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La noche del pasado sábado comenzó para Alejandro (nombre ficticio) de la mejor forma, con una fiesta por el centro de Granada en buena compañía, pero acabó de la peor manera. Inconsciente, con el témpano perforado, un diente menos y otras cuantas lesiones que le ... hicieron bajar a un infierno inesperado. Lo mismo le ocurrió a su primo, que sufrió una severa fractura de nariz. Los presuntos agresores les pegaron, según consta en la denuncia, por ser «maricones» y «colombianos». Un delito de odio en toda regla que les ha causado serios daños físicos y psicológicos. La Policía Nacional trabaja para identificar a los agresores.
IDEAL ha podido hablar con Alejandro, que prefiere mantenerse en el anonimato. Su primo está tan devastado que no tiene fuerzas para contar su experiencia. Alejandro había salido de la discoteca y, como lleva poco tiempo en la ciudad (ha venido para estudiar), le pidió a su primo, que lleva tiempo en la ciudad, que le recogiera. Eran las cinco de la mañana. Al llegar, se fundieron en un abrazo. Tienen una relación muy estrecha, se adoran. Y ahí llegó el primer comentario. «Estos son maricones», señalaron unos jóvenes en tono despectivo. «Respetad», contestó Alejandro, incrédulo ante la situación. Al oír su acento, añadieron: «Y encima son colombianos. Maricones de mierda, iros a vuestro país a ser así. Viva España».
Los insultos pasaron inmediatamente a los golpes. Según la denuncia, uno de ellos golpeó a Alejandro, provocando que quedara inconsciente. «Me noqueó y empezaron a darme patadas tan duras que me reventaron los tímpanos, me dejaron los ojos ensangrentados y lesiones en espalda y costado», explica el afectado. Su primo también fue presuntamente atacado. Le fracturaron la nariz, sufrió una pérdida del control del esfínter y perdió sus gafas. «Le dieron súper duro», admite.
Se encontraban en la calle Casillas de Prats, cercana a plaza de Gracia. Dentro de la pesadilla que les había tocado vivir, tuvieron la suerte de que pasara una pareja que pidió a los atacantes que parasen y avisó a la Policía Nacional. Consiguieron evadirles y se marcharon. Aún no habían llegado los agentes cuando los atacantes regresaron y, según la denuncia, volvieron a la carga. «Nos pegaban para matarnos y desprendían odio. Nos hubieran golpeado hasta conseguirlo de no ser por la pareja», lamenta.
Acudieron al centro hospitalario de inmediato a ser atendidos de sus heridas. Alejandro tiene el tímpano perforado, el diente roto, un hematoma en el ojo y otras heridas por el cuerpo. Su primo se recupera de la fractura en la nariz, la más severa de sus lesiones. Aunque las peores, sin duda, son las psicológicas. «Es muy traumático, soy heterosexual y nunca había sufrido algo así, pero mi primo lleva toda la vida sintiendo ese rechazo por ser homosexual. En Granada había encontrado un sitio de paz y ahora se siente violado», cuenta el colombiano, que sitúa los mensajes de los partidos de ultraderecha detrás de estos comportamientos. «Los discursos de odio son tan fuertes que están calando en la juventud y dañando la mente de chicos en edades influenciables», lamenta.
Por otro lado, una amiga ha recaudado dinero a través de una plataforma para sufragar los gastos del psicólogo durante unos meses, de la pieza dental y de las gafas. También para que puedan estar un par de semanas sin trabajar, centrados en recuperarse. Ha conseguido en tiempo récord el objetivo, ochocientos euros.
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