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La reforma integral de la Cuesta de Alhacaba estuvo lista tras meses de trabajos muy complicados a finales del pasado año 2023. Ocho meses después, el consenso entre los vecinos del barrio Patrimonio de la Humanidad es unánime, el resultado es altamente satisfactorio. Pero como ... las tijeras en las Cruces de Mayo, hay unos cuantos 'peros' que habrá que terminar de resolver.
Por un lado, el nuevo pavimento ha causado sensación. «Da mucho más seguridad a los peatones cuando bajan la cuesta porque se ha quitado empedrado y los desniveles que existían», explica Fernando, un vecino de la cercana calle Zenete en el colmado de la Cuesta Alhacaba, el único comercio abierto este mes de agosto de los dos que existen en todo el recorrido. Tras el mostrador, Sergio explica al mismo tiempo los inconvenientes. «Ahora parece una autovía y los coches bajan a toda velocidad. No sé para qué han puesto los discos y pintado la señalización de prohibido superar los veinte kilómetros por hora, si luego no viene la Policía Local a multarlos».
Luego entra Alfonso. Aporta su granito de arena.«Deberían poner badenes, pero igual lo que consiguen es que como bajan tan rápido salgan volando por encima del Arco de Elvira». Tertulia formada y carcajadas por todos lados.
Hay más peros, aunque también hay tiempo para que los vecinos coincidan en que la nueva Cuesta del Alhacaba está más limpia, luce muy bonita y con los nuevos bancos y las plantas y árboles todo lo mejor está por llegar. «Así es, explica Nati, vecina del barrio. Estos arbolitos son ahora muy pequeñitos, pero cuando crezcan darán mucha sombra y todos lo agradeceremos».
Hay gente, gamberros, vándalos, gente sin sentido ni corazón, que no piensan igual. Apenas lleva vigente siete meses mal contados la reforma de la Cuesta Alhacaba y muchos bancos ya aparecen pintarrajeados, las puertas de los garajes son blanco de los aerosoles de pintura y las paredes y fachadas lucen pintadas de todo tipo, algunas, del todo desagradables. En conjunto, estas acciones afean la Cuesta de la Alhacaba de forma determinante.
Los grandes problemas
Quedan, en fin, los dos grandes problemas que la reforma no ha solucionado en sí misma. Lo explica Pepe Bigorra, arquitecto ya jubilado y vocal de la asociación de vecinos del Albaicín. «Pensamos que la reforma de la Cuesta de Alhacaba debería haber traído un control del acceso de los vehículos al barrio», comparte. Explica a continuación que el Albaicín tiene pilonas en cuatro puntos, en Plaza Nueva, calle Elvira, San Luis y calle Pagés, «con lo que la Cuesta de Alhacaba se convierte en la gran entrada al barrio, porque si se sabe el camino, por el Carril de la Lona se puede llegar hasta San José». Por eso entiende que puede colocarse o unas pilonas, o una cámara de vigilancia o un radar fijo para evitar la alta densidad de tráfico.
El otro gran problema es el aparcamiento. «El Ayuntamiento realizó una prueba cotejando las matrículas de los coches que aparcan en la Cuesta de Alhacaba y el 90%no eran del barrio. Por eso creemos que deben estar reservadas para los vecinos».
Acceso No cuenta con pilonas y se ha convertido en la gran entrada al barrio
Aparcamiento La asociación de vecinos pide que se reserven a los vecinos para sacar vehículos fuera del Albaicín
Pavimento El gran consenso entre los vecinos por su calidad y por la seguridad que proporciona al tráfico y a los peatones
Velocidad Se quejan de que se circula muy deprisa
Vandalismo Puertas, fachadas y mobiliario urbano, pintorreadas
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