![Ángel Barrios y su influencia en el concurso de 1922](https://s3.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/202210/23/media/cortadas/tito-ortiz-keWF-U1804646421780tF-1248x770@Ideal.jpg)
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Nacido seis años antes que su amigo Federico, era hijo de Antonio Barrios, 'El Polinario', guitarrista y cantaor de flamenco, quien le inició en la guitarra y en los conocimientos del arte gitano andaluz por vía de la vivencia práctica, en la taberna alhambreña que ... regentaba su padre, lugar de cita de la intelectualidad granadina y extranjera. Además, estudió violín y piano con músicos granadinos, mientras que los estudios de composición los efectuó con Antonio Segura. Tocó el violín en varias orquestas de compañías de teatro y espectáculos y periódicamente se escapaba de casa para ir de gira: así, por ejemplo, entre 1900 y 1910 pasó largas temporadas en París, donde tuvo la oportunidad de conocer a Granados, Arbós, Turina, Zuloaga, Falla y Albéniz, con quienes entabló gran amistad, así como a Ravel, Dukas y André Gédalge, con el que estudió composición.
Fundó el Trío Iberia de instrumentos populares españoles (guitarra, laúd y bandurria) con Bazunarte y Devalque en 1900, ofreciendo conciertos con éxito por gran parte de Europa, incluso ante el rey Eduardo VII de Inglaterra. Su repertorio se componía de transcripciones de música española, especialmente de Albéniz. Tras su boda con Encarnación Pavía Ganivet en 1910, se radicó en Granada y aquel mismo año obtuvo el Premio Centro Artístico y Literario Granada por su obra para piano, 'Guajiras'.
Escribió música para obras de teatro, destacando su colaboración con Francisco Villaespesa en 'Aben Humeya' (1913). Durante la época de la Primera Guerra Mundial perfeccionó sus estudios de composición con Conrado del Campo, y se fraguó una gran amistad entre los dos, fruto de lo cual fue una colaboración que se tradujo en una ópera y dos zarzuelas terminadas y estrenadas ('El Avapiés', de 1919, 'La romería', de 1917, y 'El hombre más guapo del mundo', de 1920), así como una obra lírica, 'La máscara', que estaba en preparación en 1917. La relación se enfrió bastante debido a que Barrios mostró sus obras a Manuel de Falla sin que lo supiese su maestro.
Por aquellos años se estrenaron algunas de sus 'Impresiones sinfónicas', basadas en temas granadinos. Su 'Zambra en el Albaicín', que pertenece a esta serie, obtuvo un gran éxito en el Teatro Real en 1917, bajo la dirección de Arbós. Con el traslado de Falla a Granada en 1919, animado y ayudado por Barrios, se fomentó el círculo alrededor de la taberna del Polinario, que llevaba Antonio Barrios. Gracias a la personalidad de Ángel, se convirtió en un lugar de visita obligada para pintores, escritores y músicos, tanto españoles como extranjeros (entre estos últimos, Wanda Landowska y Richard Strauss) y lugar de encuentro para las corrientes vanguardistas, especialmente vinculado a la Generación del 27.
La colaboración que mantuvo con Federico García Lorca se remonta a las veladas de poesía y música que ofrecieron a los Ballets Russes en 1918. Compuso más tarde el ballet 'Preciosa y el viento' sobre un texto de Lorca. Barrios es un eslabón importante para Falla en el contacto con el mundo del flamenco y las posibilidades de la guitarra, incluso le ayudó en su 'Homenaje a Debussy', además de tocarlo a la guitarra para el maestro mientras lo componía. Años después Falla le confió el arreglo de la parte para dos guitarras de su música para 'El gran teatro del mundo', de Calderón. Asimismo, Falla le aconsejó sobre su obra e intentó conseguir su publicación en el extranjero. La relación se reafirma a través de un vínculo personal: Falla y su hermana fueron padrinos de Ángela Barrios, la hija del compositor. De toda esta actividad surgió el gran acontecimiento que fue el Concurso de Cante Jondo de Granada en 1922, uno de cuyos promotores fue Barrios.
Sus esfuerzos en el ámbito cultural granadino se manifestaron en su participación como director de la sección de música del Centro Artístico, Literario y Científico de Granada. Fue director musical de los montajes de teatro clásico de Antonio Gallego Burín, de los cuales destacan la producción de 'El gran teatro del mundo', de Calderón, en 1927, con arreglos musicales de Falla, y 'La moza del cántaro', de Lope de Vega, en 1935. Por otra parte, ejerció la labor de director del Conservatorio de Granada, fue profesor de la Universidad, y miembro de la Academia de Bellas Artes Nuestra Señora de las Angustias.
A partir de 1932 estuvo ocupado en la composición de 'La Lola se va a los puertos', con texto de Antonio y Manuel Machado. La obra se estrenó en 1951 y se le otorgó el Premio Nacional de Obras Líricas. Durante la guerra civil (1936-1939) estuvo a cargo de la Banda Municipal y de la Orquesta Sinfónica de la Falange de Granada y fue teniente de alcalde del Ayuntamiento de Granada en la posguerra, aunque no militó en política. Al poco tiempo se trasladó a Madrid de forma definitiva y con la esperanza de obtener un puesto como docente en el conservatorio, lo que nunca llegaría. Cultivó la zarzuela en esta última etapa creativa y logró estrenar en la capital títulos como 'Juan Lucero' y 'El nombre del rey'.
Gran conocedor de formas flamencas, su obra está llena de bulerías, peteneras, farrucas, soleás y otros palos, cosa lógica si advertimos su vocación desde la infancia y la influencia de todo lo escuchado en casa. 'Zambra en el Albaicín' es, quizá, su obra sinfónica más lograda. El populismo de las posteriores zarzuelas, género predominante dentro de su obra, salvo el tardío intento de calidad en 'La Lola se va a los puertos', dio lugar a una música cada vez más casticista. La obra vocal es secundaria en comparación con la producción lírica, mientras que las obras para piano están basadas en su mayoría en danzas andaluzas, intentando imitar los efectos guitarrísticos. Sin su aportación, el concurso de cante de 1922, hubiera sido otro.
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