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Alejandra González Carretero ha sido operada de cáncer de mama. RAMÓN L. PÉREZ
«Todas mis amigas ya se han hecho una mamografía»

«Todas mis amigas ya se han hecho una mamografía»

Alejandra González es la encargada de dar la salida en la Carrera de la Mujer | Está superando un cáncer de mama y dará el pistoletazo de salida de la popular prueba, que se celebra hoy con ocho mil participantes

ENCARNA XIMÉNEZ DE CISNEROS

GRANADA

Domingo, 10 de junio 2018, 01:45

Se ha puesto el pañuelo de la cabeza a juego con la camiseta rosa que anuncia la Carrera de la Mujer que alcanza su novena edición y con la que lleva colaborando algunos años. Lo que no se imaginaba es que, ahora, se iba a implicar de una forma mucho más especial.

Quienes conocemos a Alejandra González Carretero sabemos de su risa contagiosa, su conversación siempre optimista y su forma de vivir la familia y a sus amistades. Y nada de eso ha cambiado desde el día en el que unos resultados médicos le dieron la noticia más difícil que ha vivido en sus todavía pocos años.

«Volvía de pasar unas vacaciones cuando noté un bulto en el pecho y pensé que algún mosquito me había picado. Tenía pensado ir al médico, más adelante, hasta que unos pinchazos me animaron a anticipar la visita». Después, y esto sonará a muchas personas, una consulta, pruebas y un resultado que recogió ella misma, sin entender nada de lo que allí decía.

«No he tenido que cambiar muchos hábitos, pero echo de menos el trabajo»

Muy propio de su carácter abierto, lo publicó en su grupo de whatsapp y cuando llegó al trabajo, pensando que ya volvería a que le explicaran el diagnóstico, fue su jefa Chelo -por una familiar que sí sabía lo que había en aquel papel- la que le dijo que fuera lo antes posible. Alejandra llamó a sus padres -«ya me imaginé que aquello iba en serio»-, y llegó el mazazo: cáncer de mama, hay que operar. A partir de aquí, consecuencias que también muchos reconocemos de forma más o menos cercana: se descompone tu vida, te quedas paralizada y te surgen las dudas... y el miedo. Quirófano y quimioterapia a la que se enfrentará por última vez el próximo día 25 con toda la ilusión de pasar página.

Pero esta historia tiene muchas cosas buenas alrededor, de esas que no evitan que el proceso sea duro -«he llorado y sigo llorando»- pero que nos dan un soplo de aire fresco.

Primero, «no he tenido que cambiar muchos hábitos de mi vida porque he querido mantener todo aquello que puedo hacer, eso sí, echo de menos el trabajo». Y es que Alejandra, que se apuntó a Derecho «porque lo hacían todas mis amigas», terminó estudiando en la Escuela Internacional de Protocolo, donde después se quedó como profesora y mucho más. De eso hace ya una década.

En segundo lugar, nunca ha ocultado su enfermedad «es absurdo, porque al final los cambios físicos lo evidencian», aunque reconoce que sigue existiendo algún tabú.

En el caso de Alejandra nos lo contaba a los cercanos y hasta lo ha publicado en las redes sociales, «así llega al mayor número de personas y no tengo que explicarlo de uno en uno», porque, además, «es cierto que hay días en los que no hay ni ganas de contestar al teléfono». Se siente emocionada y agradecida de los mensajes recibidos, incluso de personas desconocidas: «Entré en un bar y el camarero al verme, me dijo que sabía por lo que estaba pasando y que rezaría por mí. Me llegó al alma».

Hoy es la encargada dar el pistoletazo de salida a las más de ocho mil personas que van a participar -y porque no quedaban dorsales- en la Carrera de la Mujer, un proyecto ya consolidado para visualizar a quienes padecen cáncer, a su entorno y para evidenciar el apoyo de la sociedad.

«Sé que hay muchas participantes que tendrán que realizar un esfuerzo, pero eso es positivo», y pide a quien no tenga dorsal «que se tire a la calle en el recorrido». Porque espera que los cinco kilómetros de la prueba (pueden consultar el recorrido en la web) se llene desde balcones, ventanas y aceras de público aplaudiendo y animando.

No quiere quedarse con lo malo y, aunque poco ortodoxa, me quedo con su afirmación de que «de la mierda me ha tocado la mejor, no tengo derecho a protestar cuando veo otras situaciones». Y sonríe al reconocer que «todas mis amigas se han hecho mamografías en cuanto se han enterado de lo mío», aunque sean jóvenes, mejor prevenir.

Y por si hay duda de que tiene razón al sentirse afortunada, el mismo día que le entregaban los resultados, Alejandra tenía una cita con un chico, alguien con quien se sentía a gusto. Sin más.

Lógicamente anuló el encuentro, pero como él insistía, pues le confesó que tenía cáncer, que tenía que operarse y todo lo que ello conllevaba. La relación se ha consolidad y ambos están enamorados. Sé que no siempre estas historias tienen finales felices, pero en este caso, sí. Lo que demuestra que hay que creer. Nos vemos en la carrera.

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