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Enfundado en un elegante traje azul oscuro, Miguel Ángel Ballesteros podría confundirse con cualquier profesor de la Universidad de Granada. Pero además de profesor, también es militar. Segoviano de 65 años, sabe como combinar a la perfección la regia solemnidad del oficio castrense y la liturgia de un profesor, siempre didáctico en cualquier situación. Miguel Ángel Ballesteros asistió el martes al III Congreso Internacional de Estudios Militares, organizado por la Universidad de Granada y el Madoc y celebrado en la Facultad de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos, acto en el que pudimos charlar con él.
–¿Cuál es la mayor amenaza para la seguridad nacional?
–Hay muchas, pero sin duda la más importante es el terrorismo yihadista.
–Seguimos en alerta.
–Sí, estamos en un nivel 4 sobre 5, el nivel que corresponde a la evaluación de la amenaza. Esta semana ha habido dos detenciones en Alaquas (Valencia) y Concentaina (Alicante), y está claro que la amenaza terrorista persiste.
–¿Cómo cree que se sienten los ciudadanos ante esta amenaza?
–Es lógico y es bueno que la ciudadanía trate de vivir sin obsesionarse y angustiarse por un posible atentado, pero también es inevitable que viva con gran preocupación cualquier atentado en el momento en el que se produce. La ciudadanía tiene que saber que la amenaza existe y que la seguridad al cien por cien no existe, pero que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y todo el entramado del Estado trabaja para minimizar esa amenaza y para hacerle frente con eficacia. No hay que exagerar la amenaza yihadista, aunque exista, como existe también para Francia, Alemania, Reino Unido, y en general para toda Europa.
–¿El yihadismo tiene a España en el punto de mira?
–Me atrevería a decir que en España, si cabe, disfrutamos de un punto más de seguridad por la experiencia que tienen los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado en su lucha contra el terrorismo, derivada de muchas décadas luchando contra ETA y cómo no, del trabajo de los servicios de inteligencia, especialmente del CNI, que son muy eficaces. Pero la realidad es que no podemos bajar la guardia.
–¿Es el yihadismo la mayor amenaza a la que se ha enfrentado el mundo en los últimos siglos?
–Es una amenaza global, pero no es la mayor amenaza desde hace cien años. Hemos tenido dos guerras mundiales, y hoy afortunadamente este tipo de hechos parecen descartarse. Lo novedoso es que han aparecido actores no estatales que hace sesenta años no tenían capacidad para atacar a un estado. Hoy el Dáesh o Al Qaeda son una amenaza global, capaces de poner en jaque a varios Estados, sin excluir a países tan poderosos como Estados Unidos. Ahora bien, esto no significa que vayan a lograr su objetivo porque cada día la comunidad internacional es más eficaz en la lucha contra el terrorismo. Todo terrorismo persigue un objetivo político, y en el caso de los yihadistas pretenden imponer a una parte importante de la población mundial, una forma de vida basada en la sharía con una interpretación salafista del Islam.
–¿Existe alguna amenaza latente en Granada?
–No. A veces la Alhambra aparece en algunos vídeos porque es un monumento que tiene un simbolismo enorme para el mundo entero, para los españoles, para el mundo musulmán, y también para los yihadistas, pero como lo es la Aljafería de Zaragoza u otros monumentos. La Alhambra tiene un poder de atracción enorme, pero hay que decir que los mayores focos de yihadismo que se han detectado no están en Granada ni en Andalucía. Están en Ceuta, Melilla, Cataluña y Madrid porque ha habido mayor inmigración a esas zonas, y aunque la inmensa mayoría de los musulmanes es gente de bien, no es descartable que surja una oveja negra.
–¿Hay alguna manera de que se conozca mejor el fenómeno terrorista?
–El ciudadano español necesita más cultura de seguridad en general. Mientras países como Francia, Reino Unido o Bélgica forman a sus jóvenes en materias relacionadas con la seguridad nacional, en España eso no se hace, y eso es una carencia que se nota. Hay mucho que mejorar, pero es cierto que el pueblo español es sabio, que ha sufrido muchos años el azote del terrorismo y sabe que la clave es resistir, porque el terrorista lo que quiere es doblegar la voluntad del ciudadano para que fuerce a sus gobernantes a ceder y el ciudadano español sabe que la clave está en lo contrario, está en resistir.
–¿Fue un acierto o un error acoger al barco Aquarius?
