![Alertan de una escalada de agresiones a sanitarios en los dos últimos años](https://s3.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/202212/31/media/cortadas/agresion-benalua-k1lH-U190104666873aV-1248x770@Ideal.jpg)
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Los sindicatos advierten del aumento drástico de las agresiones a sanitarios en Granada durante los dos últimos años, tanto verbales como físicas. Aquellos aplausos en los balcones a las ocho de la tarde quedaron en el olvido, y los profesionales lidian a diario con actitudes ... impertinentes y agresivas que complican su trabajo. Los datos del Sindicato Médico de Granada revelan más de un centenar de ataques el pasado año, una cifra similar a la de 2021, cuando fueron 124. En 2020, año que comenzó la pandemia, el dato oficial se situó en 79 agresiones. El incremento desde entonces hasta ahora ha sido de más del 45%.
Sin embargo, la cifra de ataques reales es muy superior, ya que muchos de ellos no se denuncian. Además, estos datos no incluyen los ataques a los vigilantes de seguridad de los centros hospitalarios, que los sufren prácticamente a diario. Según UGT, en 2022 se registraron 77 ataques físicos a este colectivo, todos en Urgencias. Los trabajadores de la sanidad reclaman más comprensión por parte de los pacientes y más medios para controlar a aquellos que sobrepasan los límites.
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Laura Velasco
Fuentes del distrito sanitario Granada-Metropolitano admiten que ha sido «un año duro», con un aumento de los ataques a raíz de la nueva normalidad pospandemia, en la línea de lo que ocurre en el resto de España. El incremento es real, pero también lo es la comunicación de estos hechos. «Antiguamente los profesionales se callaban y toleraban las amenazas, pero ahora cuentan más estas agresiones. Sirven las campañas y los mensajes que recuerdan que no se pueden tolerar», añaden.
La mayor parte de las provocaciones a médicos tiene lugar en los centros de salud, según informa el sindicato CSIF, al ser el primer contacto con la sanidad en caso de enfermedad. También se registran en Urgencias -los celadores se quejan de sufrirlas aquí-, el lugar al que muchos acuden cuando no encuentran cita en Atención Primaria. Por último, suceden en las visitas a domicilio a pacientes. La problemática que lleva a los enfermos a cometerlas es diversa: trabas para conseguir cita presencial y telefónica, listas de espera, falta de personal, etcétera. En cualquier caso, nada puede justificar los ataques.
«La población tiene mecanismos para quejarse y demostrar que no está satisfecha, pero nunca así. Después de aquellos aplausos de las ocho de la tarde, ahora se nos maltrata tanto verbalmente como físicamente. No se puede tolerar», manifiesta CSIF. En este sentido, el sindicato ha pedido a la administración más medidas, como contratar guardias jurado para los centros de salud del Área Metropolitana y Nordeste en los que más casos se han producido. «La situación del personal es terrible», añade el sindicato.
El Sindicato Médico de Granada insiste en que el número de agresiones supera ampliamente la cifra oficial. Pese a que las sufren todas las categorías profesionales, el perfil más afectado son las mujeres de entre 45 y 65 años que trabajan en Atención Primaria, especialmente médicas y enfermeras. Los agresores normalmente son pacientes de género masculino, y sobre todo atacan verbalmente.
El colectivo resalta las medidas «prioritarias y urgentes» que podrían paliar la situación. Incluyen dotar a todos los centros de vigilante de seguridad y cámaras de vigilancia; cartelería disuasoria y explicativa que recuerde que agredir a personal sanitario está tipificado como delito; una campaña institucional sobre la tolerancia cero en medios de comunicación; la denuncia sistemática de la Asesoría Jurídica del Servicio Andaluz de Salud (SAS) ante cualquier agresión; o una señal de alarma para los agresores reincidentes en Diraya, el sistema que utiliza el SAS como soporte de la historia clínica electrónica.
Los profesionales de Enfermería también sufren en primera persona esta realidad. Tal y como señala Satse, las agresiones son constantes debido a que la gente es más intolerante y los trabajadores, que ya de por sí sufren una gran presión asistencial, tienen que lidiar con actitudes agresivas. «Pensamos que la pandemia cambiaría la forma de tratar a los profesionales sanitarios, pero todo lo contrario. Es cierto que las listas de esperas son enormes, pero ellos, que no tienen la culpa, son los que lo pagan», recalca el sindicato, que pone de relevancia la «inseguridad y el malestar» de estos facultativos.
Otro de los sectores que más nota este incremento de la violencia es el de los vigilantes de seguridad. Al aumentar los golpes a sanitarios se intensifican directamente los que recibe este colectivo, puesto que son los que se interponen entre el agresor y el trabajador. El sindicato UGT explica que la lacra se centra en Urgencias. «Muchos vienen descontrolados, exigiendo sus derechos y con prisa por irse. Es un cúmulo que pagan los compañeros, que son los que dan la cara y protegen al personal», apunta. Hay que añadir los casos detectados en las áreas de salud mental, donde los pacientes son más complicados. En cualquier caso, UGT pide más vigilantes en los hospitales y mayor protección jurídica ante estos ataques. Ellos no son considerados autoridad, algo que sí ocurre con los sanitarios, por lo que sienten una «desprotección» absoluta.
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