda a la ciudadanía que siga llevándola «en lugares donde haya mucha gente o mala ventilación» por «responsabilidad», además de señalar las excepciones ya recogidas, como el transporte público o los centros sanitarios. «Es un riesgo pensar que todo ha acabado», remata el experto.
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