Adolfo, Sandra, Salud e Isabel, trabajadores de Agua de Coco en la Fuente de las Batallas con dos muñecas malgaches. Fermín Rodríguez

Agua de Coco: Una ventana de Granada en el mundo

Celebra sus 25 años de vida y recibe la Medalla de Plata del Ayuntamiento | Presente en Camboya, Madagascar o Brasil, es la única ONG dedicada a la cooperación internacional cuya sede se encuentra en la ciudad de la Alhambra

Sábado, 11 de enero 2020, 13:46

En Madagascar, más allá de los dibujos animados, la isla más grande de África enclavada en el océano Índico, todo el mundo sabe dónde está Granada. En la ciudad de la Alhambra, nadie sabe a la primera cuál es la capital de Madagascar. La culpa ... de que en un país de los llamados del tercer mundo tengan más conocimientos de geografía y de historia la tiene el cuarto de siglo que la ONG granadina Agua de Coco lleva operando en esta bella isla africana.

Publicidad

Sucede igualmente con esa pequeña de apenas cuatro añitos, que dejó de acudir al comedor que el fundador y presidente de Agua de Coco montó a principios de los años noventa en Camboya. José Luis Guirao se había ido en 1992 a Camboya como voluntario de la ONG francesa Veterinario sin Fronteras de Francia. Sobre el terreno se dio cuenta del problema de desnutrición de la población, que estaba saliendo de un conflicto que dejaba enterrados en fosas comunes entre un millón y medio y tres millones de compatriotas camboyanos. El horror de los Jemeres Rojos.

Los principios de Agua de Coco

  • Transparencia Invitan a todo el mundo a visitarles y ver los proyectos in situ. Más de 80 personas al año colaboran sobre el terreno

  • Auditoría Están auditados por Ernst & Young para dar la seguridad a los socios de que las cuentas están en orden

  • Eficiencia El 96% del personal asalariado está en el terreno. La estructura organizativa solo necesita el 8% del gasto

  • Profesionalidad Se dedican a la cooperación internacional desde 1994 en tres continentes para lo que disponen de un equipo directivo comprometido y cualificado

José Luis Guirao, en su tiempo libre, decide montar un puesto donde cocina una olla grande de comida, a la mejor manera granaína, y la sacaba cada noche para alimentar a las familias que vivían en la calle. Sobre todo, cada noche, van niños y niñas. Y se fija concretamente en una que ha dejado de venir. Pregunta por ella. Se interesa por ella. Y gracias a los vecinos descubre que está tirada en el suelo. Tiene apendicitis. La lleva al hospital y le salva la vida. Esta niña tenía entonces cuatro años. A partir de ese momento, José Luis Guirao se ocupa de ella. A día de hoy, esta niña que ya tiene cerca de treinta años, tiene cuatro hijos. Uno de ellos, la mayor, está en estudiando la Universidad.

A pesar de que Kia ha tenido sus altos y bajos en su vida, buscando la salida del dinero fácil como todas las personas que han tenido que sobrevivir a una guerra y criarse en las calles, encauzó su vida y logró por lo menos entender que todos sus hijos tenían que estar escolarizados. Ylo están. Todo el dinero que gana es para educar a sus hijos. Todos hablan inglés y chino. Ytendrán su oportunidad. El proceso de superación de aquella niña hoy madre representa los 25 años de trabajo de Agua de Coco. Pero hay muchos más.

El coro de Agua de Coco

Oído absoluto

Harris es otra historia por las que merece la pena el trabajo de Agua de Coco. Harris es un muchacho malgache sordo y ciego a causa de una penosa enfermedad. Tiene una discapacidad, pero también tiene un don. Tiene oído absoluto. Es lo que tiene Agua de Coco, que sabe mirar y descubren que un muchacho sordo y ciego es también un virtuoso. Hasta el punto que hoy en día es el cantante solista de Malagasy Gospel, un coro formado por jóvenes de Madagascar que donde actúa, enciende corazones. Y arrasa.

Publicidad

La historia pasa una vez más por la familia Guirao. Fue esta vez Isabel quien en visita en la gran isla a José Luis le preguntó por los niños y niñas con discapacidad. Se conoce que no hubo respuesta, así que decidieron salir a buscarlos. Descubrieron un hogar con muchos niños ciegos. Tras la visita, les quisieron hacer un regalo, envuelto en forma de canción.

Fue la semilla del Centro de Arte y Música, que actualmente imparte doce disciplinas musicales con niños y niñas en riesgo de exclusión social. Es uno más de sus proyectos de inclusión social. Así salen de la calle y se enganchan a la música, que les sirve de pista de aterrizaje en al educación, en la escuela y en la formación profesional. Son unos ejemplos. Buenos ejemplos.

Publicidad

Pero Agua de Coco está llena de proyectos. Se dividen en cuatro áreas: Educación y lucha contra el trabajo infantil, Ambiental, Inclusión social y Sensibilización y educación para el desarrollo. En total son quince programas que se desarrollan entre Madagascar y Camboya –antes estuvieron también en Brasil–, y que a lo largo de este cuarto de siglo han beneficiado a más de treinta mil personas.