–El Aquarius era un problema humanitario que había que resolver. Estaban en juego nuestros valores, y alguno de los países europeos del Mediterráneo Occidental tenía que dar un paso adelante. La situación estaba empezando a ser crítica y toda crisis obliga a la toma de decisiones. Por otro lado, ya en 2017, se produjo un importante incremento en la llegada de inmigrantes que ha continuado aún en mayor medida en este año. La inmigración que hoy recibimos procede mayoritariamente del Sahel y del Magreb, y el camino más corto para ellos y donde corren menos riesgos de perder la vida es atravesar el Estrecho de Gibraltar y el Mar de Alborán. Los años anteriores el foco emisor de migración era la guerra de Siria, a medida que ese país se va pacificando los inmigrante retornar y el flujo, aunque en menor medida se invierte.
–¿Hay alguna solución a corto o medio plazo para atajar el fenómeno de la inmigración?
–La Unión Europea está trabajando en este tema, pero se queda corta. Hay que hacer comprender a todos los países miembros, que el problema no es sólo del que está en la puerta de entrada, sino de todos. Hay países que ven en la inmigración una amenaza, y hay que decirles a esos países que es importante que vean los problemas europeos como una oportunidad de encontrar soluciones todos juntos. El inmigrante es un inmigrante forzado, no abandona su hogar porque le guste más vivir en París o en Madrid, él prefiere vivir con su familia en Bamako, pero tiene que tener los medios para no ver morir de hambre a su familia. La Unión Europea tiene mucho recorrido y a España le toca sensibilizar a esa Europa más reticente que ve la inmigración con más distancia.
Sin duda, uno de los sucesos más impactantes de los últimos días ha sido el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en el consulado de Arabia Saudí en Estambul. Miguel Ángel Ballesteros se muestra muy claro en este asunto: «Es evidente que se trata de un crimen execrable, y el diccionario se agota para calificar lo que se ha hecho allí. Lo que hay que pedirle ahora a Arabia Saudí es que depure responsabilidades, aunque tampoco se pueden hacer acusaciones que se extralimiten a partir de los datos que tenemos». El General también alude a la importancia de la prudencia que tiene que imperar en estos casos y al respeto que tiene que existir entre naciones. «Creo que la presunción de inocencia se aplica a las personas, y debe aplicarse también a las autoridades de un Estado. Dejemos que hagan su trabajo y después podremos dar una opinión formada los demás. Opinar a priori, y más cuando están en juego las relaciones internacionales entre países muy importantes me parece que no es responsable», subraya Ballesteros.
–¿Cómo está la salud de la seguridad nacional en nuestro país?
–España es uno de los países más avanzados en Seguridad Nacional, ya que tiene un sistema moderno, bien estructurado, bien organizado, pero el camino que nos queda por recorrer es la integración de todas las capacidades, no sólo del Estado, sino de todas las administraciones, y ahí queda mucho por hacer, por ejemplo con la colaboración público privada. Podemos sentirnos orgullosos de lo que hemos hecho, pero el camino que nos queda por recorrer también es muy importante.
–¿Dónde hay que llegar en la estrategia de seguridad nacional?
–La amenaza yihadista puso de manifiesto que era un error compartimentar la seguridad. ¿De quién es la responsabilidad de que se produzca un atentado que se ha fraguado en Afganistán con Al Qaeda, ha captado a diversos yihadista de Arabia Saudí, de Líbano, y que acaban cometiendo un atentado en Europa o en Estados Unidos? La estrategia de seguridad nacional ayuda a establecer una integración de la seguridad y eso da unos resultados magníficos.
–Ese nivel de integración y de unión ¿La hay también en España y está por encima de cualquier situación política como por ejemplo de la de Cataluña?
–La seguridad nacional es una cuestión de Estado, es política de consenso. Nadie juega con los temas de seguridad nacional, por lo que otros temas políticos no deben afectar a la seguridad de todos. Nos jugamos mucho como para que alguien por los motivos que sea juegue con este tema.
–¿Se considera optimista en cuanto a la situación de la seguridad en España?
–Sí, los números son claros. En seguridad ciudadana somos de los países más avanzados del mundo, y la valoración de España en la colaboración internacional, como misiones de paz, en resolución de conflictos, tiene una valoración muy alta de la comunidad internacional, y el sistema de seguridad nacional del que nos hemos dotado en España es de los mejores del mundo. Soy optimista porque estoy seguro que este Gobierno, y soy testigo de primera mano, está profundizando en ese sistema. Los españoles podemos sentirnos orgullosos de ese trabajo que se está haciendo desde hace años y con este Gobierno y que nos sitúa entre los países más avanzados.
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