Adiós a Pepito, el corazón de la lonja de Motril

El corazón de José Campoy, Pepito, ha dejado de latir. Era el alma de la lonja de Motril y la ayuda más estimada de los marineros. Este querido motrileño fallecía a la edad de 50 años tras una vida entera de luces y sombras.

El hombre de mar era originario de Varadero-Santa Adela. Proviene de una familia humilde de pescadores y fue el séptimo de 13 hermanos, dos hombres y once mujeres. Tenía carácter para rato, pero era una alegría encontrárselo entre los muelles. Hacía su vida sin molestar a nadie, con sinceridad infantil, y ayudaba al que podía. Carisma a raudales, siempre llevaba algún sombrero colorido porque no renunciaba a la elegancia ni en las horas de trabajo a destajo. Sobrevivía gracias a las faenas que le caían en el puerto; apañaba aparejos o descargaba la mercancía.

Era un habitual. En cada visita a la zona no faltaba Pepito. Su pérdida deja huella entre los pescadores y todos los vecinos que le conocieron. Las redes sociales se han llenado de muestras de condolencias a su familia. «Era muy buena persona, yo que he trabajado con él, muy buen compañero y una persona muy alegre. Un hombre que nunca dio problemas a los vecinos y conocidos. Vivía su vida. Se extrañará no verte», comentaba un lugareño por Facebook.

«Se buscaba la vida. Echaba una mano para estibar cajas y era una persona de fiar, con sus problemas, pero muy buena gente. Un hombre del puerto, su casa estaba aquí. Carismático y fundamental para nosotros», comentan a IDEAL los marineros motrileños. «Era parte de todo esto. Será muy raro no verlo más por aquí», sentencian.

A Pepito le gustaban poco las cámaras de televisión y la prensa, al menos en los últimos años. Sin embargo, no ha habido ni una sola vez que no haya ayudado a este medio. En 2022 accedió con gusto a que Pepe Marín, fotógrafo, le inmortalizara. En su larga vida, Campoy ha tenido que superar muchos obstáculos. Fue conocido a nivel nacional por un error judicial. En el año 2005 este hombre, que fue toxicómano, fue encarcelado por robo y quedó absuelto. Sin embargo, pasó 17 meses de forma indebida en la cárcel. La Justicia tuvo que indemnizarle por la privación de libertad y los daños morales sufridos.

El abogado, Marcos García Campoy, hizo que su caso diera la vuelta a España. A Pepito entre 2008 y 2010 lo fotografiaron en demasía, por eso rehuía después de las cámaras. En algunas de sus pericias judiciales se asomó al balcón de la Audiencia Provincial para celebrar. Por aquellos entonces soñaba con curarse y mejorar su vida.

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