Un éxito completo. Pero, lo mejor de lo mejor, es cómo te explican los trabajadores en la sede de Agua de Coco esa ventana de Granada en el mundo: «Hay un proyecto de educación para el desarrollo que se llama 'Namana', que significa 'amigos' en malgache. «Es un hermanamiento entre aulas de diferentes puntos de España (Granada, Málaga, Almería, Madrid, Sevilla) con aulas de nuestros colegios en Madagascar.

Publicidad

Son colegios hechos por nosotros en lugares en especial riesgo de explotación infantil. Por ejemplo, las minas de zafiro, que meten a los niños al final del agujero y suelen quedar sepultados». Por eso han creado la escuela de los Zafiros, donde 460 niños y niñas están escolarizados, «y vas por las minas, y ya no ves niños».

Otro proyecto es la escuela de las Salinas. Hay más de 1.300 alumnos. «Es una zona donde hay salinas y pasaba lo de siempre, que trabajaban los niños. Gracias a la escuela van a clase. Lo mejor es que los padres entienden la importancia de que los críos estén escolarizados y comprenden que podrán acceder a una vida mejor. Hay que saber que las condiciones de trabajo en las salinas son terribles».

Publicidad

Fermín Rodríguez

Las experiencias personales

Trabajar en Agua de Coco proporciona experiencias únicas. No hay más que escuchar a Sandra Fernández César o a Salud García Jurado. Sandra comparte que «siempre he hecho voluntariado en España, con personas mayores. Y hace un pilón de años, trece, estuve de voluntariado en Brasil, lo que dejó en mí una semilla que ha hecho que buscara siempre la cooperación. Sinceramente veía imposible dedicarme a la cooperación internacional en Granada hasta que apareció Agua de Coco».

Salud coincide: «Soy de Huelva. Estudié en Madrid y vivía en Madrid , pero quería volver a Andalucía y trabajar en cooperación internacional. Me parecía imposible, así que Agua de Coco fue un pedazo de regalo. Pensaba que solo había este tipo de trabajos en la capital o en Barcelona, pero no. En Granada hay cooperación internacional».

Noticia Patrocinada

Hay más valores añadidos. Por ejemplo, explican ambas, «En Agua de Coco trabajamos en conexión directa con el terreno». Y lo explican:«Al estar el presidente fundador viviendo en Madagascar, así como toda la gente de los proyectos, la comunicación es directa, sin intermediación. Es muy bonita, porque cuando hablas sobre los proyectos es algo que está sucediendo en el momento, y tienes contacto con las personas beneficiarias».

También hay, digamos, inconvenientes: «Es un trabajo muy duro, con un gran nivel de estrés. La gente se piensa que los que trabajamos en ONG no trabajamos, pero es exactamente al revés. Tenemos 168 trabajadores en plantilla que son locales la mayoría, y tan solo un 3% son franceses y españoles. Yhay que responder por todos ellos». Y luego está el estrés de la financiación. «Exacto. Aquí en Granada nuestra principal función es la captación de fondos. Está el trabajo de las subvenciones. Está la financiación pública, que está esquelética y hay que recurrir a la creatividad y a un trabajo inmenso para lograr unos fondos que salen a marchas forzadas».

Publicidad

E insisten: «Cada euro que se logra está trabajado. Es una responsabilidad muy grande. Tienes un presupuesto y para cubrirlo hay que agudizar el ingenio porque siempre hay nuevas maneras de captar fondos y tenemos que estar muy al día. Ser visibles, estar en todos los sitios, contactar con todo el mundo».

Todo transparente. Todo claro. Salvo cuál es la capital de Madagascar. Es Antananarivo ;-)

Una vida contra la explotación y la prostitución infantil

Rosalís es uno de los nombres comunes a lo largo y ancho de la isla de Madagascar, unos 80.000 kilómetros cuadrados más grande que España. El nombre de Rosalís es la pronunciación malgache –su lengua madre–, de José Luis, el nombre de pila del fundador y presidente de Agua de Coco. «Es tal el amor, el cariño que tienen por José Luis Guirao en Madagascar que muchos niños llevan su nombre, lo que pasa es que suena como suena», explica Adolfo Rolo Sáez, trabajador de AGua de Coco que ha estado seis años sobre el terreno en madagascar. Lo confirma la gerente, Sandra Fernández César. «La obsesión de José Luis es la educación, que los niños reciban educación y que salgan de las calles. Se comprende que incluso tengan que trabajar para ayudar, pero que no dejen nunca la escuela.Ese es el fin primero y último de Agua de Coco, la lucha contra la explotación y la prostitución infantil». Ytermina:«José Luis, cuando va por las calles y ve lo que ve, se pone enfermo. Yreacciona y actúa. Y ahí es cuando vuelven a salir nuevos proyectos».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad