Arte urbano en Granada
Adiós al segundo grafiti de El Niño de las Pinturas en el barrio del RealejoArte urbano en Granada
Adiós al segundo grafiti de El Niño de las Pinturas en el barrio del RealejoLa demolición del bloque de dos alturas de la calle Molinos 10, que ya ha empzeado, implica la desaparición del local comercial de la planta baja, que hasta hace pocas semanas era una parafarmacia.
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Cuando se abrió, desapareció un precioso grafiti de Raúl, El Niño ... de las Pinturas. De igual forma, también desaparecerá ya para siempre el grafiti de Raúl, El Niño de las Pinturas, que decoraba uno de los dos laterales de este bloque. Este grafiti es bastante grande, está pintado a todo color, mide dos pisos de altura y representa a un pensador clásico.
El primero de los grafitis desaparecido era muy querido en el barrio. De repente, una chica maravillosa fijaba la mirada en ti mientras te decía, como susurrando: «Cansado de las mismas respuestas, decidí cambiar mis preguntas». La mujer de mirada sugerente y gesto delicado estaba cubierta de los mejores colores y podía disfrutarse en uno de los muros de la calle Molinos, en la casa que sobresale y rompe la línea de la calle a la altura del hotel Molinos, que ahora será demolida.
La apertura entonces de la parafarmacia en ela planta baja de este edificio se llevó por delante el grafiti que, a lo largo de toda una década, había llegado a convertirse en un icono de la vieja judería de Granada.
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Raúl, El Niño de las Pinturas, autor de esta pieza maravillosa, que pulula por internet y por las redes sociales como uno de los mejores ejemplos del denominado arte urbano, explicaba en octubre de 2015 que «cuando me enteré de que iban a abrir una tienda – no en vano Raúl es vecino del Realejo–, me dirigí a los responsables. Les propuse que mantuvieran el grafiti, como tantos otros que hay por toda Granada decorando paredes y persianas de comercios, que abrieran las puertas y ventanas que necesitaran y que yo se las pintaba para que se mantuviera el grafiti. Les expliqué que podría quedar algo muy chulo, pero no aceptaron».
El resultado es que el grafiti de Raúl terminó con su desaparición cumpliendo con su destino: ser efímero, futil, evanescente, obligado a perderse como lágrimas en la lluvia. Ahora, le acompañará en el mismo destino el grafiti de El Pensador.
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Pero, la 'muerte' de esta bella niña de las pinturas y de El Pensador de la calle Molinos del Realejo no será en vano.
–¿Qué sientes cuándo deaparece una de tus pinturas, Raúl?
–Me entran unas ganas locas de salir a pintar una nueva.
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