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Hace una semana, en la entrega de los premios Duque de Galatino, el director del Patronato de la Alhambra, Rodrigo Ruiz-Jiménez, anticipó en una breve intervención que pronto será una realidad del bono turístico con entrada del monumento para quienes pasen la noche en ... uno de los hoteles granadinos. En su discurso, el secretario de la Federación de Hostelería, Antonio García, le agradeció el anuncio desde el escenario y le conminó con entusiasmo: «Sé valiente, Rodrigo, se valiente». Se trata de una reclamación histórica del sector turístico que está a punto de concretarse. Pero que, como cualquier cambio que rompa con lo establecido en esta ciudad, suscita debate y -a ratos- polémica. Solo así se entiende que lleve en el mismo punto cerca de cuatro años sin que nadie se atreva del todo a afrontar las reticencias.
En enero de 2020, la entonces directora del Patronato, Rocío Díaz, aprobó una nueva normativa de venta de entradas para acabar con las reservas indiscriminadas y el tránsito de tiques entre unas pocas manos. También este fue un paso valiente que, pese al revuelo inicial, con el tiempo se ha asimilado y, sobre todo, ha acabado con los rumores de trapicheos con los boletos. En esta nueva normativa se reservó un cupo del 12% de las entradas para firmar convenios con instituciones y fomentar la pernoctación. Supone la nada desdeñable cantidad de 330.000 tiques al año.
El objetivo era que el atractivo del monumento redunde en la ciudad y acabar con ese mantra de que los turistas vienen de visita en autobús y se vuelven a Málaga. La mitad de este lote se destina al bono turístico -la Granada Card-, que permite visitar hasta 17 monumentos y se compra por un día o hasta tres desde los 46,92 euros. La realidad es que apenas un 40% de las entradas reservadas se consumen por esta vía, y las que sobran vuelven a las taquillas de la Alhambra. Se agotan cuando es la única alternativa para lograr el tique y a muchos visitantes no les importa pagar más por una Granada Card aunque solo sea para acceder a los Palacios Nazaríes.
La reclamación de los hosteleros siempre ha ido un paso más allá: que sean los propios hoteles los que puedan gestionar y garantizar la codiciada entrada a sus clientes. Sobre todo, ahora que vuelve a ser complicado lograr un tique en fines de semana o puentes. Hay que buscarle el encaje jurídico para que no suponga un conflicto de competencia y suscite la reclamación, por ejemplo, de los hoteles de Málaga. La fórmula es firmar un convenio con una institución y que sean ellas quienes vendan el tique al establecimiento hotelero registrado. El Patronato de la Alhambra no tiene inconveniente pero la realidad es que, en estos casi cuatro años, ninguna institución se ha dirigido para propiciar el acuerdo. Lo ha hecho recientemente la Cámara de Comercio, que sí puede operar como una corporación de derecho público. La reunión de la comisión se ha convocado para el próximo 20 de diciembre. Allí están representados también el Parque de las Ciencias o la Curia. Habrá que implantar mecanismos de control y auditoría, pero sería una herramienta poderosa para fortalecer el destino y competir frente a otros gracias a un elemento único: la Alhambra.
EL ALCALDE DE MARACENA NO ESTÁ SATISFECHO
El alcalde de Maracena anda «muy descontento» con la gestión de la Junta en Sanidad y Educación. Seguramente le suceda lo mismo a otros muchos alcaldes andaluces; la diferencia es que el de Maracena, Julio Pérez, pertenece al Partido Popular. Y lo que convierte sus declaraciones en noticia es que las dijo en un pleno el 24 de noviembre y que solo cinco días después Juanma Moreno ha defendido en el Parlamento que, pese a los problemas que arrastra el sistema sanitario, la gestión de su gobierno ha sido mejor que la de quienes le precedieron. Pese al «descontento» del alcalde maracenero.
A lo largo de la última semana, prácticamente a diario, se ha solicitado la versión tanto del alcalde como del partido en la provincia. Ninguna de las dos partes ha querido ni precisar, ni matizar, ni corregir el ataque de sinceridad de Julio Pérez, para quien los que llevan los asuntos de Educación y Sanidad –al menos en Granada– son 'incapaces' y actúan como el que 'escuchara llover'. Han optado por el silencio, confiados en que pasará la tormenta. El caso es que se oyen truenos por Sierra Elvira.
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